PAZ?
El Tacuba por su huella en el toreo mexicano
extraordinario novillero Jorge Rosas El Tacuba (Ciudad de México, 23 de abril de 1932), que llenara de torería y de apoteosis innumerables tardes en las plazas México, El Toreo, Guadalajara, Torreón y muchas otras, por su valor, carisma y sello, saliendo en hombros de la enfebrecida multitud, no de costaleros a sueldo, hasta en tres ocasiones consecutivas en el coso de Insurgentes, con o sin corte de orejas, pues cuando un torero de verdad se entrega delante de los pitones, los públicos no dudan en corresponder. Una lástima que el concepto entrega ya no lo valoren los neoempresarios y muy pocos toreros lo posean. Hoy, cuando las novilladas en la capital se ofrecen sin imaginación ni juego suficiente para los triunfadores, bueno es recordar que en la temporada chica de 1958 El Tacuba actuó siete tardes en la plaza México, con la añeja y probada fórmula de repetir el domingo siguiente al que triunfa y al que interesa. Y eso que simultáneamente operaba El Toreo de Cuatro Caminos, hoy convertido en soleado centro comercial repleto de franquicias gringas. Paso al falso progreso. Con un lleno como los que solía provocar en las plazas, hablaron de El Tacuba el em- presario y en sus mocedades fino novillero Paco Calderón, el matador Guillermo Rondero, apoderado del joven ecuatoriano Julio Ricaurte, el crítico taurino Arturo Combe, el novillero Rodrigo Cepeda El Breco, que recientemente triunfara en Morelia, el maratonista internacional José Ernesto Betancourt y el aficionado Raúl Reynoso de la Torre –“60 años de acudir a la México y no hay ningún estímulo a la lealtad”–, entre muchos más. La parte artística corrió a cargo de la guapa cantante de folklore Claudia Hermoso La Cigarra, con temperamento y expresión para dar y prestar, e hija por cierto de El Tacuba; de la cantautora Gaby Saló, que trabaja en el pasodoble Breco, lucero y oro, tras emocionarse con su faena valerosa y sentida, y de Javier Mendoza Garduño El caballero de la música ranchera, poseedor de magnífica voz y presencia, quien me dijo: “Toco puertas como los toreros modestos, pero sin palancas no hay posibilidades. Los concursos ya están armados y a los medios no les interesa sacar nuevos valores, privando a las nuevas generaciones de conocer e incrementar la música de su país”. ¡Salud, querido Tacuba, que el desaprovechamiento continúa!