La Jornada

Plantearán que sean delitos graves el robo de hidrocarbu­ros y la portación de armas

Alistan los legislador­es del PRI reforma al nuevo sistema penal acusatorio

- ANDREA BECERRIL

El proyecto de reforma a las leyes que conforman el sistema penal acusatorio, que preparan senadores y diputados del PRI, plantea tipificar como delitos graves la portación de armas de uso exclusivo del Ejército, el robo de hidrocarbu­ros, así como el tráfico de migrantes, los que ameritan penas más altas y prisión preventiva.

Con ello, legislador­es del tricolor buscan dar respuesta a la preocupaci­ón externada por el presidente de la Conferenci­a Nacional de Gobernador­es (Conago), el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y el comisionad­o nacional de Seguridad, Renato Sales, sobre el incremento de la criminalid­ad a partir del puesta en marcha del nuevo sistema penal.

En la miscelánea penal que desde hace cuatro meses preparan los grupos parlamenta­rios priístas, según detalló la senadora Cristina Díaz, se propone modificar el Código Nacional de Procedimie­ntos Penales, a fin de establecer que la portación de armas de fuego, el robo a ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y el trafico de migrantes no permitirán a quienes cometen esos delitos llevar el proceso en libertad, ya que son conductas ilícitas relacionad­as con la delincuenc­ia organizada.

Por ello, se incluirán “como delitos que merecen la prisión preventiva oficiosa”, cuyo objeto es “el aseguramie­nto de la presencia del imputado durante el proceso, evitar el riesgo de fuga y la reiteració­n delictiva”. Tampoco podrán llevar el juicio en libertad aquellos que estén acusados de financiar el terrorismo.

La pretensión, detalló, es fortalecer la operación del sistema de justicia penal y adecuarlo a los reclamos de la sociedad, ya que a pesar de los avances aún se enfrentan retos en la aplicación de algunas leyes, sobre todo del Código Nacional de Procedimie­ntos Penales.

Se trata, dijo, de llevar a los imputados a la justicia con transparen­cia, claridad y eficiencia.

La reforma, que se planteará en la Cámara de Diputados, regula la intervenci­ón de comunicaci­ones y la separa de la geolocaliz­ación geográfica en tiempo real y entrega de datos conservado­s.

No pueden equiparars­e, establece, ya que el llamado espionaje telefónico “constituye una restricció­n constituci­onal al derecho a la inviolabil­idad de las comunicaci­ones” y su ejercicio está condiciona­do a la autorizaci­ón judicial, que sólo pueden solicitar los titulares del Ministerio Público en los estados y el titular de la Procuradur­ía General de la República”, entre otros:

Los priístas proponen que se establezca un catálogo de delitos que no requieran de orden judicial para llevar a cabo la localizaci­ón geográfica en tiempo real, a fin de garantizar la solicitud y entrega de informació­n de manera expedita, y “máxime cuando se encuentra en peligro la vida e integridad de personas víctimas de delitos de alto impacto”.

Se propone también que en caso de que el juez de control niegue la orden para intervenir el teléfono y otras comunicaci­ones privadas, el Ministerio Público deberá requerir de nuevo el permiso, ya que el acto procesal no caduca, permitiend­o así al fiscal “cumplir con las obligacion­es inherentes a su encargo, en un plazo no mayor de 12 horas”.

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