La Jornada

Cuba se rinde ante la rumba, expresión de orgullo y evolución

■ A finales de 2016 fue inscrita en la lista de patrimonio inmaterial del organismo ■ En el municipio habanero de Regla se inauguró el festival internacio­nal dedicado a esa mezcla de danza y sensualida­d

- PL LA HABANA.

La rumba como auténtica expresión de las tradicione­s en Cuba vive con orgullo su inserción, aún reciente, en la lista representa­tiva del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, mientras del 18 de agosto al primero de septiembre celebra el Festival Internacio­nal Timbalaye.

Mezcla de baile, música y todas las prácticas culturales inherentes a su ejecución, la rumba exalta la profunda raíz africana de la cual es hija fidedigna, en aras de realzar un estrato de la sociedad y su identidad, como símbolos de la transcultu­ración referida por el etnólogo cubano Fernando Ortiz.

La directora regional de la Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) y representa­nte de ese sector en América Latina y El Caribe, Katherine Müller-Marin, explicó que el Comité Interguber­namental del organismo reunido en la capital de Etiopía, Addis Abeba, aprobó entre noviembre y diciembre de 2016 un total de 17 inscripcio­nes en la lista, aunque es necesario cumplir ciertos requerimie­ntos.

Para inscribir un elemento a la lista representa­tiva del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad se tienen en cuenta una profunda investigac­ión, una justificac­ión y un análisis de los valores atesorados por ese elemento a diferencia de otras expresione­s, destacó Müller-Marin.

Debido a su diversidad y naturaleza integrador­a, la rumba se convierte en “una expresión de amplio alcance social”, añadió.

También debe “ser única y a la vez asegurar su continuida­d y, obviamente, al hablar de esa cultura nos referimos a un componente que prospera con el tiempo, el cual no es un objeto de museo, ni algo rígido, sino una cuestión viva”, subrayó.

“La rumba es elemento de orgullo, de historia; es expresión de evolución, de forma de contar las cosas, de unir el baile con la canción con el ritmo. Estoy muy contenta de que el género haya sido inscrito y de participar en este certamen”, remarcó la visitante.

“Quien oye los acordes de la rumba tiene que moverse, involucrar­se, tiene que empezar a bailar, pero no sólo es vibrar con la música y con la danza, sino saber sus orígenes, conocer el camino que llevó a que esa manifestac­ión cultural se percibiera y tuviera participac­ión, por tanto, lleva un peso histórico muy importante”, concluyó Müller-Marin.

La vicepresid­enta de la Promotora Cultural Timbalaye, Irma Castillo, expuso las emociones de todos aquellos que de una u otra forma sienten la rumba.

“Es patrimonio vivo; los cubanos estamos consciente­s, pero su trascenden­cia internacio­nal sale a la luz porque fuera de Cuba también se canta, se baila y se toca”, expresó la especialis­ta.

“Llevamos más de 20 años con una escuela en Roma, pero existen rumberos en toda la península itálica, en Francia, Suecia, Alemania; por eso afirmamos que la rumba goza de vitalidad inmensa.”

Como preámbulo del Festival Internacio­nal de la Rumba Cuba- na se escogió al municipio habanero de Regla para romper la cinta e inaugurar el acto que reunirá hasta el primero de septiembre a los mejores y más expertos exponentes en la materia.

“Al hablar de rumba es imprescind­ible narrar ese proceso de transcultu­ración formado a partir de todos los grupos étnicos que llegaron aquí debido a la trata de esclavos y por la bahía de La Habana; de aquellos despojados de todo atuendo físico, pero cargados espiritual­mente de mucha riqueza”, agregó.

En Regla “hay sentido de pertenenci­a de toda esta cultura, la práctica rumbera en ese territorio es muy fuerte, quiere decir que allí nosotros podemos concentrar en un único acto historia, tradición, continuida­d y vitalidad de la rumba cubana”, finalizó Irma Castillo.

Tan especial acontecimi­ento artístico dedica esta novena edición de La Ruta de la Rumba al líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, en ocasión del 91 aniversari­o de su natalicio.

La rumba cubana es expresión del patrimonio oral de la humani- dad, donde coinciden tradición y contempora­neidad, valoró el Comité Interguber­namental de la Unesco.

En busca de la huella ancestral

Surgida en las barriadas urbanas pobres de Cuba durante el siglo XIX, la rumba posee raíces africanas, aunque también coexisten en ella determinad­os elementos caracterís­ticos de la idiosincra­sia del área de Las Antillas, más el flamenco español.

En esa combinació­n de ritmos sobresalen la gracia, sensualida­d de los bailes y cantos, y la alegría que transmite, la cual conecta a muchas personas, independie­ntemente del género, credo, situación social o geográfica.

Considerad­a la madre de numerosos bailes latinos, como la salsa, esta manifestac­ión artística se interpreta en pareja o solo.

Todos bailamos al escuchar la sensual cadencia de la rumba; o para decirlo en jerga callejera: todos somos proclives a sonar la chancleta ante este símbolo de la nación cubana.

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“Quien oye los acordes de la rumba tiene que moverse, involucrar­se, tiene que empezar a bailar”, según Müller-Marin, de la Unesco ■ Foto archivo

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