Empieza la transformación de las FARC en partido político
Sin triunfalismos, Iván Márquez dice al gobierno: pacta sunt servanda (lo pactado obliga)
Una vez dada la bienvenida a todas y todos los delegados al Congreso que dará a luz a un nuevo partido que debe tener un rol crucial en la política colombiana, tomó la palabra su comandante en jefe, Rodrigo Londoño, más conocido como Timoleón Jiménez Timochenko, quien nos dejó el mensaje de que una vez terminada la guerra, ahora toca construir la paz, pero todo ello sin renunciar al proyecto de sociedad de las FARC, que buscará un régimen político democrático que promueva el bienestar de la sociedad, desde el respeto a los derechos humanos y la justicia social.
Pero la intervención principal de la jornada inaugural le correspondería al comandante Iván Márquez, jefe de la delegación de paz de las FARC-EP durante los diálogos de La Habana que propiciaron el acuerdo con el Estado colombiano.
Tras rememorar negociaciones pasadas que no llegaron a buen puerto, como las de Uribe, o las de Tlaxcala, Caguán o Caracas, hizo un balance del mo- mento actual del proceso de paz en Colombia. Márquez aseveró que la paz alcanzada no es perfecta, pues es una paz negociada, basada en acuerdos –precarios en muchos casos–, pero debe ser una paz que abra las grandes alamedas del buen vivir y el bienestar de las grandes mayorías.
Sin embargo, no hubo espacio para el triunfalismo en la intervención del negociador jefe de la ex guerrilla, muy crítico del gobierno colombiano, al que interpeló mediante la expresión latina pacta sunt servanda (lo pactado obliga), una forma de decir que los acuerdos son para honrarlos, y una crítica velada a los reiterados incumplimientos que se vienen dando a los Acuerdos de Paz de La Habana, ya depositados ante el gobierno de Suiza, y por tanto, imposibles de modificar. Márquez subrayó la manifiesta debilidad de un gobierno que cede a las presiones, y que no controla los diferentes resortes de un Estado que debe velar por la realización de lo pactado.
Respecto de lo acordado, se hizo especial énfasis en el de la reincorporación a la vida política una vez completado el ciclo de lucha armada, aunque dejando claro que este tema, la reincorporación, no se puede dejar exclusivamente en manos del Estado.
Lo que sí es parte de los acuerdos y no se ha cumplido, es la amnistía para los guerrilleros. A pesar de haber sido liberados centenares de ex combatientes, es un asunto crucial para las FARC la liberación de todos y cada uno de los prisioneros políticos. Asimismo, fueron numerosas las referencias a Simón Trinidad, comandante del Bloque Caribe, extraditado por Álvaro Uribe a Estados Unidos en una operación que buscaba ligar a las FARC con el narcotráfico, y que actualmente cumple condena en el país norteamericano, a pesar de que se solicitó que pudiera ser parte del equipo negociador durante los diálogos de La Habana.
Pero también hubo tiempo en la intervención principal de la jornada inaugural para mirar al futuro, para trazar algunas de las líneas que se van a debatir durante los próximos tres días de congreso a puerta cerrada entre los más de mil delegados acreditados.
Tres fueron los ejes principales que Márquez colocó encima de la mesa para la discusión en su informe. En primer lugar, la expansión hacia lo urbano, dejar de ser una organización predominantemente de ámbito rural para apostar por una creciente y expansiva proyección en los centros urbanos del país. Un partido asentado en las ciudades que apueste por una economía alternativa.
En segundo lugar, y respecto del carácter de la nueva organización política, se propone crear un partido-movimiento, superando una falsa dicotomía entre partido de cuadros y partido de masas. La definición final la dará la propia praxis del nuevo grupo político, pero el compromiso es claro por una organización que se articule, y no necesariamente lidere, con las luchas reales a lo largo y ancho de Colombia.
Finalmente, y ya con las elecciones presidenciales de mayo 2018 en el horizonte, lo expuesto en el informe central al congreso fundacional no tuvo ninguna ambigüedad. El nuevo partido de las FARC-EP promoverá una convergencia política, una gran coalición que permita desnivelar la balanza en favor de las fuerzas que apuestan por la paz.
El mensaje final de Márquez fue el de la necesidad de la unidad, un guiño a los referentes políticos de las FARC-EP, Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, así como a Simón Bolívar: “Unidos seremos fuertes y mereceremos respeto, divididos y aislados pereceremos”.