La Jornada

MÉXICO SA

◗ Deuda, bomba de tiempo Destino: pago de intereses ◗ México, oro en inflación

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

nunciada mil veces e incumplida el mismo número de ocasiones, el “compromiso” oficial de reducir la deuda pública (EPN, Videgaray y Meade dixit) brilla por su ausencia y es cada vez más notoria, creciente y peligrosa la presión que ejerce sobre las finanzas públicas. De nada sirvieron las advertenci­as de los organismos internacio­nales y las amenazas de las calificado­ras, porque dicho débito impone récord un día y el siguiente también. De hecho, en el inicio sexenal representa­ba alrededor de 38 por ciento del producto interno bruto y a estas alturas ronda 50 por ciento. A lo largo de la administra­ción peñanietis­ta la deuda del sector público federal (el cada día más abultado adeudo de estados y municipios se contabiliz­a aparte) se ha incrementa­do en alrededor de 60 por ciento en su segmento interno y en más de 50 por ciento en su componente externo, y contando. Lo anterior se traduce en que la deuda interna pasó de 3 billones 567 mil 842.1 millones de pesos el primero de diciembre de 2012 (arranque del sexenio peñanietis­ta) a 5 billones 685 mil 58.3 millones el último día de mayo de 2017, mientras que en el mismo periodo el débito externo aumentó de 123 mil 132.7 millones de dólares a 185 mil 469.4 millones. Al cierre de mayo pasado el total de ambos adeudos ronda los 9 billones 200 mil millones de pesos, un río de dinero que en una buena proporción se ha destinado al pago de los intereses (y una parte muy menor a “comisiones” y “gastos”) que genera la propia deuda, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Hacienda. Ytan es así que en lo que va del sexenio peñanietis­ta de las arcas nacionales han salido un billón 276 mil 379.2 millones para cubrir los intereses de la deuda interna y casi 32 mil millones de dólares para lo mismo, pero en su segmento externo. En dicho periodo el sector público federal aumentó su deuda interna en alrededor de 2 billones 200 mil millones de pesos, pero del erario salió un billón 276 mil millones de pesos para el pago de intereses. Así, por cada peso de deuda nueva, se pagaron cerca de 58 centavos de intereses. En el segmento externo la situación es la misma. Del primero de diciembre de 2012 al 31 de mayo de 2017 el sector público federal incrementó su adeudo foráneo en 62 mil 336.7 millones de dólares, y en igual periodo el pago de intereses sumó 32 mil millones de billetes verdes. Así, por cada dólar de nueva deuda del erario salieron poco más de 51 centavos para el pago de intereses, y a ese ritmo no hay presupuest­o que aguante ni país que lo soporte. Y podría suponerse que la diferencia entre la nueva deuda y el pago de intereses se habría destinado a la inversión productiva del sector público, generadora de riqueza para el país, pero las propias cifras oficiales reconocen que en este renglón el gobierno federal ha ido de mal en peor. De hecho, las advertenci­as son de que tal inversión se encuentra en niveles menores a los registrado­s en 1980, de tal suerte que el endeudamie­nto público sólo ha “servido” –por decirlo así– para pagar intereses sobre intereses, mientras es manifiesto el raquitismo económico del país. de el “rescate” bancario ordenado por Ernesto Zedillo y operado por Guillermo Ortiz, y 18 años desde la concertace­sión prianista para la creación del IPAB, y el adeudo del “rescate” se mantiene cercano a un billón de pesos, y contando. Algo similar sucede con otro “rescate”, el carretero, también ordenado por Ernesto Zedillo en 1997. Dos décadas después, a muchos de los concesiona­rios “rescatados” se les devolviero­n las carreteras y obtuvieron más concesione­s, pero los mexicanos son los que pagan las “cortesías” gubernamen­tales. Cuando inicio el actual sexenio el saldo de los pasivos del Farac (fideicomis­o creado para el citado “rescate”) sumaba poco más de 141 mil millones de pesos. Al cierre de mayo de 2017 tal saldo alcanzó 226 mil millones (85 mil millones adicionale­s), y como en el caso del Fobaproa-IPAB los mexicanos, gústeles o no, siguen pagando la factura. Y la cereza: el primero de diciembre de 2012 el saldo de los adeudos de organismos y empresas públicas llegaba a 624 mil millones de pesos. Al cierre de mayo de 2017 acumulaba un billón 600 mil millones (casi un billón adicional en cuatro años y seis meses), pero no pocos organismos y empresas públicas pasan las de Caín. ¿Hasta dónde llegará el gobierno peñanietis­ta? Esperemos que ya no muy lejos, porque el país está por reventar.

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