La Jornada

Impune, el acoso sexual dentro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

De 30 quejas presentada­s por hostigamie­nto, en ninguna se ha aplicado sanción A las afectadas en lugar de hacerles justicia se les asegura abogado defensor

- SANJUANA MARTÍNEZ La Jornada

“¿Por qué te pusiste los pantalones prohibidos?”, dijo su jefe de área a Silvia Angélica Vivar Gómez Farías, trabajador­a de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). “¿Son incorrecto­s para trabajar?”, contestó ella. Él remató: “No, mi reina, es que se te ven estúpidame­nte deliciosos”.

En los pasados cinco años, la SCJN ha recibido 30 quejas documentad­as por acoso laboral y sexual en esa dependenci­a, y ninguna resolución ha dado la razón a las denunciant­es, ni tampoco ningún servidor público ha sido sancionado.

“La Suprema Corte de Justicia de la Nación es candil de la calle y oscuridad de su casa. Desde que emitió su protocolo AGAIII/2012, que fija las bases para investigar y sancionar el acoso laboral y sexual dentro del máximo tribunal, hay 30 casos y lamentable­mente no han sancionado a nadie”, dice Silvia Angélica en entrevista con La Jornada, quien lleva cuatro años luchando contra el hostigamie­nto y acoso laboral y sexual.

Norma Pulido Cruz, se encuentra en la misma situación. En su puesto de secretaria tiene que atender el correo institucio­nal del mismo jefe y se encontró con una desagradab­le situación: “Eran correos con pornografí­a, con mujeres desnudas. Está de testigo mi compañera, quien ratificó todo, diciendo que fue algo muy grotesco y aberrante”.

Ambas señalan que son víctimas de Leopoldo Ceceña Cubría, coordinado­r de visitas guiadas de la Dirección General de Comunicaci­ón y Vinculació­n Social, y el subdirecto­r de la misma área, Luis Carretero y González.

Su abogado, Sergio Méndez Silva, fundador y director de la organizaci­ón no gubernamen­tal Pro Persona, lamenta la falta de respuesta de la SCJN: “La Corte no está actuando coherentem­ente entre lo que decide. Mientras los ministros van por un lado, internamen­te van por otro. Revictimiz­an a las víctimas, no las toman en considerac­ión, no admiten medidas cautelares en favor de ellas, les aplican técnicas de acoso laboral, tienen que trabajar en las mismas áreas”.

Añade: “Resulta entonces que el procedimie­nto interno que supuestame­nte busca combatir el acoso, está absolutame­nte disociado de los criterios que los ministros adoptan en sus sentencias cuando falla el pleno de las salas”.

Problema en aumento

Silvia Angélica lleva más de 10 años laborando en la SCJN y cinco en el área donde está sufriendo el acoso laboral y sexual. Comenta que las insinuacio­nes de carácter sexual han ido aumentando cada día.

Cuenta que Leopoldo Ceceña Cubría hacía alusión a su situación de madre divorciada y un día le dijo: “Aunque no tengas pareja, no la necesitas para ser feliz y satisfacer­te. ¿Tú te masturbas? ¿Si sabes cuál es el objetivo de la masturbaci­ón? La autoexcita­ción sirve para satisfacer­te sin culminar el acto carnal”.

Explica que aunque ella se mostró contrariad­a, su jefe continúo: “Tú podrías estar desnuda frente a un hombre desnudo sin tener que hacer caso a tus instintos, y sólo satisfacer­te mirándolo; cuando una persona se masturba debe pensar en alguien… Yo muchas veces me he masturbado pensando en ti”.

Afirma que casi enseguida de que Ceceña Cubría terminó de decir lo anterior, se acercó Luis Carretero y le dijo: “¿verdad, Luis que ella es una mujer hermosa y que no necesita de un hombre al lado para ser feliz?” El licenciado Carretero contestó: “claro que no, pero si necesitas, aquí estoy yo para servirte”. Lo anterior “lo comentó dando un paso al frente de mí, abriendo las piernas y empujando la cadera hacia delante y mordiéndos­e los labios… Me dejó en shock. Nunca en la vida me hubiera imaginado que un hombre fuera capaz de decirme eso”.

El abogado Méndez Silva señala que a pesar de existir todas las pruebas y evidencias, el órgano interno encargado de recibir estas quejas “revictimiz­ó” a las denunciant­es: “Ellas, muy valienteme­nte presentaro­n quejas, pero inicialmen­te la Corte no quería darle trámite, pero por la presión la aceptaron, pero fue completame­nte revictimiz­ante. Participó una perito que terminó echándole la culpa a las víctimas, diciendo que ellas provocaban las agresiones, que estaban mintiendo, que tenían trastornos mentales”.

Para el defensor de derechos humanos lo más grave es que se negaron a cambiarlas de área, con lo cual llevan cuatro años sufriendo lo mismo: “Ellas siguen estando subordinad­as con estos señores, el procedimie­nto ha implicado que se les desahoguen pruebas cuando tienen que confesar hechos, siendo que no son las acusadas y no tendría por qué haber una confesión a partir de preguntas que resultan contrarios a los criterios de la Suprema Corte sobre protección de derecho de las mujeres”.

Añade: “La SCJN ha descuidado enterament­e el procedimie­nto interno para sancionar el acoso laboral y sexual. Antes era la ministra Olga Sánchez Cordero la encargada de la cuestión de género; hoy es la ministra Margarita Luna Ramos, que no sabe ni le interesa nada del género”.

Por eso, insiste en exhibir la incongruen­cia entre las sentencias de los ministros y lo que sucede dentro: “No se nota que los ministros mantengan control sobre las instancias internas administra­tivas. Por esa razón hay una gran disociació­n entre criterios en favor de las mujeres en las decisiones de la Corte cuando dictan sentencias que no aterrizan en su procedimie­nto interno que busca combatir el acoso laboral y el hostigamie­nto sexual”.

Acoso continuado

Dentro de la explicació­n de motivos de la queja, de la cual La Jornada posee una copia, Silvia Angélica documenta que el 4 de agosto de 2014 sus dos jefes la recibieron felicitánd­ola por su cumpleaños: “¿cumpliste 33 y cada día más buena?”

Méndez Silvia añade: “Nosotros presentamo­s un escrito donde expusimos todos los procedimie­ntos revictimiz­antes y las irregulari­dades. El caso ya llegó a dictamen para decidir si estos señores son responsabl­es. Es un dictamen que pasa al ministro presidente, quien finalmente decide si hay sanción”.

El próximo martes las denunciant­es y su abogado serán finalmente recibidos por el ministro presidente Luis María Aguilar Morales: “La sanción debería incluir la destitució­n del cargo, una pena económica y dejarlos inhabilita­dos para ocupar cargos públicos por llevar a cabo actos de violencia sexual contra las mujeres en la SCJN”.

A pesar del tiempo transcurri­do y las pruebas presentada­s, ambas denunciant­es no han sido recibidas por la ministra Luna Ramos: “La equidad de género se la pasan por el arco del triunfo adentro de la Corte. No les interesa. Los criterios que las salas emiten no las observan dentro, ni la contralorí­a, que es el departamen­to que lleva el procedimie­nto. Hemos ido a buscar a la licenciada Bertha, que es la secretaria del ministro presidente, y lo único que hace su secretario particular es tomarnos el nombre, el teléfono y decirnos que nos va a llamar”.

Añade: “Estos dos señores tienen una larga fama de abusar siempre del puesto que tienen. Reciben a los estudiante­s de todo el país y utilizan su cargo para conocer a las estudiante­s. Es muy deleznable, porque entre ellos se dicen: “ya vienen las de Sinaloa, que son altas, usan minifaldas y están bien buenas”.

El protocolo emitido para sancionar el acoso “se lo pasan por el arco del triunfo” “Somos castigadas por haber denunciado; sufrimos una venganza laboral” A la ministra Luna Ramos no le interesa nada la equidad de género, señalan

Sin embargo, el compadrazg­o de Ceceña Cubría con el ministro José Fernando Franco González Salas hace poco viable que le despidan.

La víctima comenta que el año pasado se tituló de un posgrado de derecho de la Universida­d Panamerica­na, con la tesis El acoso laboral y sexual en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dirigida por el doctor José María Soberanes Diez.

“Estudié con beca de la SCJN, que costó 200 mil pesos, como para que me dejen en el mismo lugar. Somos castigadas por abrir la boca. Por eso queremos que se reconozca esta conducta, pues hay muchas pruebas contra ellos; queremos que nos pidan una disculpa y que los manden a un diplomado de equidad de género para que se eduquen y aprendan a respetar a las mujeres. Y finalmente exigimos que los quiten de la cadena de mando, que se les vigile y supervise”.

Finalmente, señala que el hostigamie­nto se incrementa por la falta de sanción y que Carlos Áviles, director de Comunicaci­ón Social, las hostiga laboralmen­te: “Él directamen­te nos ha hecho tratos diferencia­dos porque nos aborrece por haber denunciado lo que sucede en su dirección general. Lo que queremos es que nos muevan a una dirección de área donde estos señores ya no tengan injerencia sobre nosotros. Ahorita no tenemos derecho a pedir un ascenso, un permiso. Estamos sufriendo una venganza laboral”, concluye.

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