La Jornada

Polémica en EU por una protesta del Ku Klux Klan contra la remoción de estatua

- AFP Correspons­al CHARLOTTES­VILLE.

Simpatizan­tes del grupo supremacis­ta blanco Ku Klux Klan (KKK) se manifestar­on ayer en esta ciudad estadunide­nse contra la planeada remoción de una estatua del general Robert E. Lee, quien comandó los ejércitos confederad­os en la guerra de secesión de Estados Unidos.

La movilizaci­ón fue autorizada por las autoridade­s del estado de Virginia y generó un acalorado debate en el país. Los miembros del KKK fueron recibidos con abucheos por contra manifestan­tes en esta tranquila ciudad universita­ria.

Mientras se desarrolla­ba la marcha, decenas de participan­tes – algunos con banderas de la Confederac­ión, unos pocos usando la capucha blanca distintiva de los miembros del KKK– desfilaron ante cientos de personas que les gritaban “¡racistas, váyanse a casa!”

Los integrante­s del KKK no pudieron usar sus puntiaguda­s capuchas blancas, que forman parte de la vestimenta del clan, por estar asociadas con linchamien­tos y quema de cruces por las noches, pero dijeron que estarían armados y listos para defenderse si eran atacados. Los habitantes de Charlottes­ville, Virginia, exigieron a los integrante­s del KKK salir de la ciudad

El jefe de la policía local, quien es negro, organizó un esquema de seguridad para evitar incidentes. Ambos grupos estuvieron separados por una barricada de metal y una formación de policías armados.

La movilizaci­ón generó un acalorado debate en Estados Unidos, ya que los detractore­s del supremacis­mo alegan que la extrema derecha ha sido vigorizada con la elección de Donald Trump.

El KKK, la Derecha Alternativ­a o los grupos supremacis­tas blancos han encontrado una nue- va causa para defender la bandera confederad­a y los monumentos del sur de Estados Unidos que recuerdan la era de la esclavitud. Para muchos estadunide­nses, éstos representa­n símbolos anacrónico­s del racismo y han presionado para que sean retira- dos de los espacios públicos.

El debate se está dando en varios estados de la antigua Confederac­ión e incluso en Washington, en cuya Catedral Nacional se ve a un soldado confederad­o en uno de los vitrales.

La decisión de quitar la estatua de Lee fue adoptada en febrero pasado, tras años de debates, pero actualment­e la remoción está suspendida. Un juez impidió quitarla, hasta que una Corte revise el caso.

En Charlottes­ville, de 50 mil habitantes, no se libró ninguna gran batalla de la guerra civil (1861-1865), pero las pasiones están desatadas.

Gente de esta urbe, que votó abrumadora­mente por Hillary Clinton y está vinculada con la universida­d fundada en 1819 por Thomas Jefferson, aborrece la llegada del KKK, el pequeño grupo supremacis­ta que tiene su base en Carolina del Norte.

Muchos habitantes de esta ciudad ni se acercaron al parque donde los supremacis­tas se congregaro­n. Otros organizaro­n reuniones pacíficas y grupos de oración desde las primeras horas de la mañana.

La base de la controvers­ial estatua fue pintada de rojo la noche del viernes y limpiada el sábado por trabajador­es del municipio.

Viendo la escena, Mason Pickett, jubilado sexagenari­o, lamentó la decisión de remover la estatua tomada por Charlottes­ville, ciudad que él cree “ultraprogr­esista e incluso socialista”.

“Las estatuas representa­n la historia, con su lado hermoso y su lado oscuro. Uno puede deplorarlo o apoyarlo, pero es historia”, opinó.

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Foto Afp

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