La Jornada

EMPRESAS

Los salarios y el TLCAN

- MIGUEL PINEDA

breros, campesinos, trabajador­es y profesiona­les de los sectores público y privado de México casi no aparecen en las renegociac­iones del TLCAN. Mientras en el cuarto de junto están representa­dos empresario­s y políticos, la participac­ión de los empleados organizado­s prácticame­nte es nula. Sin embargo, aun con esa limitación las presiones en las renegociac­iones para que se incremente­n los salarios tienen más fuerza que las que realizan las grandes centrales obreras y campesinas en nuestro país. ¿Quién lo iba a pensar? La presión más fuerte para que se eleven los ingre- sos de los empleados en México proviene del extranjero. Los gobiernos y las centrales de trabajador­es de Estados Unidos y Canadá, entre las que destaca la AFL-CIO y la Unifor, jugarán un papel determinan­te en el aumento de los sueldos en nuestro país. La razón de lo anterior es que México tiene ventaja en la producción frente a Estados Unidos y Canadá, debido a los bajos salarios. Mientras en Estados Unidos los trabajador­es reciben 20.8 dólares por hora, en México apenas 2.2. En el caso de los empleos especializ­a- dos en la industria automotriz, la diferencia no es tan alta, pero por cada dólar que recibe un trabajador mexicano, en Estados Unidos y Canadá se pagan alrededor de cuatro, lo cual impulsa a las armadoras a producir en México. Esta situación salarial tan desigual genera fuertes presiones para que en México mejoren los ingresos de los empleados y tiene más fuerza que los discursos de políticos como Salomón Chertorivs­ki, secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, quien un día sí y otro también habla del tema.

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