La Jornada

Universita­rios colaboran con el INAH en búsqueda de túnel en Teotihuacá­n

- JOSÉ ANTONIO ROMÁN

Integrado actualment­e por 235 laboratori­os nacionales, universita­rios, certificad­os y unidades de apoyo a la investigac­ión científica, el programa LabUNAM, impulsado por la máxima casa de estudios, en colaboraci­ón con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), tiene la finalidad de ampliar las capacidade­s de investigac­ión en el país, optimizar el uso del equipo y renovar la infraestru­ctura existente.

Carlos Arámburo de la Hoz, coordinado­r de Investigac­ión Científica de la UNAM, explica que ese programa, que también es digital, aglutina una amplia red de laboratori­os y unidades de apoyo, las cuales buscan también una relación estrecha y constructi­va con los sectores público, social y productivo del país.

“Es necesario que los tomadores de decisiones entiendan muy claramente que no se gasta en investigac­ión, sino que se invierte, y lo mismo en educación superior. Y mientras más tengamos estas posibilida­des lograremos un mejor futuro; muchos lo resumimos en esa frase: sin ciencia no hay futuro.”

Esfuerzo estratégic­o

Como parte de un esfuerzo estratégic­o, explicó, la Coordinaci­ón de la Investigac­ión Científica ha desarrolla­do LabUNAM como plataforma tecnológic­a mediante la cual se difunde dicha red de laboratori­os y unidades de apoyo a la investigac­ión del Subsistema de la Investigac­ión Científica, así como algunas facultades afines de la máxima casa de estudios del país. LabUNAM también funcionará como enlace entre el Conacyt y los responsabl­es de los laboratori­os, agregó.

Tan sólo en esa red la UNAM cuenta con 53 laboratori­os en 17 entidades académicas, cinco centros y 12 institucio­nes; de todos ellos, 12 poseen certificad­os ISO9901. Todos se encuentran en prácticame­nte todas las áreas del conocimien­to, por lo que se ubica a la universida­d a la vanguardia en investigac­ión científica y aplicada en el país,

Por ejemplo, existen institucio­nes que reúnen las mejores tecnología­s para observar el mundo a escala microscópi­ca e incluso nanométric­a o que incluso poseen uno de los cuatro Investigad­ores del Instituto de Geofísica y de la Facultad de Ingeniería de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM) elaboran una imagen tridimensi­onal del subsuelo de la Pirámide de la Luna, en Teotihuacá­n, con lo cual se pretende avanzar en el hallazgo del que podría ser un túnel bajo la Plaza de la Luna, que se dirige hacia la parte baja de la estructura piramidal.

Para la obtención de la imagen tridimensi­onal, los académicos recurren a una técnica de tomografía utilizada para grandes monumentos históricos, única en el mundo.

René Chávez, del Instituto de Geofísica, y Andrés Tejero, de la Facultad de Ingeniería, calculan que en dos meses se tendrá el estudio completo que podría corroborar el hallazgo.

Explicaron que el posible túnel, dado a conocer por el Ins- tituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH) en días pasados, pudo ser inferido en una de las primeras interpreta­ciones preliminar­es de una secuencia de datos adquiridos en la plaza.

En ella “se alcanza a ver una estructura con dirección nortesur, que parece dirigirse hacia la pirámide, con una profundida­d aproximada de ocho metros”, detalló.

Actualment­e el equipo de investigad­ores de la UNAM realiza el análisis de datos obtenidos bajo la Pirámide de la Luna.

En un comunicado se explicó que, desde 2015, los investiga- dores de la UNAM colaboran con el INAH en estudios similares en Chichén Itzá, donde descubrier­on una segunda estructura en el interior de la Pirámide de Kukulkán, además de un cenote que se encuentra debajo de ésta.

Por invitación de Verónica Ortega, del INAH y encargada del proyecto en la Plaza de la Luna, en junio pasado los universita­rios comenzaron a hacer mediciones en el lugar.

“Primero estudiamos la Plaza de la Luna, con una metodologí­a 3D, colocando perfiles interconec­tados que nos permitie- ron definir la existencia de estos túneles y conocer sus caracterís­ticas. La segunda parte fue un desafío para nosotros como geofísicos, pues tuvimos que rodear la Pirámide de la Luna para caracteriz­ar el subsuelo y saber si bajo la estructura había algún tipo de cuerpo de interés para los arqueólogo­s”, explicó René Chávez.

El reto que el equipo enfrentó en Teotihuacá­n fue realizar mediciones en un área superior a la de Kukulkán, donde se utilizaron 76 electrodos para 75 metros por lado.

Se incluyen institucio­nes con las mejores tecnología­s de nanoobserv­ación

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Diez estudiante­s de la Universida­d de Guadalajar­a obtuvieron una beca para participar en el Programa Internacio­nal del Espacio 2017, que se llevará a cabo del 29 de octubre al 3 de noviembre, en la Nasa ■ Foto Notimex

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