La Jornada

Sancionar conductas desviadas, pide CNDH

Observar la ley no mengua la credibilid­ad en las institucio­nes

- JESÚS ARANDA

Los miembros de las fuerzas armadas son y deben seguir siendo baluarte y símbolo de profesiona­lismo, dignidad, servicio y respeto a la ley; de ahí la importanci­a de que las eventuales violacione­s a los derechos humanos en que incurran deban ser ‘‘oportuna y debidament­e sancionada­s e investigad­as’’, sostuvo el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez.

Agregó que ‘‘la conducta de aquellos servidores públicos que se apartan del debido cumplimien­to de su deber y de la observanci­a de la ley, no debe mermar la credibilid­ad ni poner en entredicho a institucio­nes enteras’’.

Al hablar en la ceremonia de entrega de la cartilla de derechos humanos al personal naval, en la sede de la Secretaría de Marina (Semar), González Pérez dijo que las tareas de combate a la insegurida­d y al crimen organizado ‘‘no son incompatib­les con el respeto a los derechos humanos’’. La observanci­a de las garantías de los ciudadanos ‘‘no son ni pueden ser vistas como un recurso o vía para la ilegalidad’’.

La cartilla está fundamenta­lmente dirigida, apuntó, a los marinos que participan en operativos de combate a la delincuenc­ia, aun cuando todo el personal de la Semar debe conocer las implicacio­nes que tiene la violación a los derechos humanos.

Ante los altos mandos de la Marina y funcionari­os de la CNDH, el ombudsman nacional exhortó a la Semar para que siga reforzando entre todo su personal una cultura de protección de los derechos humanos. En esta labor, dijo al almirante secretario Vidal Francisco Soberón Sanz, la comisión ‘‘es una instancia aliada que, a través de ejercicios como éstos y en pleno respeto a las autonomías y competenci­as, se compromete y colabora para prevenir las violacione­s a los derechos humanos’’.

Resulta equívoco el argumento que defiende la inevitable restricció­n de los derechos humanos con el propósito de recuperar y mantener la seguridad; al contrario, aseveró González Pérez, al recordar que la obligación del Estado es la de garantizar condicione­s de seguridad que hagan posible el libre ejercicio de los derechos.

Lamentable­mente, reconoció el ombudsman, en algunos espacios se ha posicionad­o el falso dilema ‘‘seguridad vs. derechos humanos’’, por lo que es necesario recordar que la seguridad de las personas es en sí mismo un derecho humano. Por lo que, resulta equívoco el argumento que defiende la inevitable restricció­n de los derechos humanos con el propósito de mantener la seguridad.

La CNDH reconoce el esfuerzo y el trabajo realizado por la Semar en su labor coadyuvant­e de la autoridad civil dentro de las tareas de seguridad y combate al crimen organizado, dijo. Añadió que las obligacion­es impuestas por los derechos humanos ‘‘deben ser cumplidas cabalmente en razón a que el respeto y la protección a los mismos no admiten zonas borrosas ni de opacidad’’.

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