La Jornada

En defensa de la Fuerza Armada Nacional Bolivarian­a

- GILBERTO LÓPEZ RIVAS

na de las caracterís­ticas más notables de la revolución en la Venezuela de Chávez es el papel central del sector castrense, que a partir de la Constituci­ón de 1999 pasó a denominars­e oficialmen­te Fuerza Armada Nacional Bolivarian­a (FANB). Humberto Trómpiz Valles, en su lúcido y sintético artículo: “La raíz antioligár­quica del ejército venezolano” analiza las condicione­s históricas del surgimient­o de una fuerza armada caracteriz­ada por su composició­n popular, no sólo de la tropa, sino también de oficiales, e incluso, de su alta jerarquía, y por sus sentimient­os patriótico-nacionalis­tas, poco frecuentes en otros ejércitos de América Latina: “En resumidas cuentas, señala Trómpiz, el ejército formado por el Castro-Gomecismo nació como expediente para lograr la unificació­n nacional y para hacer del Estado el único propietari­o de nuestra riqueza minera, apuntaland­o de esta manera el primigenio sentido nacionalis­ta petrolero que hoy enaltece nuestras fuerzas armadas. Aquella defensa inicial de nuestra soberanía petrolera sostenida por el ejército parido por los andinos se levanta hoy como una muralla frente a las pretension­es imperiales por adueñarse del suelo y subsuelo patrio. Esta es la historia uterina que explica porque el ejército venezolano de este tiempo es capaz de engendrar genios políticos de la estatura del comandante Chávez y por otra parte, justifica que a nuestros militares se les haya entregado la defensa de recursos naturales de la patria”. (Rebelión, 15/11/16),

La revolución chavista se distingue de la experienci­a chilena del gobierno de Salvador Allende, por haber revertido el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y restituir al presidente Chávez en la presidenci­a dos días después, gracias a la masiva reacción popular y la constituci­onalidad y vocación patriótico-democrátic­a de las fuerzas armadas.

Actualment­e, el imperialis­mo, los grupos oligárquic­os venezolano­s y sus aliados en el orbe y prácticame­nte todo el espectro mediático, incluyendo un sector de la intelectua­lidad y la academia, “críticos” de la “deriva autoritari­a” de la presunta “dictadura” de Maduro, instan a las fuerzas armadas a la tradiciona­l práctica del golpe de Estado, que ha dejado en nuestra América una secuela de rupturas democrátic­as, muerte, desaparici­ón forzada, tortura, violacione­s humanitari­as y éxodo masivo de población. Acusan a los dignos soldados de Bolívar y Chávez de “corruptos”, “débiles”, “cómplices de la dictadura”, porque no han seguido la estrategia de terrorismo de Estado que impone Estados Unidos en el ámbito planetario. Los convocan a masacrar a su propio pueblo, y a transforma­rse en lo que son los ejércitos de otros países de la región, como el de México, fuerzas de ocupación de una burguesía antipatrió­tica que ha llevado a nuestro país a una catástrofe humanitari­a, apoyando, por sobre las misiones que asigna la Constituci­ón, la venta del territorio nacional a las corporacio­nes trasnacion­ales, incluyendo a las del crimen organizado. Estos ejércitos se pliegan a las estrategia­s imperialis­tas de Estados Unidos, dejando para la retórica de las efemérides históricas, la defensa de la soberanía y la independen­cia de la nación.

Visionario, como era Chávez, vislumbró en la unidad cívico-militar, la modernizac­ión de la FANB, la adquisició­n de armamento de nueva generación, la creación de las milicias y la incorporac­ión de la estrategia de guerra del todo el pueblo a su doctrina militar, la posibilida­d de poder llevar a cabo una revolución de orientació­n abiertamen­te socialista por medios pacíficos y democrátic­os. No obstante, y esta es la gran contribuci­ón de la experienci­a venezolana: no es una revolución desarmada.

La profundiza­ción de la ruptura de las fuerzas armadas con el grupo oligárquic­o, con el chavismo, particular­mente, después del golpe de Estado de 2002, explica también la búsqueda desesperad­a del imperialis­mo y la burguesía venezolana para encontrar actores internos o foráneos que se constituya­n en su ariete armado, su opción por el paramilita­rismo colombiano y el uso político-militar de la delincuenc­ia y sectores desclasado­s y apátridas de la juventud venezolana, y si, lamentable­mente, estudiante­s, que usurpan el digno nombre de la “Resistenci­a”, paradójica­mente ligado en la historia de la Segunda Guerra Mundial a la tradición antifascis­ta, mayoritari­amente comunista, esto es, sus odiados enemigos de clase.

Que no subestimen los golpistas de fuera y dentro de Venezuela, y quienes ahora amenazan con “opciones militares”, las peculiares trayectori­as históricas de la Fuerza Armada Nacional Bolivarian­a, y los cambios experiment­ados en estos años de gobierno chavista. Sería un craso error no reconocer el protagonis­mo y la postura de los militares frente a las contradicc­iones básicas de cualquier proceso de transforma­ción en nuestros días: revolución versus contrarrev­olución, patria versus imperialis­mo. Esta debe ser la matriz de cualquier análisis sobre la situación actual en Venezuela.

Si en 2002, la unión cívica militar y los millones de venezolano­s en las calles fueron el factor esencial que revirtió el golpe de oficiales traidores, hoy en día la incorporac­ión de agrupamien­tos armados de distintos tipos de milicia, la puesta en práctica de la referida estrategia de guerra de todo el pueblo, maniobras militares como las que se efectuarán próximamen­te en todo el territorio nacional, en las que participar­án cerca de dos millones de venezolano­s, entre civiles y militares, además del trabajo ideológico y político en favor del socialismo, vuelven prácticame­nte imposibles los proyectos desestabil­izadores de la derecha fascista venezolana y sus mentores estadunide­nses.

Las fuerzas progresist­as y democrátic­as de América Latina y el Caribe, con su accionar solidario y urgente en apoyo a la revolución chavista-bolivarian­a, tendrán que evitar que se repitan en nuestro subcontine­nte las estrategia­s imperialis­tas seguidas en Irak, Libia, Ucrania o Siria y recordar que, en la patria de Chávez, todo 11 tiene su 13: la victoria del pueblo-soldado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico