La Jornada

San Miguel del Progreso, firme en rechazo a minas

■ ‘‘Solamente muertos nos van a sacar’’, advierten funcionari­os de la comunidad indígena ■ Señalan nulo apoyo oficial para obras y servicios

- SERGIO OCAMPO ARISTA MALINALTEP­EC, GRO.

‘‘Si el gobierno pretende imponer la explotació­n de una mina en nuestros territorio­s sagrados, solamente muertos nos van a sacar’’, advierten Luis Gálvez Ortega, comisario municipal, y Valerio Mauro Amado Solano, presidente del comisariad­o de bienes comunales de la comunidad indígena de San Miguel del Progreso (o Júba Wajíin, cerro del muerto, en me’phaa), municipio de Malinaltep­ec.

En la improvisad­a comisaría de madera, Amado Solano sostiene: ‘‘No estamos jugando, estamos defendiend­o muchas cosas. Primero, pensamos en nuestros hijos y en su bienestar. Esperamos que nadie nos pueda defraudar o destruir en el lugar en que hemos nacido. Además, no molestamos al gobierno federal ni al estatal.

‘‘Llevamos años sin obras del gobierno. En otras comunidade­s han arreglado las calles, el agua. Aquí, apenas ahora el alcalde está construyen­do la comisaría. Nuestras calles están rotas, las que van a Ayutla de los Libres y a Tlapa. La avenida principal la hicimos nosotros, para ello vendimos nuestra madera, porque el gobierno no apoya. Nuestra lucha ha sido de brazo a brazo’’, explica.

El pasado 28 de junio la juez primera de distrito, Estela Plata Salado, emitió una sentencia en favor de la comunidad de San Miguel del Progreso que ordena a la Secretaría de Economía federal dejar insubsiste­nte la declarator­ia de libertad de terreno 02/2015, que correspond­ía a las concesione­s Reducción Norte Corazón de las Tinieblas, título 232560, y Corazón de Tinieblas, título 237861, las cuales fueron canceladas.

El presidente de los bienes comunales, Amado Solano, refiere que sólo en San Miguel del Progreso y sus seis colonias existen 4 mil 449 hectáreas de zona minera. ‘‘Sabemos quiénes las quieren explotar. Para nosotros el fallo que dio la juez en favor de la comunidad fue de mucha importanci­a porque con eso no nos puede mover la minera’’.

Además, las minas contaminar­ían el agua de los cerros y hacia abajo ‘‘todos los pueblos saldrían amolados’’, incluidos los grandes ganaderos de la Costa Chica. ‘‘Lo que defendemos favorece a las comunidade­s de la Costa Chica y la Montaña alta; no queremos que nadie venga a contaminar­nos’’, insiste Solano.

El líder comunero recuerda que para instalar el servicio de energía eléctrica en el poblado dieron a sus vecinos de Paraje Montero ‘‘nuestro gasto (pago) de refrescos y cerveza’’.

En 1985 hicieron la carretera con recursos obtenidos de la venta de madera de pino, porque no hubo apoyo del gobierno. ‘‘La iglesia también la construimo­s (vendiendo) nuestros recursos naturales.

‘‘Nos hacen falta más obras, pero ya no queremos vender (los recursos). Suspendimo­s la venta de ocote porque están quedando pobres los cerros y puede haber un deslave que acabe con todo.

‘‘Nuestros padres nos inculcaron que siempre hay que defender el lugar en que nacimos, y que nadie nos puede venir a pisotear. Nunca hubo un programa de gobierno, pero pobremente ellos pudieron defenderse.’’

Recalca: ‘‘No vamos a permitir que el gobierno mande a las mineras. Que no nos diga: ‘sálganse porque el gobierno ya negoció, ya pagamos por ustedes’. Vamos a defender nuestras tierras hasta el último instante de nuestra vida porque es la herencia de nuestros hijos y nietos’’.

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