Sin coherencia, varios programas sociales: Coneval
Fue un modelo de protección a los oprimidos: Miguel Concha “Obispos del país necesitan tomar el ejemplo de monseñor Romero de amor a los pobres”
Al conmemorarse ayer el centenario del natalicio del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, el obispo de Saltillo, Raúl Vera López; el sacerdote Miguel Concha, director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, y Gabriela Juárez, secretaria ejecutiva del Observatorio Eclesial, resaltaron la necesidad de que los obispos tengan como ejemplo al beato salvadoreño, cuya prioridad era proteger a los pobres y oprimidos y defender sus derechos humanos.
En el acto cultural A los 100 años del nacimiento de monseñor Óscar Arnulfo Romero, realizado en la Casa de la Solidaridad, Miguel Concha dijo que Romero es un “modelo concreto de lo que hoy debe ser un obispo”, una figura de la calidad humana cristiana que haga de “la fe el gas que lleve a la liberación del pueblo”.
Precisó que “Romero de América, profeta y mártir”, sin duda alguna “retomó el oficio de los orígenes del Evangelio, de proteger a los débiles, a los discriminados, a los oprimidos y a los explotados. Esa era la tarea del obispo al principio de la evangelización”.
Vera López, a través de una comunicación vía telefónica con los asistentes al foro, aseguró que la figura de Romero es un “parteaguas en la historia de América Latina” y un ejemplo para el mundo entero de “amor a los pobres”, porque para él “primero estaban ellos antes que su propia vida”, y de la “entrega en medio de las situaciones más delicadas y graves”.
Fue un verdadero ejemplo de “perseverancia, tenacidad y compromiso que nos anima a muchos a ser”, y añadió que fue un hombre que su vida la convirtió en obras.
Ambos confiaron en que pronto el papa Francisco lo canonice, y recordaron que el pontífice argentino es el que “puso a caminar de nuevo este proceso”, al declararlo beato en 2015, después de muchos años que su causa estuvo frenada.
Juárez Palacios indicó que ojalá “muchos obispos actuales escuchen este panel y que se sientan interpelados, porque urgen en México estas voces”.
Concha comentó que Romero –quien fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador– comprendió que no sólo se debe evangelizar a todos, sino a todo.
“Evangelizar la totalidad significa también evangelizar a la realidad estructural de un país. En ese sentido, monseñor Romero evangelizó constantemente, denunciando a las estructuras injustas, anunciando los necesarios cambios sociales, económicos y políticos y propiciando aquellos proyectos.
“Además, vio claramente que la Iglesia en el momento actual tiene que evangelizar a todos los hombres y evangelizar a toda la realidad social, económica y política del país”, concluyó. Aunque la Cruzada nacional contra el hambre, en marcha desde enero de 2013, ha ayudado a disminuir las carencias sociales de la población en zonas rurales, la política social en conjunto debe encontrar mecanismos para reducir la pobreza que afecta a 55 millones de personas, señala el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En el Balance de la Cruzada 2013-2016 apunta que dicho plan, coordinado por la Secretaría de Desarrollo Social, ha reportado avances, como definir el concepto de hambre que utilizaría en la estrategia, el cual no estaba planteado al inicio, así como evitar duplicidades entre programas, pero también se requiere que el presupuesto de esas acciones sea en función de los avances que reportan.
Refiere que hambre es aquella situación que enfrenta una persona en pobreza extrema y carencia alimentaria, y la población atendida, que se encuentra en esa condición, suma 7.1 millones de personas. Apunta que en la combinación de la focalización con la coordinación entre las dependencias, se ha logrado reducir carencias sociales.
Considera que la Cruzada tendría un mejor desempeño si lograra una institucionalización eficaz de los procesos de coordinación, si se ajustara el funcionamiento de las estructuras y se redujera el número de programas asociados a cada carencia, ya que hay muchos programas sociales federales, varios de ellos sin coherencia.
Destaca que se ha logrado evitar duplicidades entre programas, lo cual no es menor, pero para lograr el objetivo último de la Cruzada, disminuir la pobreza extrema de alimentación en el país, se requiere también que el presupuesto se asigne a cada programa en función de los avances que un año previo obtuvo.
Aún falta por hacer
Refiere que aunque hay avances, la Cruzada no ha logrado extender los procesos necesarios para que cada programa planee en función de la aportación que puede tener para abatir cierta carencia.
Para la segunda mitad del sexenio no sólo se tendrán que mejorar los elementos de la Cruzada, sino que esta estrategia se tendría que enmarcar en otra más amplia de reducción de pobreza, inclusión y acceso efectivo a los derechos humanos, dijo.
Recordó que en 2016 se puso en marcha la Estrategia de Inclusión Social, con la cual se podrían detectar los elementos de política pública que hacen falta, incluyendo los que tiene que ver con el incremento del ingreso real de las familias.