Triunfalismo desbordado en la Mesa Programa de Acción
Arengas de victoria y loas a las reformas de Peña Nieto
El PRI advirtió ‘‘factores y presiones’’ externas –en especial la vecindad con Estados Unidos– como agravantes de algunos de los principales problemas del país: inseguridad, narcotráfico y corrupción. Igualmente, criticó las ‘‘alternativas populistas y autoritarias’’ de solución fácil, tanto de la izquierda como de la derecha.
Lo anterior durante la mesa Programa de acción, en el inicio de la 22 Asamblea Nacional priísta. Este partido llevó a la tribuna a integrantes del gabinete presidencial para defender férreamente no sólo las reformas estructurales aplicadas este sexenio, y al propio presidente Enrique Peña Nieto, sino para afirmar que hay muchos elementos de buen gobierno, aspectos básicos para ganar la contienda del próximo año y retener la Presidencia de la República.
‘‘¡Vayamos y ganemos, compañeros; el próximo año nos espera una gran contienda. No tengamos miedo. Los priístas vamos a ganar la Presidencia!’’, expresó Luis Enrique Miranda, secretario de Desarrollo Social, ante medio millar de delegados que aprobaron en lo general el dictamen con ejes básicos de gobierno, los cuales se convertirán en aspectos fundamentales de la oferta electoral para 2018.
Los funcionarios federales, estatales y locales, legisladores y dirigentes de sectores y organizaciones se empeñaron en difundir los resultados positivos del sexenio. En la mesa temática participaron como delegados los secretarios de Salud, José Narro; Economía, Ildefonso Guajardo; Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda, y Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza. También, el director de Pemex, José Antonio González; el subsecretario de Educación Básica, Javier Treviño Cantú; Guillermo Ruiz de Teresa, coordinador de Puertos y Marina Mercante, y Lorena Cruz, titular del Instituto Nacional de las Mujeres, entre muchos otros.
La participación del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, no fue posible porque debió atender el caso del huracán Franklin, se dijo por la noche.
Durante su participación, José Narro aseveró que hay ‘‘muchas buenas cuentas que entregar’’ en este gobierno, pero advirtió que es tiempo de emprender una profunda reforma social para conseguir que los males de siempre, como la pobreza, se corrijan, y que la ignorancia, la muerte evitable, la corrupción, la injusticia y la impunidad dejen de ser parte de nuestra realidad.
Propuso luego ‘‘actualizar nuestro discurso’’ y reconocer que hoy la revolución es el compromiso con aquellos que no han estado incluidos en el desarrollo, tanto a quienes no disponen de lo indispensable como a los afectados por la violencia, la inseguridad y la debilidad del estado de derecho.
El desafío mayor es la pobreza. ‘‘Queremos seguir en el gobierno para asegurarnos que dejamos atrás un sistema con privilegios para algunos y que alcanzamos otro con derechos exigibles para todos’’, dijo quien ha sido nombrado en diversos círculos políticos con posibilidad de ser el abanderado presidencial del tricolor.
En referencia a factores externos que han afectado a nuestro país, el ex candidato presidencial en el año 2000, Francisco Labastida, citó informes de Estados Unidos correspondientes a 2016: ahí se dice que 1.3 millones de personas ingresaron a hospitales por sobredosis de drogas y de éstas fallecieron 60 mil en un crecimiento de 40 por ciento en el consumo de opiáceos. Igualmente, agregó, hay choques externos en materia económica.
‘‘Esa mayor demanda provoca presión para que México produzca enervantes y drogas e implica una mayor derrama de recursos derivados del narcotráfico y dificultades crecientes para controlar los problemas de corrupción que en ellos se genera’’, dijo el sinaloense.
Habló también de retos internos, en especial de la urgente necesidad de generar mecanismos de control, no sólo de coordinación con las entidades federativas.
El primer día de esta mesa temática se desarrolló sin incidentes; por el contrario, hubo un ambiente de triunfalismo con la presencia de Alfredo del Mazo, quien la víspera recibió la constancia que lo acredita como gobernador electo del estado de México.
Prevalecieron la disciplina y los acuerdos. No hubo polémica ni sombrerazos; sólo se reservaron cuatro artículos para la discusión en lo particular; no se registró ningún conflicto, aunque hubo cierto desorden por la tarde, porque la mayoría hacía fila para una selfie con Carmen Salinas.