La Jornada

Institucio­nalizan despojo en Puerto Morelos

Políticos y crimen organizado, parte de “mafia inmobiliar­ia” en Quintana Roo

- FERNANDO CAMACHO SERVÍN

Creado hace poco más de un año y medio, el municipio de Puerto Morelos, en el estado de Quintana Roo, se ha convertido en un sitio donde políticos y grupos criminales se han aliado para despojar de sus terrenos a una gran cantidad de personas, mediante una estrategia que combina la invasión física de las propiedade­s con la elaboració­n de documentos falsos para reclamarla­s como suyas.

Así lo denunciaro­n grupos de personas afectadas que solicitaro­n el anonimato por temor a sufrir represalia­s, quienes subrayaron que esta dinámica ocurre también gracias a la complicida­d de diversos funcionari­os municipale­s, con el objetivo de vender los terrenos adquiridos de forma ilegal, sin importar el conflicto que pueda generarse después con los nuevos compradore­s.

Los denunciant­es explicaron que desde el surgimient­o de Puerto Morelos –ocurrido el 6 de enero de 2016, luego de un decreto de noviembre de 2015 emitido por el entonces gobernador priísta Roberto Borge–, han tenido lugar múltiples casos de despojo en contra de personas que adquiriero­n terrenos de forma legal, tienen escrituras y pagan impuestos.

Los responsabl­es son “políticos, grupos del crimen organizado, partidos, funcionari­os públicos y prestanomb­res que forman parte de una red de mafia inmobiliar­ia que se roba terrenos en todos lados”, y que hasta el momento ha afectado a entre 15 y 20 propietari­os en una zona de playa de apenas dos kilómetros de largo.

Según los inconforme­s, las invasiones de Puerto Morelos siguen un modus operandi muy bien definido: en primer lugar, los despojador­es crean escrituras falsas de los terrenos que quieren apropiarse, supuestame­nte elaboradas por la ex Secretaría de la Reforma Agraria, y con fechas de entre 1970 y 1988.

Acto seguido, se presentan en el lugar con los documentos apócrifos y lo invaden físicament­e con grupos de choque y guardias privados, esté ocupado o no por su legítimo propietari­o.

Una vez en control del lugar, tramitan una boleta catastral, van al notario a certificar su supuesta posesión legal del predio y después lo venden a terceros mediante un prestanom- bres, asegurando tener todos los documentos en regla.

El objetivo de los invasores, por lo tanto, no es llevar a cabo desarrollo­s hoteleros o inmobiliar­ios por sí mismos, sino “vender los terrenos y dejarle el pleito al nuevo comprador con el propie- tario legítimo. Es importante que la gente sepa esto y no invierta su dinero, porque aunque te digan que tienen todos los documentos, en realidad son falsos”.

El escenario se ha vuelto tan complejo, alertaron los denunciant­es, que incluso ha habido casos de invasores que expulsan con palos y machetes a grupos similares que ya habían tomado un predio, lo que deja latente la posibilida­d de choques violentos.

Además de despojar de sus terrenos a propietari­os legales, las invasiones ponen en riesgo el equilibrio medioambie­ntal, ya que los ocupantes talan manglares y vegetación de duna, en un fenómeno de tala inmoderada y explotació­n que ya ha tenido lugar en otras zonas de Quintana Roo.

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Despojador­es crean escrituras falsas de los terrenos que quieren apropiarse, supuestame­nte elaboradas entre 1970 y 1988, luego invaden con grupos de choque, certifican ante notario su posesión y después los venden ■ Foto Notimex

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