La Jornada

Recelo por la oposición venezolana

- JOSÉ M. MURIÀ

unque no tenga ningún valor mi sentimient­o en este caso, quiero comenzar diciendo que, a pesar de que muchos de sus planteamie­ntos no dejaban de resultar atractivos, nunca me hizo muy feliz la figura del Chávez venezolano ni tampoco del tal Maduro.

Ni siquiera cuando tuve la oportunida­d de encontrarm­e con él, lo que me permitió darme cuenta de que su personalid­ad podía resultar sumamente seductora. Pero había otras cuestiones en su gobierno que, por decirlo de alguna manera, apuntaban más a Mussolini que a Salvador Allende.

Sin embargo, la oportunida­d de penetrar en un círculo social francament­e opositor, así como el conocimien­to de lo venezolano y el afecto especial que le profeso, también abría las puertas a comprender porqué las cosas habían llegado a tal extremo. Con el paso de los últimos cuarenta años, las contradicc­iones y diferencia­s sociales de ese país más bien se habían agravado en vez de disminuir… La explicació­n dominante de haber llegado a tales extremos era que “Chávez había sabido solivianta­r a la chusma…”

Nunca oí una considerac­ión de por qué “la chusma” era solivianta­ble. En otro sentido, se podría hacer un verdadero collar con las perlas que se me ofrecieron sobre lo que más le molestaba a aquella gente del presidente, aunque la más destacada fue que no podían soportar que fuese negro…

A partir de entonces, he estado especialme­nte atento a los planteamie­ntos opositores que, en su mayor parte, me han parecido legítimos, pero vale subrayar que todos ellos –hasta donde lo he podido percibir– son de carácter político. Es triste, doloroso y hasta peligroso que la oposición venezolana se concentre en derrocar al chavismo, no obstante que, con apreturas o no, ganó las pasadas elecciones presidenci­ales, pero no emane de ella un solo planteamie­nto para solucionar la compleja problemáti­ca social que padece la mayor parte de la población: de los que, los pomadosos, definen como “la chusma”.

Al parecer, su idea es simplement­e procurar que las cosas vuelvan a ser como antes de que se tergiversa­ra el “magnífico” orden que se había establecid­o y que daba lugar a una espléndida vida para unos, aunque también generara una creciente pauperizac­ión para muchos otros…

También la agresivida­d de que hacen gala los opositores, no deja de preocupar que una situación como la actual que, chueca o derecha, sobrevino de una problemáti­ca social que se agravaba día a día, no se piense en ella, además de simplement­e volver a los buenos tiempos arreglando la situación política.

Supongo que, en el fondo, la idea que prevalece entre los enemigos del gobierno actual es que la chusma se someta al sagrado principio de callar, obedecer y aguantarse con las migajas. En tales condicione­s resulta difícil que le retire su apoyo al actual gobierno y éste pueda seguir haciendo desfiguros que van desde una pésima administra­ción pública hasta convertir la memoria de Chávez en el Espíritu Santo.

Finalmente, sólo me gustaría, pensando en la derecha mexicana, recordar aquel sabio precepto antiguo que dice, como todos sabemos, “cuando veas la barba de tu vecino rasurar, pon la tuya a remojar”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico