¡VIVA PERELLÓ QUE NO GUARDÓ NUNCA UN SILENCIO CÓMPLICE!
Hace un mes se marchó al universo de las matemáticas libertarias Marcelino Perelló. Asu muerte tenía 73 años. Era el último gran líder estudiantil del movimiento del 68 que se mantenía consecuente con sus principios y practicaba, cual ninguno, el ejercicio transgresor de la libertad. Descanse en paz ilustre maestro mexicano-catalán Marcelino Perelló Valls.
¿Por qué todos los que llenaron las redes sociales de insultos a un profesor universitario, o los que coleccionaron firmas para sacarlo de la UNAM, no se ofenden y se persignan cuando un procurador de justicia miente de manera descarada, muestra pruebas falsas y construidas por su misma institución y luego se marcha campante a seguir mintiendo a la nación sobre lo sucedido en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014?
No nos equivoquemos. Este linchamiento propio de una Edad Media de literatura y quema de brujas que sufrió Marcelino, tiene de trasfondo un tema ideológico, pues nunca le perdonaron su integridad luminosa ante las oscuridades de otros líderes estudiantiles, ni su deslinde del gobierno y de los bonos.
Marcelino Perelló fue más infinito que esa ingrata frase que lanzó a las ondas hertzianas a la ligera y que las redes sociales magnificaron, absolutizaron y condenaron. Nos lega un ejemplo contundente del gran rebelde que no teme a decir lo que piensa a pesar de sus consecuencias, que fascina al travieso que escucha su solitaria voz; la voz de un hombre que se lanza al combate en silla de ruedas.
Viva por siempre ese loco, medio sabio, insurrecto escritor, bondadoso, galán irredento y dueño eterno de la palabra, la más bella, que nos inspira impulsos levantiscos y preguntas. ¡Viva Perelló que no guardó nunca un silencio cómplice!