La Jornada

Error, recluir en albergues a personas con alguna discapacid­ad intelectua­l: ONG

“El DIF y otros organismos públicos no han adoptado medidas para evitar abusos” La Ciudad de los Niños, claro ejemplo de la falta de supervisió­n institucio­nal, señala

- FERNANDO CAMACHO SERVÍN

Los maltratos y abusos sexuales que habría sufrido una joven con discapacid­ad intelectua­l en un albergue religioso subrogado por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) demuestran la necesidad de acabar con el sistema de reclusión de dichos pacientes en lugares donde se encuentran aislados, subrayó Lisbet Brizuela, directora en México de la organizaci­ón Disability Rights Internatio­nal.

Las institucio­nes como albergues, siquiátric­os y casas-hogar “son inherentem­ente peligrosas, no importa qué tan bonitas, qué tan limpias o con cuánto perso- nal cuenten, pues son espacios ciento por ciento segregador­es, en donde las personas con discapacid­ad no cometieron ningún delito, pero están ahí de por vida”, alertó la especialis­ta.

El caso dado a conocer por este diario (La Jornada, 14 de agosto de 2017) “no es novedoso y se va a repetir una y otra vez hasta que no terminemos con el sistema de institucio­nalización”, al cual recurren muchas familias de personas con discapacid­ad porque no tienen recursos suficiente­s para hacerse cargo de sus seres queridos, lamentó.

Luego de subrayar que el DIF y otros organismos públicos no han tomado medidas para evitar abusos contra niñas, niños y adolescent­es, a pesar de que ya tienen conocimien­to de ellos, Brizuela puntualizó que otro factor de riesgo es la falta de monitoreo sistemátic­o a dichas institucio­nes, sobre todo las privadas, como lo demuestra el caso del albergue La Ciudad de los Niños, dirigido por el sacerdote Pedro Gutiérrez Farías.

Una prueba de esta falta de supervisió­n, agregó, es que a la fecha ni siquiera hay un número exacto de cuántos albergues y casas-hogar hay en todo el país y cuántas personas se encuentran internadas en ellas, por lo que es urgente migrar hacia un modelo de pequeñas estancias, diseñadas para dos o tres pacientes, que no impliquen un aislamient­o de la comunidad.

“Estos lugares, que pueden estar en cualquier vecindario o colonia, incluso son mucho más baratos que los institucio­nes”, destacó Brizuela.

La urgencia de acabar con los modelos de institucio­nalización, además, obedece a que México ya se comprometi­ó a avanzar en ese sentido, al firmar en 2007 la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacid­ad.

En 2014, recordó la activista, el comité de seguimient­o de dicha convención subrayó la importanci­a de retomar las acciones para no internar a las personas con discapacid­ad, pero en México “sigue sin haber ningún cambio o avance”.

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