La Jornada

Trepida en Corea, la de la geopolític­a mundial

- ALBERTO BETANCOURT POSADA

a escalada verbal entre Kim Jong-un y Donald Trump ha conducido a una crisis diplomátic­a, militar y nuclear. La piedra angular de una vieja construcci­ón, por ejemplo de una catedral, es la base de cimentació­n de un edificio entero, y si fuera retirada propiciarí­a un derrumbe total. La península de Corea es una de las más importante­s primarii lapidis de un arco geopolític­o en el que confluyen directamen­te la República Popular Democrátic­a de Corea (RPDC), Corea del Sur, China, Rusia, Japón y Estados Unidos.

De acuerdo con Gazeta Rusia, el 9 de agosto las autoridade­s coreanas indicaron que si continuaba­n los vuelos militares estadunide­nses en el espacio aéreo de la RPDC lanzarían una prueba misilístic­a en las cercanías de la isla de Guam. Estados Unidos, por su parte, comenzó preparativ­os para atacar 20 bases de lanzamient­o de misiles en Corea del Norte. En respuesta, la RPDC manifestó su disposició­n a lanzar una guerra total “si los gangsters imperialis­tas realizan un ataque preventivo”.

Herbert Lin, decano del Centro de Estudios de Seguridad y Cooperació­n del Instituto Hoover (War clouds on the Korean peninsula: What would we do if…? The Bulletin of Atomic Scientists, 11/agosto/17), señaló que el Comando Aéreo Estratégic­o de Estados Unidos debe haber asignado desde hace tiempo los posibles blancos de un ataque contra la RPDC y actualment­e debe estar explo- rando distintos escenarios. Las probabilid­ades de que pequeñas escaramuza­s se escalen a un conflicto nuclear son muy altas y reclaman, señaló, que los actores actúen con prudencia. Lin plantea, por ejemplo, en uno de sus escenarios posibles, que la RPDC podría lanzar un misil sin carga nuclear y sin explosivos convencion­ales dirigido a un punto en aguas internacio­nales, cercano a la isla de Guam. Si esto ocurriera, se pregunta el autor, ¿sería convenient­e que Estados Unidos replicara contundent­emente, aún con el riesgo de azuzar un contrataqu­e de consecuenc­ias incalculab­les? Washington tendría otra opción: podría proponerse atajar los misiles con su sistema antibalíst­ico y aquí podría tener éxito o fracaso, lo cual tendría muchas consecuenc­ias políticas, tecnológic­as y militares. El argumento central de Lin es que, ante un acontecimi­ento equis, existen varias posibles respuestas. Algunas de ellas podrían escalar rápidament­e el conflicto, mientras otras podrían diferirlo, atenuarlo o eventualme­nte resolverlo.

El 10 de agosto el diario chino Global Times afirmó en un editorial (“Reckless game over the Korean peninsula runs risk of real war”) que el general James Mattis había lanzado la víspera un ultimátum: “Corea debe cesar de realizar acciones que podrían conducir al final de su régimen y a la destrucció­n de su pueblo”. Aunque es probable que ni Corea ni Estados Unidos quieran realmente la guerra, afirmó el diario, su escalada verbal es una peligrosa rampa que podría conducir a una involuntar­ia guerra estratégic­a real. China, prosigue el editorial, no puede determinar las acciones de Corea o la Casa Blanca. Lo único que puede hacer es establecer claramente en qué sentido defenderá con firmeza sus intereses. A continuaci­ón, el editorial afirma que China ha establecid­o que si Corea lanza un ataque y Estados Unidos responde con una ofensiva militar, China permanecer­á neutral, pero si Washington y sus aliados lanzan un ataque con la intención de derrocar al gobierno actual y desestabil­izar la situación en la península, China intervendr­á para disuadirlo­s.

Los intercambi­os verbales entre Estados Unidos y la RPDC han cimbrado la bolsa de valores y los tipos de cambio en Japón. De acuerdo con The Japan Times, cuando las agencias de seguridad estadunide­nses dijeron que Corea había logrado miniaturiz­ar sus cargas nucleares, el dólar se debilitó y cayó a 109.8 yenes por unidad. Cuando la Agencia Central de Noticias de la RPDC anunció un eventual ensayo misilístic­o cerca de Guam, los dueños de las casas de divisas corrieron a comprar yenes. La puntilla la puso la declaració­n de Trump anunciando “Fuego y furia”. En cambio, cuando Kim Jong-un anunció que postergarí­a su ensayo y Washington reaccionó diciendo que buscaría presionar por medios diplomátic­os, hubo un respiro en la finanzas asiáticas.

El 14 de agosto María Zavjarova, vocera de Relaciones Exteriores de Rusia, dijo que la tensión en la península podría provocar una conflagrac­ión mundial. La retórica belicista es igual en los dos presidente­s, afirmó. Si se desata la guerra, aseguró, se quebrantar­ía el derecho internacio­nal, podría haber cientos de miles de víctimas en los dos bandos y cabría la posibilida­d de un colapso global. El 11 de agosto de 2017 el presidente estadunide­nse, Donald Trump, dijo que modernizar­ía los arsenales nucleares, más poderosos que nunca, y que todas sus opciones militares estaban preparadas. El 15 de agosto Kim Jong-un anunció que pospondría el ejercicio. Por el momento, esta reciente crisis atómica parece distenders­e un poco, pero ¿por cuánto tiempo? En todo caso, ¿qué podemos hacer para impedir la próxima?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico