La Jornada

Mi mayor victoria fue bajar del cuadriláte­ro todavía cuerdo: Terrible

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

Érik Terrible Morales empieza el proceso de consagraci­ón por su carrera histórica. Lo entiende así un día después de ingresar al Salón de la Fama de Boxeo, en Nevada, en una ceremonia en la que fue presentado por su ex rival Marco Antonio Barrera y reconocido como uno de los mejores peleadores mexicanos.

El Terrible fue el primer boxeador de este país en conquistar títulos en cuatro categorías diferentes. Con su primer cinturón ocasionó el retiro del veterano Daniel Zaragoza y al final de su carrera fue noqueado por el joven Danny García.

“Me tenía que ir así, peleando aunque cayera. Si fui un guerrero no podía retirarme en la tranquilid­ad de mi casa y como un cobarde”, dice.

Un caudal de emociones e imágenes llegaron anoche a su memoria, pero no es un sentimenta­l. Está orgulloso de todo lo que vivió, las victorias y cada tropiezo, pero de lo que está más satisfecho es de poder contarlo.

“Mi mayor victoria fue bajar del cuadriláte­ro todavía un poco cuerdo”, comenta Morales con honestidad. “No fue fácil para mí dejar el boxeo y llevar una vida de hombre común; todavía me siento raro: levantarme cada día y pasar horas en una pinche oficina; no es que no me guste lo que vivo hoy, pero fueron tantos años encerrado en gimnasios que los boxeadores no estamos preparados para este tipo de vida”.

Al ser incorporad­o al Salón de Las Vegas, Morales pensó sobre todo en su esposa y sus hijos. Gracias a ella –asegura– pudo mantenerse estable. Sin esa calma, no habría logrado esa carrera que hoy empiezan a consagrar.

Porque este es el principio para Morales. En octubre cumple cinco años de que dejó el boxeo. Esa noche fue noqueado de manera violenta por el joven Danny García. El Terrible quedó inconscien­te un instante, con medio cuerpo fuera del cuadriláte­ro. Después se reincorpor­ó y dijo que su carrera había llegado a su término. Y está orgulloso de aquel final.

Este diciembre, está convencido de que será nominado para el Salón de la Fama del Boxeo Internacio­nal de Canastota, el lugar que inmortaliz­a a los peleadores históricos. No duda que entrará en su primera candidatur­a, tal como sucedió este año a su ex rival y hoy amigo Barrera.

La consagraci­ón de Morales coincidió con el retiro de Juan Manuel Márquez, al que reconoce y con el que estuvo cerca profesiona­lmente, pero con quien nunca se enfrentó.

“No somos amigos. Nos vemos, pero ni fu ni fa. Vive amargadito porque dice que nunca le quise dar una oportunida­d, pero eso no es cierto. Es muy rencoroso”, comenta; “con su retiro no se acaba el talento mexicano, pero hay que darles chance. Nosotros tampoco nos hicimos en un día”.

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