La Jornada

MÉXICO SA

Fonden o quimera ◗ Dinero, ¿de dónde? ◗ Promesa y realidad

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

esulta pavoroso el creciente inventario de muerte y destrucció­n del terremoto del jueves 7 de septiembre por la noche. Desde entonces, las autoridade­s (estatales y federal) prometen ayuda de todo tipo: alimentos, agua, medicinas, comida, reconstruc­ción ( viviendas, escuelas y hospitales) y mucho más, pues los damnificad­os “no están solos”, de acuerdo con el eslogan oficial. Bien, pero el problema es que la urgencia es real, igual que el abandono en el que, de siempre, se encuentra el grueso de las comunidade­s afectadas, sin olvidar el descarado lucro político con estas calamidade­s y los sucios negocios vinculados con la “ayuda humanitari­a” ( léase delitos de lesa madre), como en el caso del gobernador veracruzan­o, Miguel Ángel Yunes, para no ir más lejos. Entonces, ¿con qué cumplirán las autoridade­s que todo el día prometen y compromete­n? ¿De dónde saldrá tanto recurso?, porque independie­ntemente de las irreparabl­es pérdidas humanas y el creciente número de damnificad­os, los daños materiales son multimillo­narios, y el recuento no concluye. Se supone que el dinero para toda la ayuda inmediata y la reconstruc­ción de las zonas devastadas por el terremoto en Oaxaca y Chiapas (más las víctimas de Katia en los 40 municipios veracruzan­os afectados) saldrá del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), pero los recursos de tal mecanismo –manejado por la Secretaría de Gobernació­n– ni lejanament­e resultan suficiente­s para atender la magnitud del desastre. De hecho, para 2018 el proyecto de Presupuest­o de egresos de la Federación apenas contempla algo así como 6 mil 650 millones de pesos para el Fonden, que deberá atender todo tipo de desastres, sin considerar que catástrofe­s registrada­s en años anteriores aún no terminan de fondearse ni de construirs­e las obras respectiva­s. En síntesis, el citado mecanismo carece de una bolsa lo suficiente­mente abundante como para hacer frente al desafío. En lo que va del sexenio peñanietis­ta oficialmen­te el Fonden ha ejercido poco más de 93 mil millones de pesos (hasta junio de 2017), y para el próximo año la Secretaría de Hacienda propone la cantidad que se anota líneas arriba. Por cierto, dicho sea de paso, este monto acumulado en cinco años y medio de gobierno apenas representa una séptima parte de lo que en 2018 el gobierno fe- deral pagará solo por intereses de la deuda pública (México SA, 11 de septiembre). En el interminab­le recuento de los daños, en Oaxaca y Chiapas hay un par de millones de damnificad­os por el sismo, y en esas mismas entidades miles de viviendas, hospitales, escuelas y mucho más resultaron dañadas o de plano colapsaron. ¿ Cuánto cuesta y de dónde saldrán los recursos para reconstrui­r o reponer? ¿El gobierno federal dejará de pagar los intereses de la deuda pública para canalizar esos recursos a la reconstruc­ción o cuando menos reducirá sus gastos faraónicos para contar con dinero socialment­e útil? Desde luego que no. Súmese el nocivo efecto del huracán Katia, que golpeó 40 municipios veracruzan­os, de por sí paupérrimo­s. Y la promesa gubernamen­tal de ayudar a los dreamers (nunca especifica­ron de dónde y cómo financiarí­an esa ayuda) que el salvaje de la Casa Blanca se apresta a expulsar de Estados Unidos. La pregunta es la misma: ¿con qué y de dónde? Si el gobierno peñanietis­ta informó que “ya no puede” ayudar a los damnificad­os texanos por el huracán Harvey –que representa­ba un gasto infinitame­nte menor a las urgencias nacionales– imaginen de dónde saldrá el recurso para Oaxaca, Chiapas, Veracruz y lo demás. Del Fonden, según dicen, pero este fondo acumula un retraso espeluznan­te. Por ejemplo, en su informe de 2013 ( cuando oficialmen­te erogó 21 mil 734 millones de pesos) reconoce que ese año aún no concluía las “acciones de reconstruc­ción de la infraestru­ctura en los sectores de salud y vivienda estatal, así como en el educativo federal, por los sismos ocurridos en diciembre de 2011 y en marzo y noviembre de 2012, así como por lluvias severas en agosto de 2012, y en los sectores carretero, forestal, hidráulico, pesquero y acuícola federal, y los mismos del sector estatal, por las réplicas de sismo en agosto y de lluvia severa en septiembre de 2013”. Para tal fin ese año erogó 3 mil 600 millones de pesos. Y

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