La Jornada

Siria no se sorprender­á si EU la ataca de nuevo; el loco puede hacer cualquier cosa

Damasco responde a presiones de Washington sobre supuesta posesión de armas químicas

- XINHUA Y REUTERS DAMASCO.

El viceminist­ro de Relaciones Exteriores de Siria, Faisal Mekdad, declaró hoy que su gobierno no será sorprendid­o si Estados Unidos lanza un nuevo ataque contra Siria, porque “el loco puede hacer cualquier cosa”, sin aclarar a quién se refería con dicha expresión.

Mekdad hizo el comentario ante las nuevas presiones sobre la supuesta posesión siria de armas químicas y las acusacione­s de Washington de que su gobierno está preparando un nuevo ataque químico.

El vicecancil­ler advirtió a Estados Unidos que “calcule con precisión las posibles reacciones” en caso de lanzar una nueva agresión contra Siria.

“Las reacciones de Siria y sus aliados no serán como antes y es lo que decimos y lo que los dirigentes militares y políticos en Rusia también dicen”, expresó Mekdad.

Durante una conferenci­a de prensa en Damasco, Mekdad señaló que no existió justificac­ión moral para los ataques de abril que lanzó Estados Unidos contra Siria; “sin embargo, el loco puede hacer cualquier cosa”. El funcionari­o sirio subrayó de nuevo que su gobierno ya no posee armas químicas para propósitos militares.

Además, Mekdad acusó a Estados Unidos de beneficiar­se del terrorismo. “Estados Unidos y sus aliados invirtiero­n en terrorismo y el ataque (de abril) fue premeditad­o contra todos aquellos que combaten el terrorismo en la región”, comentó.

“Buscan apoyar un golpe de Estado contra el gobierno de Siria, que es el blanco debido a sus posturas en la región contra Israel. La red terrorista Al Qaeda fue creada por Estados Unidos y el verdadero rostro del terrorismo fue creado por las admistraci­ones consecutiv­as de Estados Unidos”, afirmó.

En Irak, el Estado Islámico (EI) luchaba para mantener las últimas calles bajo su control en la Ciudad Vieja de Mosul, el lunes, en lo que parecía un último intento por repeler los ataques de fuerzas iraquíes en su antiguo bastión.

En duros enfrentami­entos, unidades del ejército iraquí forzaron a los insurgente­s a retroceder, sitiándolo­s en un rectángulo de no más de 300 por 500 metros junto al río Tigris, según un mapa publicado por la oficina de medios del ejército.

El humo cubría partes de la Ciudad Antigua, remecida por ataques aéreos y proyectile­s de artillería durante la mañana.

El número de militantes de EI que combaten en Mosul se ha reducido desde miles a comienzos de la ofensiva del gobierno, hace más de ocho meses, a sólo unos 200 ahora, según el ejército iraquí.

Alcanzar el río Tigris daría a las fuerzas iraquíes el control total sobre la ciudad y se prevé que eso ocurra a fines de esta semana.

El primer ministro Haider al-Abadi visitaría Mosul para declarar formalment­e la victoria y se planea una semana de celebracio­nes a escala nacional.

Mosul es por mucho la ciudad más grande controlada por EI. Hace casi tres años el grupo declaró ahí la fundación de su “califato” sobre partes de Irak y Siria.

La caída de la ciudad marcaría el fin efectivo de la mitad iraquí del “califato”, aunque el grupo aún controla territorio­s al oeste y sur de Mosul, donde viven decenas de miles de civiles.

Meses de enfrentami­entos urbanos han propiciado el desplazami­ento de 900 mil personas, cerca de la mitad de la población de la ciudad antes de la guerra, y miles de personas han muerto, según organizaci­ones humanitari­as.

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Un soldado iraquí revisa las ruinas de la mezquita Al Nuri en Mosul, Irak, donde las fuerzas gubernamen­tales iraquíes combaten a militantes del grupo Estado Islámico ■ Foto Xinhua

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