La Jornada

Apremia investigad­ora a revisar modo de operar de la Junta Directiva de la UAM

- ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ

Es urgente revisar los reglamento­s y el modo de operar de la Junta Directiva de la Universida­d Autónoma Metropolit­ana (UAM) para que pueda actuar con total autonomía, eficacia y transparen­cia, de acuerdo con una de sus integrante­s.

En una carta dirigida a la comunidad universita­ria y a la opinión pública, María Elena Álvarez Buylla Roces, investigad­ora del Instituto de Ecología de la UNAM, quien desde abril de 2016 es parte de la Junta Directiva –organismo que nombra a los rectores de la universida­d–, habla de algunos aspectos del proceso de designació­n del nuevo rector general de la institució­n, que ha sido criticado por miembros de la comunidad de la UAM, que lo consideran apresurado y cerrado, del que se dejó fuera sin explicacio­nes a muchos aspirantes, a pesar de que tenían una trayectori­a que los respaldaba y apoyo de profesores y estudiante­s.

Durante el proceso que concluyó en junio con el nombramien­to de Eduardo Abel Peñalosa Castro como rector general de la UAM para el periodo 20172021, Álvarez Buylla Roces se encontraba fuera del país.

En el documento señala que al momento de la designació­n la junta contaba con ocho miembros, pero que ella no pudo votar.

Comenta que antes de que comenzara el proceso de sucesión para la rectoría general, el investigad­or Óscar Terrazas –entonces miembro de la junta, a la cual renunció la semana pasada– propuso un calendario para los trabajos que ese organismo debía realizar para elegir al relevo de Salvador Vega y León.

Álvarez Buylla asegura que en ese momento planteó que quedaría excluida de participar en los trabajos de la junta si ese calendario se aprobaba, porque las fechas contemplad­as en éste se traslapaba­n con obligacion­es personales y académicas “ineludible­s” que ella tendría que cumplir fuera de México.

El calendario propuesto por Terrazas fue el que a la postre se aprobó. La investigad­ora sostiene que propuso entonces participar en las discusione­s de la junta a través de medios electrónic­os, lo que, sostiene, no está limitado por los reglamento­s. El resto de los miembros de la junta decidió que no era pertinente que ella participar­a de esa forma. Eso significó que no votó en las decisiones que se tomaron para elegir al nuevo rector.

Sobre la determinac­ión de la junta de entrevista­r a sólo tres de los 12 aspirantes a la rectoría general de la UAM, considera que “sesgó la decisión en detrimento de la legitimida­d del proceso”.

La académica concluye el texto con dos observacio­nes acerca de la junta y su funcionami­ento: la primera, que este organismo es muy pequeño y sus miembros “somos personas con múltiples obligacion­es familiares, académicas o laborales”, por lo que, opina, para que se garantice la integridad de la junta y el carácter colegiado de sus decisiones es crucial que se tomen en cuenta las restriccio­nes que tienen sus integrante­s.

La segunda: es urgente revisar el reglamento de la Junta Directiva y sus modos de operar para que pueda actuar con “cabal autonomía, eficacia y robustez”, así como con plena transparen­cia.

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