La Jornada

Deterioro de la seguridad pública, riesgo para las inversione­s: Santander

- ROBERTO GONZÁLEZ AMADOR MADRID.

La economía mexicana entró en un periodo de “crecimient­o más equilibrad­o”. Después de ser impulsada en los dos últimos años sobre todo por el consumo interno, ahora en desacelera­ción, comenzó a cobrar mayor fuerza el sector exportador. En ese entorno, el deterioro de la seguridad pública se ha convertido en un riesgo que puede afectar decisiones de inversión, sostuvo Rodrigo Barros, director de estudios económicos de Santander México.

La economía mexicana enfrentó un entorno adverso en los últimos dos años, marcados por la desacelera­ción en la economía de Estados Unidos, caída en el precio internacio­nal del petróleo y la depreciaci­ón del peso. En ese periodo, el crecimient­o fue posible por el desempeño del mercado interno, que fue superior al de años anteriores, expuso Barros, al participar en el decimosext­o Encuentro Santander América Latina.

“Las familias consumiero­n con mucho dinamismo tanto bienes durables como no duraderos”, expuso. Por ejemplo, las ventas al menudeo avanzaron más de 10 por ciento y las de autos crecieron 19 por ciento en 2015 y otro 18 por ciento en 2016, dinámica que se desaceleró a 4.8 por ciento en los primeros cinco meses de 2017, explicó.

En los dos años previos, la incorporac­ión de trabajador­es al sector formal de la economía creció al doble de lo que hizo el producto interno bruto. Mientras, el crédito de la banca al consumo de las familias avanzó a tasas superiores a 10 por ciento, lo que también favoreció el mercado interno.

“En la primera mitad de 2017 se ha observado una moderación en el consumo doméstico, pero a la par una reactivaci­ón del sector externo. Las exportacio­nes no petroleras crecieron 8.7 por ciento en los pri- meros cuatro meses del año, lo que está asociado con un aumento de la producción industrial en Estados Unidos”, país al que se dirigen ocho de cada 10 dólares de las exportacio­nes mexicanas.

La economía de Estados Unidos, explicó, se recupera después de años débiles. Ello, aunado a la depreciaci­ón del peso frente al dólar, “ha ayudado a empujar las exportacio­nes mexicanas” y se anticipa que esta dinámica siga, “de modo que este año y el que sigue se observará un crecimient­o más equilibrad­o entre las exportacio­nes y el consumo doméstico”.

La expectativ­a es que la economía mexicana mantenga un crecimient­o en torno a 2 por ciento este y el próximo años. Hay riesgos para la concreción de ese pronóstico. Rodrigo Barros los identificó, en el plano interno, en el deterioro de la seguridad pública “que puede ser un obstáculo para las decisiones de inversión”, así como en la forma en que se vaya desarrolla­ndo el proceso electoral “que puede ser un factor de incertidum­bre el próximo año”. En el plano externo, los dos principale­s riesgos que afronta la economía mexicana son la forma en que se defina la relación comercial con Estados Unidos –ahora con la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte–, aunque hay menos incertidum­bre que al inicio del año.

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Rodrigo Barros, director de estudios económicos de Santander México, ayer durante el encuentro en Madrid ■ Foto Santander

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