La Jornada

CIUDAD PERDIDA

En puerta, el candidato o candidata

- MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ

ste fin de semana Morena habrá de decidir quien será su candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Será una decisión en la que se establezca un piso firme para la elección, más que para la candidatur­a, con el fin de medir la fuerza real de la organizaci­ón en la ciudad. La medición, ahora, no debe estar sujeta a las formas tradiciona­les, y debe transcurri­r sin la necesidad de grupos de apoyo que hacen engañosa la determinac­ión, pero además tiene que darse en un contexto de confiabili­dad tan grande que haga pensar al votante que Morena en el poder no estará sujeta a los intereses de grupo, para mandar la señal inequívoca de que al ejercer el poder el organismo decidirá en apego a las decisiones expresadas en las urnas. Los precandida­tos son dueños de los elementos requeridos para suponer que la militancia los considere aptos para una campaña encarnizad­a. Claudia Sheinbaum y Martí Batres son militan- tes en eso que llaman izquierdas desde casi toda su vida, mientras Mario Delgado y Ricardo Monreal no provienen de ninguna organizaci­ón con esa marca ideológica. Claudia Sheinbaum creció de manera vertiginos­a desde hace algunos meses y se ha convertido, según algunas mediciones, en la aspirante con mayor número de posibles votos en favor. Martí Batres, enjundioso como siempre, ha mantenido un trabajo silencioso, al que algunos consideran efectivo, pero ha creado un considerab­le grupo de anticuerpo­s que le son muy perjudicia­les. Por su lado, Mario Delgado entró al pleito con calzador, pero que nadie se confíe, desde el Senado logró formar algunos grupos de apoyo y análisis que ahora más que nunca tendrán que funcionarl­e, y con los que trabaja a mar- chas forzadas para lograr un espacio de lucha política que le permita exhibir sus planes para la ciudad. Por lo que hace a Ricardo Monreal, no tiene problema, lo mismo puede ser el candidato de Morena que del Verde, o del PRI, y tampoco le importa si se trata del PAN o de quien sea, su ambición es llegar a la jefatura de Gobierno, pero todo indica que sí quiere que sea Morena. Más o menos así está el panorama que habrá de resolverse el próximo domingo, y parece que se ha pensado en función de las reacciones que pudieran tener los grupos que no alcancen los promedios que les marquen las autoridade­s, para tener el tiempo necesario, el que requiere la cicatrizac­ión de las heridas que pudieran darse en la elección interna, y con ello pretender un ámbito de trabajo solidario hacia quien sea el candidato. Lo que no debe suceder, de nin- ciudadperd­ida_2000@yahoo.com.mx • ciudadange­l@hotmail.com

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