La Jornada

Desperté dentro de un saco; creí que nunca volvería a ver a mi hijo, dice Chloe Ayling

- MAY BULMAN The Independen­t LONDRES.

La modelo británica Chloe Ayling ha relatado cómo fue atraída a Italia para una sesión fotográfic­a falsa y luego drogada, secuestrad­a y mantenida casi una semana en cautiverio.

En la primera entrevista a un medio que ha concedido desde su experienci­a, la joven de 20 años hizo un dramático recuento desde que llegó a lo que le dijeron que era el estudio hasta ser sujeta por la espalda por un individuo enguantado que le inyectó ketamina.

Su relato completo en el Mail on Sunday detalla cómo un hombre, presuntame­nte el polaco Lukasz Pawel Herba, aparentand­o ser fotógrafo de modas, la atrajo a Milán y la tuvo cautiva en una cabaña remota –donde estuvo “esposada a una cajonera”– para venderla como esclava en una subasta por Internet.

Ayling relató al diario: “Me había enviado un email por medio de mi agente, Phil Green, en el que me dio la dirección del estudio. Dijo que la puerta estaría abierta y que yo debía pasar. Entré por la puerta abierta y puse mi equipaje en el piso. Esperaba escuchar personas preparando la sesión, pero reinaba el silencio. Era un poco extraño, pero entonces vi una puerta con un letrero que decía ‘Estudio’. Al estirar la mano para abrir, sentí que un brazo me rodeaba el cuello desde atrás. Traté de gritar, pero una mano enguantada me cubrió la boca y la nariz.

“Entré en pánico porque no podía respirar y levanté las manos hacia la cara. Trataba de quitarme sus dedos de la nariz y logré tomar una bocanada de aire.”

“La peor pesadilla”

Describió cómo otro hombre que llevaba una máscara negra de esquiador y sostenía una jeringa en la mano derecha se paró frente a ella, le “arrancó” la manga de la chaqueta y le sujetó el brazo. “Fue la peor pesadilla. No sabía qué había en la jeringa. Tenía pánico. Pensé que iban a robarme o violarme.

“Me arrastraro­n al suelo”, continuó. Me di por vencida; pensé: ‘no saldré viva de esto’. Y entonces todo se oscureció.”

Lo siguiente que recuerda, comentó, fue despertar metida en un saco en la cajuela de un auto en movimiento, con las manos y pies esposados y con cinta adhe- siva en la boca. Durante el viaje sus captores se detuvieron varias veces a apretar las esposas. “Pensé que iban a matarme y meterme en la maleta. Creí que nunca volvería a ver a mi madre y a Ahston, mi hijo”.

Al llegar a una casa que describió como “oscura y fría”, la Chloe Ayling en una imagen tomada de su página de Facebook condujeron “por escaleras de concreto hacia un cuartito con piso de madera”, donde la encadenaro­n a una cajonera. En las horas siguientes, sus captores descubrier­on que habían cometido un error con ella porque “no secuestrab­an madres”.

“No sabía qué creer. Les pregunté si me dejarían ir, pero él me dijo que ya me habían anunciado y que había mucho interés por mí. Dijo que la subasta se realizaría en cinco días –el domingo– y que la puesta inicial era de 300 mil dólares. Yo no entendía nada; estaba aturdida. Ese será siempre el peor día de mi vida.”

Captura por error

Añadió: “Entonces dijo que quería ayudarme porque me habían capturado por error. Me preguntó qué podía ofrecer mi familia. En casa sólo somos mi madre y yo, no había forma de pagar un rescate. Le di nombres de dos o tres personas que podrían ayudar”.

Se han expresado dudas sobre las acusacione­s de Chloe después que CCTV difundió imágenes de ella comprando zapatos junto con Herba, pero ella las rechaza afirmando que su captor era “aterrador” y que ella hizo lo que él le pedía, porque no quería arriesgars­e a enfurecerl­o. “Me dijo que era un asesino de Muerte Negra y me mostró dos cuchillos. Aseguró que su método favorito de matar era el veneno. Lo comentaba de modo tan casual que era aterrador. Dijo que llevaba cinco años trabajando para esa organizaci­ón y que había ganado 15 millones de dólares”, refirió.

“Me dijo que sería una locura tratar de escapar porque me mataría al instante. Que ya no estábamos en Italia, sino en un lugar muy remoto, y que los agentes de Muerte Negra estaban cerca. Le prometí que no intentaría escapar. Me dijo que podía compartir la cama matrimonia­l del otro cuarto. Cualquier cosa era mejor que acostarme esposada en el suelo, así que accedí. No quería molestarlo; ya me había dicho que era un asesino. Cualquiera en mi lugar habría hecho lo mismo. Cualquiera.”

Recordó el momento en que denunció su secuestro: “Se abrió la puerta y entramos. Me acerqué a la empleada del mostrador, que era italiana, y le dije: ‘Me han secuestrad­o’. Preguntó mi nombre y se lo di. Abrió una puerta para que entráramos en un cuarto privado y nos sentamos las dos. Le dije que me habían raptado en un estudio de modelaje y me eché a llorar. Comencé a contarle la historia y ella empezó a llorar también. Me dijo que sabía quién era yo”.

El sábado pasado, después de una investigac­ión de tres semanas, la policía italiana acusó a Pawel Herba de secuestro y extorsión, y permitió que Chloe Ayling regresara al Reino Unido.

Si bien algunas personas han puesto en duda su historia, el abogado de la modelo, Francesco Pesce, señaló que los investigad­ores creyeron sus acusacione­s. Los fiscales italianos dijeron creer que ella fue secuestrad­a y “no vieron inconsiste­ncias en su relato”.

Al concluir su narración, Chloe expresó: “Se han dicho muchas mentiras. Pero sé la verdad; la policía la sabe y todo se mostrará en el juicio. Esta experienci­a me ha enseñado lo que en verdad importa en la vida. Estoy feliz de encontrarm­e de nuevo en casa. Hubo personas que me criticaron por sonreír cuando me tomaron fotos al regresar, pero, ¿por qué no iba a sonreír? Sobreviví.”

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