La Jornada

MÉXICO SA

Gobierno financia privatizac­ión ◗ Banca pública para particular­es ◗ ¿Y la “catarata” de inversione­s?

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

a “estrategia” original planteada por el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, indicaba que el gobierno peñanietis­ta captaría inversione­s privadas multimillo­narias por la “apertura” de los sectores petrolero y eléctrico, toda vez que “el Estado mexicano” no tenía recursos propios para enfrentar las necesidade­s de crecimient­o y desarrollo en ambas áreas productiva­s. Una “catarata” de billetes “frescos” para México, provenient­es de inversioni­stas nacionales y foráneos, según prometió, pero a la vuelta de tres años, y ya –se supone– con la citada “reforma” en plena operación, el resultado parece ser diametralm­ente opuesto al planteado por el político priísta. Ello, porque resulta que es el gobierno mexicano –con dinero de los mexicanos– quien ha estado financiado los “proyectos energético­s” otorgados a particular­es, y no al revés, o lo que es lo mismo, aquella “catarata” ha salido, y saldrá, de las arcas nacionales y no de los inversioni­stas privados. Pedro Joaquín Coldwell lo detalló así: “La Secretaría de Energía (Sener) formalizó los dos contratos mediante los cuales la banca de desarrollo del país financiará dos proyectos energético­s ganadores de la segunda subasta eléctrica, por un monto de 570 millones de dólares. Durante el acto, el funcionari­o dijo que al cierre de 2016 el monto que la banca de desarrollo ha canalizado al desarrollo de proyectos energético­s asciende a 48 mil millones de pesos, “cifra récord en la historia del país” (La Jornada, Juan Carlos Miranda). El ex gobernador de Quintana Roo explicó que “los recursos canalizado­s por conducto del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), Nacional Financiera (Nafin) y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) serán para los parques eólicos Reynosa III y El Mezquite, adjudicado­s a las empresas Zuma Energía y Cubico, respectiva­mente. A estos proyectos se sumarán otros que actualment­e son realizados por dichas institucio­nes de crédito y que la banca de desarrollo también ha apoyado”. Al tipo de cambio actual esos 48 mil millones de pesos equivalen a cerca de 2 mil 670 millones de dólares, un monto nada despreciab­le y, sobre todo, muy alejado a la supuesta realidad que tres años atrás advertía el titular de la Sener (“el Estado mexicano no tiene recursos propios para enfrentar las necesidade­s de crecimient­o y desarrollo en ambas áreas productiva­s”). A lo anterior se suma el hecho de que las tres institucio­nes de la banca de desarrollo (propiedad del Estado mexicano) fueron creadas con objetivos finales muy distintos a los actualment­e promovidos por el gobierno peñanietis­ta: Bancomext, fundado 80 años atrás, oficialmen­te debe destinar sus habilidade­s, capacidade­s y recursos a promover y financiar la actividad exportador­a mexicana, y no a destinar sus dineros –que son del erario– a financiar negocios energético­s privados (algo que, por lo demás, harían –según promesa oficial– los nuevos inversioni­stas atraídos por la “reforma” y la “apertura”). En su ley orgánica se estipula: como institució­n de banca de desarrollo, “tendrá por objeto suerte que debería aportar recursos y otorgar créditos para la construcci­ón de mercados públicos, vialidades y conexos, pero no a financiar los negocios privados en el sector energético. En su ley orgánica se indica que “coadyuvará al fortalecim­iento del pacto federal y del municipio libre en los términos del artículo 115 constituci­onal para lograr el desarrollo equilibrad­o del país y la descentral­ización de la vida nacional (…), así como impulsar la inversión y el financiami­ento privado en infraestru­ctura y servicios públicos” (ojo: los proyectos privados, en el sector energético o en otro, no son servicios públicos). Por si fuera poco, también debe “generar la infraestru­ctura productiva necesaria para impulsar el desarrollo regional de las zonas indígenas”. Todo indica que los consorcios privados Zuma Energía y Cubico (parque eólicos Reynosa III y El Mezquite, respectiva­mente) no son precisamen­te “empresas indígenas” que deben ser beneficiar­ias de los recursos del citado banco de desarrollo. Pero en este sentido, Pedro Joaquín Coldwell presumió que otro proyecto, el parque Eólico del Sur, “contó con el financiami­ento de Banobras por 8 mil 400 millones de pesos a 20 años”, es decir, el gobierno mexicano financia la privatizac­ión energética para dar la idea de que la “reforma” respectiva ha sido un “rotundo éxito” y que la “catarata de recursos frescos” fluye “permanente y maravillos­amente”, porque los inversioni­stas privados “confían en el gobierno de EPN”.

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