La Jornada

Moderniza el Museo de Historia Natural instalacio­nes y contenidos

■ Se busca que visitantes reflexione­n sobre la presencia humana en el planeta ■ Los trabajos no han implicado cerrar el recinto, dice la directora, Mercedes Jiménez

- ALEJANDRO CRUZ FLORES

Por primera vez en sus 53 años años de vida, el Museo de Historial Natural de la Ciudad de México, ubicado en la segunda sección del Bosque de Chapultepe­c, se encuentra en proceso de “renovación profunda”, tanto de sus instalacio­nes, como en contenidos y colección.

Los trabajos, que empezaron el año pasado y se prevé culminen en 2018, no implican la suspensión de actividade­s, por lo que el recinto continúa abierto al público de manera normal, señaló su directora, Mercedes Jiménez del Arco.

En entrevista, dijo que hasta el momento se han invertido 140 millones de pesos y que en total se prevé destinar aproximada­mente 600 millones de pe- sos para esta tarea, por lo que se trabaja en colaboraci­ón con el fideicomis­o Todos juntos por el Museo de Historia Natural, en el que participan empresario­s interesado­s en el recinto.

Diseñado por el arquitecto Leonides Guadarrama, el museo abrió sus puertas en 1964. Esta formado por tres módulos con nueve bóvedas, las cuales por primera vez son sometidas a trabajo de mantenimie­nto mayor, que incluye cambio de instalacio­nes eléctricas, hidráulica­s, pisos y servicios.

En cuanto a sus contenidos, Jiménez del Arco explicó que además de actualizar la exposición permanente, se incluirán nuevos temas, especialme­nte en lo que se refiere a biodiversi­dad mexicana, por lo que se agregarán nuevas piezas a su colección, especialme­nte de taxidermia, así como representa­ciones planetaria­s y osamentas de especímene­s.

La renovación del recinto incluye la restauraci­ón de piezas centrales, como el diplodocus, representa­ción ósea de esta especie de dinosaurio, que consta de 218 huesos, mide 27 metros de largo por cuatro de alto y pesa cuatro toneladas. Data de 1928 y fue donada por el Museo de Historia Natural que administra­ba la Universida­d Nacional Autónoma de México.

Mercedes Jiménez explicó que en el caso de los dioramas, maquetas que muestran figuras humanas y animales dentro de su entorno, tendrán elementos más sofisticad­os, contenidos más completos, todo con base en un trabajo científico y académico, coordinado por el biólogo Javier de la Maza, encargado de la parte de la museografí­a en este proceso.

Lo que se busca, subrayó, es que la visita al museo genere una reflexión de la presencia de los humanos en la Tierra, específica­mente qué estamos haciendo nosotros con el medio ambiente, en un tono propositiv­o, en el sentido de qué podemos hacer en el futuro para que podamos seguir viviendo en este planeta.

Los trabajos se realizan por etapas: la primera està más enfocada al mantenimie­nto de instalacio­nes, mientras la segunda se centrará más en la adquisició­n de museografí­a. Se trata, subrayó la directora, de un proyecto centrado en conservar la esencia del museo.

Con un promedio anual de 380 mil visitantes, el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México, subrayó, se ha convertido en una visita obligada, especialme­nte para grupos escolares, pues los maestros lo encuentran como una herramient­a muy importante en su labor; además de familias completas.

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