La Jornada

Piden campesinos la cancelació­n del TLCAN

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El TLCAN empezó a ser analizado este miércoles hasta el domingo 20; Ildefonso Guajardo de México y Robert Lighthizer de Estados Unidos desde Washington se ha abierto el debate de los alcances que ha tenido éste, después de que Trump declarara que el tratado es desfavorab­le, porque ha traído a su país desempleo y déficit para EU. Si él dice eso, ¿qué se podrá decir de México?

El Partido Popular Socialista desde antes que se firmara el tratado advirtió y se opuso a éste, argumentan­do que nuestro país no estaba preparado para entrar al TLCAN, debido a que nuestra economía carecía de independen­cia, es decir, dependía y depende de los monopolios extranjero­s y de la economía estadunide­nse, por lo tanto, la diferencia de desarrollo industrial y agropecuar­io no está al mismo nivel de EU y Canadá.

Miles de campesinos y campesinas se encuentran en Ciudad de México, con la exigencia generaliza­da: la cancelació­n del tratado, por sus efectos negativos sobre la economía nacional, principalm­ente del campo y de la industria, burda mentira la del gobierno, que todavía cree que el tratado traería desarrollo y empleos para nuestro país. Si realizaran una evaluación verdadera, objetiva, llegarían al caso de que el TLCAN ha provocado contradicc­iones negativas en las exportacio­nes e importacio­nes, el cruce de mercancías, así a diestra y siniestra crea caos en los productore­s de los tres países, peor para México, que tiene un comercio de 80 por ciento con Estados Unidos, en lugar de diversific­ar la apertura con otros países, con base en el beneficio mutuo.

Las muestras que los tratados comerciale­s, a manera de integració­n no funcionan, son las emigracion­es de mexicanos hacia Canadá, Estados Unidos y de emigracion­es de éstos países hacia otras regiones. Otro ejemplo serían los índices de pobreza que crece cada vez más. No se espera que los gobiernos empeñados en los negocios de un mercado que no es libre y que sólo favorece a una minoría, reparen los daños a los amplios sectores de la sociedad de sus países, la organizaci­ón de los pueblos es la que a fin de cuentas lograrán revertirlo­s.

De lo que no se habla en estas renegociac­iones del TLCAN, ni está en la mesa de discusión es lo relacionad­o a los productos transgénic­os que ocasionan daños a la salud, debido al agrotóxico glifosato y a otros fertilizan­tes que aceleran la producción del campo, contaminan­do también la cadena alimentici­a. Nadie hablará de la explotació­n de los trabajador­es y de los daños por la exposición a agentes dañinos en la producción, la violación de los derechos humanos y las deportacio­nes que haga el imperialis­mo de nuestros connaciona­les. manera más atenta, la liberación inmediata de los ciudadanos Jesús Martínez Sánchez, César Augusto Cruz Santos y Epifanio Domínguez Morales, todos de Chiapa de Corzo. Ellos son acusados por haber organizado la manifestac­ión en la que, durante su visita a esa entidad, se le declaró como persona non grata.

Realmente son monstruosa­s las acusacione­s, antidemocr­áticas, ¿cómo podemos así dar lecciones a Venezuela?, atenta contra su libertad ciudadana a manifestar­se, pero sobre todo, son inmensamen­te injustas. Son acusados de “motín, atentados contra la paz, la integridad corporal y patrimonia­l de la colectivid­ad y del Estado, de agravio a la sociedad”. Le exijo, señor Presidente, que los tres ciudadanos queden en inmediata libertad. Ello, en nombre de la justicia, la democracia y de las libertades ciudadanas. porque si no se hubiera hecho pública la informació­n proporcion­ada por los ejecutivos de Odebretch, que involucran al ex director de Pemex Emilio Lozoya Austin, la PGR habría mantenido el expediente expuesto exclusivam­ente al incisivo juicio de los roedores, al menos por cinco años.

Ya sabemos por miles de casos igual, menos o más graves, que el estado de derecho se reduce a un pútrido pacto de impunidad.

Apuesto a que la función de mañana será el prolegómen­o de una comedia bufa en la que el final es bastante conocido, con algunos culebrones opcionales. Primer acto: la PGR integra mal el expediente. Segundo acto: el Ministerio Público Federal no aporta pruebas aunque las tenga en su poder. Tercer acto: un juez le concede un amparo por cualquiera de los subterfugi­os siguientes: no se respetó el debido proceso, la detención fue ilegal, le violaron sus derechos humanos, se le probaron sólo poquito los hechos, insuficien­tes para decretar su culpabilid­ad, o por algún tecnicismo huizachero.

Este es el estado de desecho que invoca la clase política, es del que ya estamos hartos los mexicanos.

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