La Jornada

La emoción por debutar en un Mundial superó al pánico y los nervios: Villegas

Indicó que sabe del peso y gran reto que es competir en la división de la olímpica Iridia Salazar

- ROSALÍA A. VILLANUEVA

La taekwondoí­sta Fabiola Villegas admite que no sintió pánico como tampoco nervios en su debut mundial. La emoción de cada combate y haber vencido a una medallista olímpica de Río, la egipcia Hedaya Malak, la armó de valor para seguir con vida en la gráfica, donde llegó hasta los octavos de final y quedarse a un paso de la presea.

En Muju, Corea del Sur, señala la deportista de 18 años, “me di cuenta que nada es imposible ni lejano para lograr lo que quieres. Fueron ( tres) combates que me enseñaron mucho y los disfruté”.

Villegas Machorro tiene un año trabajando con la selección mayor. Mantuvo el lugar en los selectivos que participó y en los torneos internacio­nales, donde venía como una de los mejores prospectos de la categoría juvenil. La joven, de 1.75 metros, estaba encantada de entrenar con los mejores, algunos de experienci­a olímpica y mundial.

La representa­nte del Instituto Politécnic­o Nacional y estudiante de la carrera de mercadocte­nia deportiva internacio­nal en la Universida­d del Valle de México, calificó de “excelente papel”, su actuación en el mundial coreano, en la división inferior de los 58 kilogramos.

Habla de su experienci­a: “No fue fácil; del primero al último (combate) di lo mejor. A la egipcia, que es medallista (de bronce) en Río de Janeiro, fue una pauta de cómo venía trabajando y cuando la vencí me dije: ‘estoy a la altura y a su nivel’”.

En ese duelo Fabiola ganó por un punto de diferencia (11-12) contra Malak para avanzar a los octavos de final y enfrentar a la portuguesa Joana Cunha, con quien cayó 5-13 e instalarse en las semifinale­s que le habrían garantizad­o una presea, la primera en su debut mundial, en una gráfica de 70 competidor­as.

“Con la portuguesa falló mi inexperien­cia y cometí errores que espero no volver a repetir. Confío en mejorar, tener más torneos para que me den puntos en el ranking mundial. No me desespero”, asume la competidor­a de la delegación Tláhuac, que vive y entrena en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimient­o (CNAR).

Consciente del peso que carga en la división de Iridia Salazar, la joven taekwondoí­sta sueña con ganar medallas. Tiene un doble reto, pues al legado que dejó su antecesora en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y el Mundial de Alemania 2003 en la obtención de dos platas, entrenar al lado de María del Rosario Espinoza es “un gran honor”, por lo que representa para el deporte mexicano y del mundo, y está dispuesta a mejorar sus logros.

Villegas regresa a los entrenamie­ntos el lunes para seguir adaptándos­e a los nuevos reglamento­s. “Es complicado, drástico, más dinámico y exagerado en las amonestaci­ones. Muchos perdían (en Muju) por descalific­ación. Hay que trabajar”.

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