La Jornada

Cirugías de remplazo, opción cuando las articulaci­ones dicen: ¡ya basta!

Las más frecuentes, de cadera, hombro, tobillo y codo; la mayoría, en ancianos, pero también hay jóvenes

- FERNANDO CAMACHO SERVÍN

Mario Velázquez cayó al suelo, así nada más, sin tropezarse y sin que nadie lo hubiera empujado. Luego de pasar más de 20 años de cargador y tablajero en la industria de los embutidos, su rodilla izquierda dijo “basta” y desde entonces se negó a responder.

‘“Llegó el momento en que no podía pararme, de plano. Ya nomás estaba ahí, como niño, recargándo­me de un solo lado”, cuenta el hombre de 60 años, quien desde finales de 2016 no ha podido abrir el negocio familiar de carnitas que había sido su medio de subsistenc­ia, tras jubilarse.

Cuando el dolor y la incapacida­d para moverse fueron insoportab­les, finalmente acudió al Hospital de Ortopedia Victorio de la Fuente Narváez, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde le colocaron una prótesis que requirió tres cirugías más de limpieza y ajuste.

La más reciente fue hace apenas unos días, y con ella y una rehabilita­ción adecuada podrá volver a caminar en unos meses.

Al igual que Mario, miles de personas son atendidas en operacione­s de remplazo articular, mediante las cuales se colocan prótesis de metal para sustituir a los huesos que ya han sufrido un desgaste excesivo e impiden el uso normal de la extremidad.

En entrevista con La Jornada, el doctor Adrián Rivera Villa, jefe de servicio de estas intervenci­ones, explicó que los males articulare­s crónico-degenerati­vos son muy comunes en México, sobre todo en pacientes de la tercera edad que ya tienen desgaste físico considerab­le.

Sin embargo, en el surgimient­o también inciden factores como algún mal prexistent­e – entre ellos la artritis reumatoide–, por lo que también hay pacientes más jóvenes. La cirugía se vuelve necesaria cuando los afectados ya tienen daño articular en nivel 4, que es el más alto.

En el hospital Victorio de la Fuente se practican alrededor de 2 mil 700 de este tipo al año –un promedio de 12 a 15 al día–, lo que lo convierte en el nosocomio más importante de México y América Latina en realizar estos procedimie­ntos.

La mayoría son de rodilla, aunque también hay intervenci­ones de cadera, hombro, tobillo y codo, en las que se utilizan prótesis hechas con una aleación de cromo y cobalto.

Además de colocar esos implemento­s a pacientes que los necesitan por primera vez, para evitar que sus huesos sigan chocando entre sí, los 12 especialis­tas de la unidad de ortopedia y traumatolo­gía también revisan y ajustan los que ya se habían colocado antes y que por diversas complicaci­ones se infectaron, se gastaron o incluso se fracturaro­n.

Una prótesis infectada, dice Adrián Rivera, es el escenario que ningún especialis­ta quisiera enfrentar, pues en la parte dañada se forma una biopelícul­a hecha de mucosa y células que “enmascaran” la bacteria. De esta mane- ra, no permiten que sea detectada ni que reciba los antibiótic­os que la erradican.

En esos casos, no hay más remedio que extraer la prótesis afectada, limpiar muy bien el hueso y volver a colocar el implemento metálico, revisando antes si el cuerpo del paciente puede soportarlo y sus componente­s son los adecuados, o se debe utilizar otra con materiales “híbridos” para más durabilida­d.

Antes de enviar a un paciente al quirófano deben practicarl­e estudios para asegurarse de que no tenga ningún tipo de infección y sus otros órganos se encuentren bien. Más tarde, un equipo de especialis­tas en remplazo articular valora la posición y el tamaño de cada prótesis, con base en radiografí­as digitaliza­das.

Problema de salud pública

“Estas operacione­s tienen ciertos criterios y técnica quirúrgica muy especializ­ada, con mucho fílin, muy fina”, señala el doctor Rivera. Advierte que por su gran incidencia, las enfermedad­es articulare­s degenerati­vas ya representa­n un problema de salud pública, junto con padecimien­tos como diabetes e hipertensi­ón.

Además de la edad avanzada, hay elementos de estilo de vida y hábitos personales que provocan un aumento en la incidencia de estos males, o en su agravamien­to, como la práctica indebida de ejercicio físico, o el sobrepeso y la obesidad derivados de una mala alimentaci­ón.

Otro es la costumbre de no hacer caso al dolor y habituarse a vivir con él durante muchos años, en lugar de ir al médico de inmediato. Por esa causa, el paciente va al hospital sólo cuando no puede moverse y ya se produjo un daño considerab­le.

En dichas circunstan­cias, no sólo es inevitable hacer una cirugía mayor, sino que además en algunos casos el nivel de desgaste articular hace imposible la recuperaci­ón de la movilidad del brazo o la pierna. Se quitan los ligamentos, para erradicar el dolor, pero la extremidad queda rígida.

 ??  ?? El médico Adrián Rivera Villa, jefe de servicio de remplazos articulare­s del hospital Magdalena de las Salinas, con un paciente intervenid­o en días recientes ■ Foto José Antonio López
El médico Adrián Rivera Villa, jefe de servicio de remplazos articulare­s del hospital Magdalena de las Salinas, con un paciente intervenid­o en días recientes ■ Foto José Antonio López

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico