Si no es “universalidad”, ¿qué es?
ientras el secretario Narro reconocía que la insuficiencia renal no se incluye en el Seguro Popular porque “no alcanzan” los recursos, el subsecretario José Meljem aclaraba que el Acuerdo para la Universalización de los Servicios de Salud y el Convenio de colaboración Ssa-IMSS-Issste para brindar servicios en “cualquier” unidad médica, aunque “diga universalización el tema es intercambio de servicios”. En su opinión: “hay quien podría calificarlo de un paso –hacia la universalización– pero ese es otro tema”. ¡Caray! Entonces, ¿qué es? Para Meljem: “hay quien entiende que la universalización tiene que ver con unificar las tres instituciones. Eso no es viable en este momento”.
A su entender, este “intercambio” ya “arrancó” en nueve estados: Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco y Yucatán; cubre “servicios compartidos”: desde análisis clínicos e imagenología hasta cirugías; se realiza de acuerdo con “las posibilidades” de cada estado y “tiene que ver absolutamente con las capacidades de la institución. Si en algún momento se saturan los servicios, la institución dice: yo ya no puedo, y se modifican los Anexos de los Convenios”. ¿Y qué ocurre cuando, como denuncia Manuel Vallejo, del Sntss: “en el IMSS los servicios médicos no están ociosos. Por el contrario, están rebasados”?
Su universo alcanza mil 73 unidades médicas: 668Ssa; 263-IMSS; 152-Issste. El promedio de intervenciones con “potencial” de intercambio por entidad federativa “es de 118”. Pero este intercambio “no significa universalización”.
El Seguro Popular (Ssa) tampoco permite ser optimista. Según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), mientras el número de afiliados creció –entre 2004/2015– 973.8 por ciento –pasando de 5.3 a 57.1 millones–, el número de establecimiento aumentó 23 por ciento. Los afiliados aumentaron “40” veces más. Las unidades de consulta externa se incrementaron 22 por ciento pero –por el aumento de afiliados– la “disponibilidad”, por cada mil beneficiarios, se redujo de 2.2 a 0.3 unidades. Lo mismo sucedió con las unidades de hospitalización: se incrementaron 47.6 por ciento pero –por el incremento de afiliados–, la “disponibilidad” por cada mil beneficiarios se redujo de 0.10 a 0.01. Además, debe considerarse que esas unidades no brindan servicios sólo al Seguro Popular, sino a toda persona que solicite atención o sea trasladada a ellos en caso de emergencia. Igual ocurre con la “disponibilidad” de consultorios. Ellos se incrementaron 49.4 por ciento, pero ese crecimiento resultó menor que el de beneficiarios: la disponibilidad “potencial” disminuyó de 5.0 a 0.7 unidades por cada mil afiliados.
El doctor Gabriel O’Shea, comisionado del Seguro Popular, reconoce que “no concuerda el crecimiento de afiliados con el crecimiento de infraestructura/equipamiento. Es cierto. No se trata de seguir construyendo grandes hospitales: es avanzar sobre la universalidad en intercambio de servicios”. ¿Y el personal insuficiente?
Con siete años de operación, un antecedente del “intercambio de servicios”, el Convenio General de Colaboración Interinstitucional para la Atención de Emergencia Obstétrica –para que cualquier mujer con complicaciones en embarazo recurra a cualquier unidad–, muestra escasa cooperación interinstitucional. Para el Observatorio de Mortalidad Materna: SsaIMSS-Issste “no cuentan” con suficientes redes articuladas para cumplir la función. La mujer que toca en un hospital-Ssa –que carece de insumos/ personal adecuado– “en lugar de ser referida” a otra que pueda atenderla en otra institución, es remitida a otro hospitalSsa “aunque se encuentre a horas de distancia”. Del