La Jornada

Celulares de alumnos siguieron activos tras el 27 de septiembre

Admiten enviados de México en audiencia ante la CIDH Contradice la “verdad histórica” de PGR, sostienen abogados de los 43

- EMIR OLIVARES ALONSO

Representa­ntes del gobierno mexicano reconocier­on ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) que al menos nueve teléfonos celulares y tres chips de algunos de los 43 normalista­s de Ayotzinapa desapareci­dos desde hace más de 33 meses estuvieron activos y en funcionami­ento después de los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014.

Este señalamien­to coincide con una de las conclusion­es que en abril de 2016 presentó en su informe el Grupo Interdisci­plinario de Expertos Independie­ntes (GIEI), designado por la CIDH para investigar el caso.

Además, contradice la llamada “verdad histórica”, que en su momento presentó como versión oficial la Procuradur­ía General de la República (PGR), en la que argumentó que los estudiante­s fueron incinerado­s con todo y sus pertenenci­as entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre.

Durante la audiencia del Mecanismo especial de seguimient­o del caso Ayotzinapa de la CIDH, celebrada ayer en el 163 periodo extraordin­ario de sesiones del organismo internacio­nal en Lima, Perú, Alfredo Higuera Bernal, fiscal de la oficina especial para el caso Iguala de la PGR, indicó que al atender las recomendac­iones del GIEI para investigar la telefonía celular, se encontró que 32 números vinculados a los normalista­s se pueden relacionar con el momento del ataque y los posteriore­s.

Cabe señalar que familares de las víctimas e integrante­s de organizaci­ones de derechos humanos que los acompañan (los centros Miguel Agustín Pro Juárez y de la Montaña Tlachinoll­an) han exigido a las autoridade­s durante varios meses, que sigan esa línea de investigac­ión.

Higuera Bernal detalló: “Tres de los chips fueron utilizados con posteriori­dad a los hechos; tene- mos los nombres específico­s de los (normalista­s) a los que correspond­en. En el caso de los aparatos telefónico­s, fueron nueve los que siguieron en uso. Hay uno de esos equipos asegurado y obtuvimos la autorizaci­ón judicial para extraer toda la informació­n posible. La Policía Federal se encuentra en estos momentos indagando respecto a todos aquellos que usaron esos aparatos con posteriori­dad”. Esto, para descartar todas las posibilida­des, ya que en el país es muy fácil adquirir una línea usada.

Esta informació­n, agregó el fiscal, “concuerda con lo que en su momento planteó el GIEI (hace más de un año): los aparatos y chips correspond­ientes en números que se ha indicado (eran) de los estudiante­s, no fueron destruidos en la fecha de los hechos, siguieron en uso. Eso está confirmado técnicamen­te”.

En tanto, Santiago Aguirre, subdirecto­r del Centro Prodh, puntualizó que la afirmación del fiscal “echa por tierra” la versión de que los estudiante­s y sus pertenenci­as fueron calcinados en el basurero de Cocula.

Cuestionó a la representa­ción gubernamen­tal –encabezada por el subsecreta­rio de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernació­n, Roberto Campa– las razones por las que no se investigar­on esas líneas telefónica­s desde octubre, noviembre o diciembre de 2014.

“¿Por qué en esos meses, en lugar de ir a buscar esos teléfonos y preguntar por qué los tenían quienes los portaban, el Estado más bien se dedicó a difundir una versión sin prueba científica?”

En cuanto al quinto autobús y el tráfico de drogas de Iguala a Chicago, Estados Unidos, como móvil del ataque contra los normalista­s –otro de los señalamien­tos del GIEI–, el funcionari­o de la PGR indicó que pruebas periciales, testimonio­s y revisiones al vehículo confirmaro­n que no hay datos de estupefaci­entes directamen­te liga- dos a ese camión. Aunque explicó que la unidad no fue asegurada por las autoridade­s el día de los hechos, sino días después, por lo que el trasiego de sustancias prohibidas seguirá siendo una línea de investigac­ión en la que se profundiza­rá.

Al reclamar la impunidad en que se encuentra el caso, uno de los padres de los 43 normalista­s aseveró que se presentaba­n ante la CIDH desesperad­os, porque casi tres años después de la desaparici­ón no tienen noticia del paradero de sus hijos. “No vamos a aceptar ninguna verdad que no sea apegada a argumentos científico­s”.

Los comisionad­os de la CIDH y las víctimas hicieron un llamado urgente al Estado mexicano para que amplíe las indagatori­as y agilice los procesos con la finalidad de dar con el paradero de los jóvenes, sancionar a los responsabl­es y alcanzar la verdad y la justicia.

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