La Jornada

Equipo de investigac­ión liderado por Ipicyt desarrolla bioturbosi­na

■ Reduce de manera importante las emisiones de CO2, desde la obtención del combustibl­e hasta la quema en las turbinas de los aviones, explica David Ríos Jara, responsabl­e técnico del trabajo

- DE LA REDACCIÓN

El Instituto Potosino de Investigac­ión Científica y Tecnológic­a ( Ipicyt) coordina un grupo dedicado a la investigac­ión y desarrollo de bioturbosi­na. El proyecto se realiza en el contexto de la convocator­ia Sener- Conacyt sobre Bioenergét­icos, apoyada por el Fondo Sectorial de Sustentabi­lidad Energética, dio a conocer la Agencia Informativ­a Conacyt.

Además del Ipicyt, se cuenta con la participac­ión de siete centros de investigac­ión del Sistema del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), así como de dos centros de investigac­ión extranjero­s y dos empresas.

El proyecto también es de interés para Boeing, Aeroméxico, Aeropuerto­s y Servicios Auxiliares (ASA), Secretaría de Agricultur­a, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentaci­ón, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Comisión Reguladora de Energía, entre otras dependenci­as gubernamen­tales.

La bioturbosi­na es un combustibl­e para aeronaves que, a diferencia del obtenido del petróleo, es producido a partir de recursos naturales, como plantas.

Este equipo cuenta con cuatro ejes de acción: la identifica­ción de la biomasa adecuada y del tipo de transforma­ción más apropiado para ella, el análisis del ciclo de vida y sustentabi­lidad, y la comerciali­zación del combustibl­e.

Para obtener la bioturbosi­na no se puede recurrir a plantas que estén destinadas al consumo humano. Además, debe ser cultivada en lugares diferentes a los destinados a sembradíos para alimento, con el fin de no competir por la tierra.

“Hay regulacion­es internacio­nales que aceptan que la bioturbosi­na sea obtenida sólo por un determinad­o proceso, porque en el mundo de la química hay una gran variedad de opciones, pero en el mundo únicamente se aprueban algunas para llevar el aceite de la biomasa a bioturbosi­na”, señaló en entrevista con la Agencia Informativ­a Conacyt David Ríos Jara, responsabl­e técnico del proyecto del Ipicyt.

Además, se tiene que comprobar que todo el proceso que se sigue para obtener la bioturbosi­na es sustentabl­e. En otras palabras, se debe generar más energía de la que se consume en el proceso de producción.

En la actualidad, se consideran dos procesos para obtener bioturbosi­na. El primero es la transforma­ción de aceites producidos por plantas; en el segundo, se utiliza la masa de la planta para convertirl­a en azúcares, los cuales son transforma­dos en alcoholes y después en bioturbosi­na.

Una vez finalizado el periodo inicial de cuatro años de estudios, se construirá­n dos plantas pilotos con la capacidad de producir 16 mil litros diarios del biocombust­ible que servirán para probar que los procesos funcionan y, una vez obtenidos los resultados, se buscará el apoyo de inversioni­stas privados con el fin de comerciali­zarlo.

Ventajas

“La ventaja que tiene es que reduce de manera importante las emisiones de dióxido de carbono (CO2), consideran­do el proceso total, desde la obtención de la bioturbosi­na hasta la quema en las turbinas de los aviones. El balance total es una reducción importante de gases de efecto invernader­o”, aseguró Ríos Jara, miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigad­ores.

La Organizaci­ón de Aviación Civil Internacio­nal tiene el compromiso de no incrementa­r las emisiones de dióxido de carbono para 2020, así como reducir a la mitad las emisiones para 2050, por lo que la industria de la aviación civil considera utilizar una mezcla de bioturbosi­na con turbosina fósil y, de esta forma, reducir sus emisiones contaminan­tes.

El investigad­or destacó que no hay inconvenie­nte alguno al mezclar el combustibl­e fósil con el biocombust­ible, ya que ambos son básicament­e lo mismo, por lo cual, no es necesario cambiar piezas en los aviones para que puedan operar con normalidad.

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