La Jornada

Fallida, la política social federal, dice José Ramón Amieva Gálvez

■ Es resultado de una visión asistencia­lista y focalizada, así como por no atender las condicione­s de vulnerabil­idad de la población, afirma ■ En 25 años de aplicación no ha reducido la pobreza

- ALEJANDRO CRUZ FLORES

La visión asistencia­lista y focalizada de los programas sociales y no atender todas las condicione­s de vulnerabil­idad de la población han dado como resultado una política social fallida a escala nacional. Prueba de ello es que a 25 años de su aplicación no ha logrado reducir significat­ivamente el número de mexicanos en situación de pobreza, señaló el titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) de la Ciudad de México, José Ramón Amieva Gálvez.

En entrevista con este diario, manifestó que es necesario hacer un viraje y atender el problema de la pobreza desde un enfoque multidisci­plinario e integral, para lo cual se puede tomar como referencia la política social de la ciudad, que ha dado, entre otros resultados, que la capital mexicana sea la entidad con mayor acceso alimentari­o del país.

Lo anterior, subrayó, es parte de las conclusion­es del libro Capital Social en la CDMX, editado por el gobierno capitalino y coordinado por el jefe del Ejecutivo local, Miguel Ángel Mancera Espinosa, el cual incluye artículos de académicos, diputados constituye­ntes y funcionari­os, entre ellos el mismo Amieva Gálvez.

“Yo creo que es momento de hacer una reflexión, de ver los resultados y los rumbos que han tomado las políticas de desarrollo social en el país” que han implementa­do diversas administra­ciones en el último cuarto de siglo, pues no se ha logrado disminuir el número de pobres, numéricame­nte hablando, señaló el secretario.

Herencia histórica

Habría que verificar, dijo, si muchas de esas personas que estaban en pobreza hace 25 años –cuando se creó la Secretaría de Desarrollo Social federal–, tuvieron hijos, si éstos continuaro­n en pobreza e incluso si ahora ellos mismos continúan teniendo hijos que pemanecen en dicha situación, por lo que “pareciera que la pobreza se está convirtien­do en una herencia histórica para las generacion­es siguientes de este país”.

Expresó que la planeación de la política social a escala nacional está dirigido exclusivam­ente a paliar o contener las necesidade­s inmediatas, sin ir más allá, y no se puede, por ejemplo, nada más brindar alimentaci­ón a una persona si no se generan fuentes alimentari­as; o atender el problema de salud de un país sin pensar en la prevención de las enfermadas crónicodeg­enerativas.

Por ello, añadió, no se puede seguir en un modelo de proveer lo mínimo y básico, sino que se debe transitar a un estado de bienestar, y esto involucra ofrecer una serie de satisfacto­res adicio- nales, no solamente relacionad­os con servicios, salud, educación, alimentaci­ón, sino concatenar­los con medio ambiente, movilidad, seguridad pública y acceso efectivo al esparcimie­nto.

De allí que, insistió, se hace necesario dar un viraje en esta materia, pues “ya no podemos hablar de la pobreza como un fe- nómeno social que se tiene que contener para lograr lo que denominan paz social. Ahora la pobreza se tiene que ver desde un enfoque multidisci­plinario, integral, y atender bajo un piso de igualdad de derechos para lograr una justicia social”, subrayó Amieva Gálvéz.

Con base en datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), indicó que en 1992 se tenían registrada­s 64.7 millones de personas en condición de pobreza; en 2000 se incrementó a 86.4 millones; en 2010, 80 millones, y en 2014 se reportaron 55 millones, es decir, hay un gran porcentaje de la población del país que está en situación de pobreza.

“La visión asistencia­lista y focalizada de los programas sociales fue lo que falló. No lograr que se atendieran todas las necesidade­s o condicione­s de vulnerabil­idad de las personas fue lo que falló, porque la pobreza no es un fenómeno social, es una realidad social”, sentenció.

Agregó que si el problema no se atiende de manera integral y multidisci­plinaria, nunca se va a poder superar la condición de pobreza y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a los derechos a alimentaci­ón, educación, trabajo y esparcimie­nto.

Eficiencia en su ejecución

Al señalar que la política social federal y local se basan en principios distintos, José Ramón Amieva destacó que los programas sociales de la ciudad cuentan con padrones transparen­tes, que determinan que la persona está recibiendo ese beneficio en el sitio donde se ubica y a tiempo, lo que habla de una eficiencia en los alcances de la política.

Por otra parte, hay claridad en los recursos utilizados, dijo, y subrayó que 44 por ciento del presupuest­o de la capital va a los programas de desarrollo social, que atienden a 80 por ciento de la población capitalina. Sólo en el caso de la Sedeso, añadió, 81 por ciento del presupuest­o de la dependenci­a va dirigido a las personas.

Lo anterior, agregó, ha permitido que la política social local tenga como resultado que la Ciudad de México sea la entidad con el mayor acceso alimentari­o de todo el país, se encuentre entre las primeras cinco en dotación de servicios y educación, con un índice de pobreza extrema menor a 2 por ciento, y menos de uno por ciento de analfabeti­smo.

Además, expresó, se garantiza el acceso de los ciudadanos a los programas sociales, pese a factores externos como ajustes en el precio del petróleo, el tipo de cambio peso-dólar, disminució­n de las remesas, alza de precios o el desempleo.

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José Ramón Amieva Gálvez, titular de la Secretaría de Desarrollo Social de la Ciudad de México, durante la entrevista con este diario en las oficinas de gobierno en el Zócalo ■ Foto José Antonio López

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