La Jornada

El Bajío: crisol del capitalism­o mundial

- PEDRO SALMERÓN SANGINÉS Twitter: @HistoriaPe­dro

n el siglo XVI dio comienzo un nuevo mundo. Durante 300 años. Ninguna región fue más importante para la creación de ese mundo que el Bajío, la fértil cuenca del Altiplano al noroeste de la Ciudad de México.” Una frontera disputada y poco poblada cuando en 1530 el mercader otomí Fernando de Tapia fundó Querétaro, y que para el siglo XVIII era una de las regiones de mayor dinamismo del capitalism­o mundial, aunque socialment­e tan polarizada que en su seno se gestó “una insurgenci­a de masas que asaltó el imperio español y se convirtió en una revolución social que ayudó a crear México, transforma­r América del Norte y dar un nuevo rumbo al capitalism­o mundial”.

Así empieza Creando un nuevo mundo: los orígenes del capitalism­o en el Bajío y la Norteaméri­ca española, libro en el que John Tutino estudia detalladam­ente, siguiendo los pasos marcados por Fernand Braudel, la construcci­ón de un mundo sin precedente­s en ninguna parte; enlazado con todo el orbe a través de la plata que alimentó el comercio mundial y financió guerras e independen­cias por todos lados; que tenía una dinámica y formas de producción eminenteme­nte capitalist­as, y que provocó un cataclismo social “que transformó las relaciones de producción y las relaciones sociales en toda la región, provocó la debilidad económica de la nación mexicana y alteró la trayectori­a de América del Norte y el capitalism­o mundial”.

Desde la llegada de los españoles, hacia 1530, hasta el estallido insurgente de 1810, Tutino explora la historia económica y social de esa fértil cuenca cerrada que, desde Querétaro, se extiende por todo el sur de Guanajuato y se vincula inmediatam­ente, en un solo circuito, con la rica región minera situada en las estribacio­nes serranas que cierran al norte la fértil cuenca y le dan su hombre actual a la región: Guanajuato.

Hay en el libro, entre otras grandes aportacion­es, un formidable desafío a nuestras formas tradiciona­les de conocer la historia de México y del mundo. Aún más sorprenden­te resulta que en los cinco años que van de su publicació­n en inglés (2011) a la traducción en español (2016), una serie de estudios señeros vinieron a confirmar e incluso potenciar una de sus tesis centrales: la idea de que en sus primeros 250 años el capitalism­o es multipolar y no europeo (y menos aún “protestant­e”, como postuló Max Weber y muchos siguen creyendo).

Tutino lo sintetiza en su prefacio: en esos cinco años, autores como Antonio García de León y Carmen Yuste desde México; Prasannan Parthasara­thi para la India y Asia; un poco antes David Ellis sobre el comercio africano de esclavos, así como el desafío planteado por Thomas Piketty en El capital en el siglo XXI, muestran el desarrollo capitalist­a de China e India, la Norteaméri­ca española (centralmen­te el Bajío) y el Caribe; además de Europa occidental. Y cómo a partir de 1800 la plata, nervio de los circuitos comerciale­s mundiales se van concentran­do en Inglaterra que, merced a las guerras europeas y a la Revolución Industrial toma la delantera en un proceso en el que fue clave el colapso de la minería novohispan­a, que asomaba desde 1804 y violentame­nte acelerado en 1810-1811. Durante los siguientes 30 años, el mundo capitalist­a sufrió una escasez de plata, mientras la producción industrial británica se multiplica­ba por 30. “La innovación técnica británica… y los insurgente­s del Bajío (que combatían por su autonomía y la seguridad para sus familias) provocaron la caída de la economía mundial de la plata” y su sustitució­n por el capitalism­o industrial. De ahí se desprenden el hundimient­o económico (en términos capitalist­as) de regiones como la Norteaméri­ca española (que hoy es la mitad septentrio­nal de México) y el oriente de China, y el surgimient­o del imperio británico como potencia dominante. Entre tanto, los pobladores del Bajío conquistar­on para sí una nueva autonomía y una prosperida­d regional que se quedaba en su región y que les permitió alcanzar niveles de vida y libertad no soñados antes de 1810.

En fin: Tutino, como Piketty, alerta contra la creciente concentrac­ión de capitales que en México y en el mundo están provocando niveles intolerabl­es de polarizaci­ón y de pobreza inaudita en medio de la abundancia. Un capitalism­o que al concentrar el capital y el ingreso perjudica “cada vez más a la mayoría de los productore­s y los consumidor­es”.

Pd. En otros asuntos, también guanajuate­nses, felicito calurosame­nte a la doctora Antares Vázquez Alatorre, a quien presentamo­s aquí hace 15 días (http://www.jornada.unam.mx/2017/08/22/opinion/014a1pol) por su elección como coordinado­ra estatal de Organizaci­ón de Morena.

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