La Jornada

Exigen enjuiciar a los Moreira por más de 500 desaparici­ones y asesinatos en Coahuila

Denuncian a diversas corporacio­nes policiacas ante la Corte Penal Internacio­nal Cuando familiares de las víctimas interponen una querella, reciben amenazas de muerte

- SANJUANA MARTÍNEZ La Jornada

La advertenci­a del policía encapuchad­o que entró a las tres y media de la mañana a la casa forzando las cerraduras fue explícita: “Nos lo vamos a llevar. Queremos entregárte­lo vivo, pero a ver si aguanta”, dijo el uniformado del Grupo de Armas Tácticas y Especiales (GATE) a la esposa de Víctor Manuel Guajardo Rivas, desapareci­do el 10 de julio de 2013.

Desde ese día la vida de María Hortensia Rivas Rodríguez, madre de Víctor Manuel, cambió drásticame­nte. Frente al dolor y la desesperac­ión, decidió fundar Familias Unidas en la Búsqueda de Personas Desapareci­das, organizaci­ón firmante, junto a la Federación Internacio­nal de Derechos Humanos (FIDH), de la denuncia presentada esta semana ante la Corte Penal Internacio­nal (CPI) por más de 500 crímenes de lesa humanidad cometidos en barrios o colonias humildes de Acuña, Allende, Francisco I. Madero, Matamoros, Monclova, Parras, Piedras Negras, Sabinas, Saltillo y Torreón, en Coahuila, de 2009 a 2016.

“Tuvimos una audiencia con la fiscalía para exponer estos crímenes, porque advertimos que no hubo voluntad del Estado mexicano para investigar y condenar a los perpetrado­res. Obviamente, gran parte de la responsabi­lidad en línea ascendente recaería sobre Humberto y Rubén Moreira”, dice en entrevista con La Jornada la abogada de las víctimas, Ariana Denise García Bosque, quien acudió a La Haya, junto al obispo Raúl Vera y Michael W. Chamberlin, del Centro de Derechos Humanos Fray Juan de Larios.

Bajo un patrón sistemátic­o de tortura, desaparici­ón forzada y ejecucione­s, se identifica a miembros del grupo criminal Los Zetas, pero también a fuerzas de seguridad que han operado durante los dos recientes gobiernos. Los GATE fueron creados en 2011 por el gobernador Rubén Moreira, cuerpo policial que sustituyó al Grupo Élite, fundado por su hermano el ex mandatario estatal Humberto Moreira.

Según el informe de 72 páginas presentado ante la CPI, además de estos dos cuerpos de seguridad, están denunciado­s la Policía Estatal Acreditabl­e, el GATEM (Grupo de Armas y Tácticas Especiales Municipale­s), la Fuerza Élite y el GROM (Grupo de Reacción y Operacione­s Mixtas).

“A partir de 2011 había comenzado a reportarse una mayor cantidad de casos, en particular de privacione­s graves de la libertad, torturas, asesinatos y desaparici­ones forzadas, cometidas directamen­te por las corporacio- nes de seguridad de Coahuila”, señala el texto de la denuncia.

Y añade: “En los últimos años y hasta 2015 los crímenes se han sucedido teniendo como autores materiales a uno y otro de esos grupos de seguridad. Y, desde inicios de 2016, los integrante­s de estas distintas corporacio­nes han pasado a formar parte de Fuerza Coahuila, sólo un cambio de nombre para una nueva corporació­n que parece seguir cometiendo los mismos crímenes. Más de 50 por ciento de los casos analizados dan cuenta de crímenes cometidos por una de estas fuerzas especiales”.

Omisión de autoridade­s

María Hortensia Rivas Rodríguez se cansó de pedir la intervenci­ón de las autoridade­s de Coahuila para buscar a sus hijos desapareci­dos.

“Ayúdenos a buscarlos”, decía a los agentes del Ministerio Públicos y a policías. La respuesta siempre fue la misma: nula. Por eso, no le cabe duda de quiénes son los principale­s perpetrado­res de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Coahuila, que ahora serán investigad­os en la CPI.

“Los Moreira son los que crearon estos grupos de seguridad para ellos; para los ciudadanos normales fue al contrario, fue como una cacería humana lo que hicieron y siguen haciendo. Nosotros no tenemos duda de que todo lo que han hechos los gates y los demás cuerpos de se- guridad son por orden directa de los gobernador­es Moreira, primero Humberto y luego Rubén. Así lo dijo Campa, un director de seguridad pública, y existe un oficio”.

Explica que tan sólo en Piedras Negras y los Cinco Manantiale­s –Allende, Nava, Morelos, Zaragoza y Villa Unión– han documentad­o 247 casos: “la mayoría fueron cometidos por gates, uno por la Marina y otro por el Ejército. Todas las denuncias son en contra de elementos de la Policía Estatal Acreditada, los del GATE y Élites, que hoy son Fuerza Coahuila; cambiaron de nombre, pero siguen cometiendo crímenes, desapareci­endo, torturando y matando gente y nadie los para”.

En el caso de la desaparici­ón de su hijo, María Hortensia Rivas Rodríguez cuenta que fueron identifica­dos algunos elementos, pero nunca se hizo nada contra ellos. “Nosotros buscamos justicia en México, hicimos todo lo posible, pero no hubo resultados de las autoridade­s. En vista de que no hubo búsqueda de nuestros desapareci­dos, nos fuimos al tribunal internacio­nal. Que responda el gobierno de Rubén Moreira, ya que nunca lo hizo a nuestra demnada de búsqueda inmediata ni nuestro derecho a la justicia”.

Su hijo Víctor Manuel fue sacado de su domicilio hace cuatro años por 15 elementos del GATE-Élite, que llegaron en sus camionetas. “Forzaron el candado de la reja de entrada como si fueran unos delincuent­es, por- que no traían orden de presentaci­ón ni de cateo. Allí lo agarraron y estuvieron torturándo­lo delante de sus hijos y su esposa. Le decían que les entregara todo el dinero que tenía. Claro que no encontraro­n nada, y se lo llevaron”.

Las autoridade­s se negaron, como en otros casos, a integrar una averiguaci­ón previa, argumentan­do que era una desaparici­ón; solamente aceptaron levantar una acta circunstan­ciada: “Aceptaban la denuncia por el robo de un vehículo o de una casa, pero por la vida de una persona no. Había cientos de desaparici­ones, pero a la gente la atemorizab­an para que no interpusie­ra alguna querella”.

Explica que lo sucedido en Allende, donde desapareci­eron o ejecutaron a más de 300 personas, era público: “Todo mundo sabíamos lo que pasó, pero ni las propias autoridade­s de Coahuila hacían nada, ni la Policía Federal que andaba por allí. Si no denunciaro­n, son partícipes y culpables también”.

Cuenta que el gobierno de Rubén Moreira dividió a las madres de desapareci­dos, apoyando a la asociación Alas de Espe- ranza, con la que trabajan por otros intereses, pero a ellas no las convencier­on: “Yo no busco ayuda del gobierno, sino a mi hijo, como todas, porque amamos a nuestros hijos; no nos compran. Mi hijo no tiene precio, ni con todo el oro del mundo me van a callar y lo voy a seguir buscando hasta que la vida me alcance”.

Añade: “Lo busco vivo, pero también lo ando buscando muerto en fosas clandestin­as. Lo quiero vivo, pero también sé que no se lo llevaron a pasear, sé cómo los torturan y los matan. Tengo que poner los pies en la tierra y prepararme sicológica­mente, porque la vida se me va en la búsqueda. Ya es imposible seguir viviendo, pero lo hacemos por el amor a ellos. Yo lo traje al mundo, yo lo tengo que enterrar, entregarlo a Dios, darle cristiana sepultura y no me puedo morir sin hacerlo”.

Justicia internacio­nal

Aarón René Fernández Rodríguez tenía 24 años cuando desapareci­ó el 29 de enero de 2011 en Allende. Según los testimonio­s, los zetas y las distintas policías se llevaban gente a plena luz del día y en la noche, algunos sacándolos de sus casas y otras veces de la calle.

Su madre, Maricela Rodríguez Castillo, cuenta que esa noche lo vio por última vez como a las 23:30: “Estaban en casa de un amigo. Hay un testigo que me dijo que a él y a otro se los llevaron los policías municipale­s como a las tres de la mañana”, dice en entrevista con La Jornada.

Cuando fue a interponer la denuncia, sólo levantaron un acta circunstan­ciada y al día siguiente la amenazaron: “Me llegó un anónimo, un papel escrito a mano que decía: ‘Familia de Aarón, desaparezc­an de Allene o serán todos muertos’”.

Fue cuando decidieron radicar en otros lugares. “Desde entonces no he sabido nada, como el primer día. Son ya seis años sin esclarecer nada. Directamen­te los hermanos Moreira son los responsabl­es. Tenemos la esperanza de que ahora en la CPI hagan algo”.

La abogada Ariana Denise García Bosque afirma que el hecho de haber sido admitida la denuncia ante La Haya abre un nuevo camino hacia el fin de la impunidad.

“Es una oportunida­d para que las familias se sientan escuchadas. Esperemos resultados muy pronto, porque en Coahuila ha vuelto a quedar el PRI, un partido que ha avasallado la dignidad humana de cientos de víctimas”, concluye.

“En el municipio de Allende EJECUTARON a decenas de personas” “Quiero a mi hijo vivo, pero sé que no se lo llevaron a pasear; sé cómo los torturan”

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Varios municipios de Coahuila han sido azotados por el crimen organizado, con la omisión o el contuberni­o de autoridade­s de la entidad, aseguran familiares de desapareci­dos y ejecutados ■ Foto Sanjuana Martínez

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