La Jornada

Migrantes deportados corren riesgos más graves que en el Triángulo Norte de CA

El país y EU no cumplen con el principio de protegerlo­s, afirman activistas Analizan el problema en el 164 periodo extraordin­ario de sesiones de la CIDH

- EMIR OLIVARES ALONSO

Las condicione­s de violencia, insegurida­d y riesgo para la vida que enfrentan los migrantes o solicitant­es de asilo que fueron deportados hacia los países del Triángulo Norte de Centroamér­ica son en ocasiones mucho peores a las que los obligaron a huir. Países como Estados Unidos y México no han cumplido cabalmente con el principio internacio­nal de brindar protección y refugio a personas en peligro ante la grave crisis de derechos humanos.

Ayer, representa­ntes de organizaci­ones de la sociedad civil e integrante­s de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) discutiero­n este problema durante los trabajos del 164 periodo extraordin­ario de sesiones del organismo internacio­nal, que se realizan en la Ciudad de México.

Los primeros expusieron la serie de casos y agresiones a los que se enfrentan las personas que huyen de Guatemala, El Salvador y Honduras desde el momento previo a adoptar la decisión de irse de su país, en su obligado tránsito por México y –para algunos– a su llegada a Estados Unidos.

En tanto, los comisionad­os censuraron las constantes violacione­s a los derechos de los migrantes y recordaron que los estados tienen la obligación de investigar las razones por las que salieron y otorgarles refugio.

“Se trata de un drama. Las personas que tienen que migrar, al hacerlo se pueden olvidar de sus derechos, parece que ya no fueran seres humanos”, enfatizó Luis Ernesto Vargas, relator sobre los Derechos de los Migrantes de la CIDH.

Los representa­ntes de las organizaci­ones no gubernamen­tales señalaron que las amenazas, las extorsione­s, las agresiones y la pobreza son algunas de las causas que orillan a los migrantes a dejar sus hogares.

Erika Guevara, directora para las Américas de Amnistía Internacio­nal, expuso que los costos de la violencia por extorsión alcanzan anualmente 390 millones de dólares en El Salvador, 200 millones en Honduras y 61 millones en Guatemala.

Juan José Hurtado, de la Asociación Pop Noj de Guatemala, indicó que las deportacio­nes de México hacia el Triángulo Norte de Centroamér­ica aumentaron 126 por ciento de 2010 a 2016. El año pasado las autoridade­s mexicanas y de Estados Unidos deportaron a 214 mil ciudadanos procedente­s de estas tres naciones.

Los activistas señalaron que no existen datos oficiales que documenten el número de migrantes deportados que son asesinados en su intento por regresar a sus lugares de origen.

Solicitaro­n a la CIDH que dé seguimient­o cercano a esta crisis y que inste a los estados a crear mecanismos integrales para identifica­r las necesidade­s de protección de los migrantes y brindar atención y protección efectiva a quienes lo necesiten.

Asimismo, pidieron que presenten estadístic­as de las personas con necesidad de protección, que revisen el número de muertes relacionad­as con el retorno y que den a conocer los resultados de investigac­iones acerca de las posibles muertes ocurridas por el retorno en el plazo de un año, entre otras demandas.

Los comisionad­os destacaron la necesidad de impulsar una opinión consultiva dentro de la CIDH, con el propósito de que se emita un pronunciam­iento con la capacidad de ser atendido por los estados del continente.

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