Elisa Carrillo y Michael Nyman, mancuerna vital y llena de belleza
■ Cada nota mantuvo absorto al público que asistió el sábado al Ex Convento de San Hipólito ■ Su actuación, en el PopUp Experience ■ Cerró con el bailarín Mikhail Kaniskin, para quien se convirtió en chelo ■ Ayer participó en la gala por los 100 años del
Elisa Carrillo, prima ballerina del Staatsballett de Berlín, estrenó la noche del sábado, en el Ex Convento de San Hipólito, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, su primer trabajo con el compositor y pianista Michael Nyman: Soledad, obra original del coreógrafo ruso Alexander Abdukarimov.
La mancuerna artística de la bailarina mexicana con el pianista británico ocurrió en la primera edición del PopUp Experience México, iniciativa de varias empresas que no sólo promueve a los creadores de nivel internacional, sino que también permite el acceso a la cultura de manera gratuita.
El acto, que se pretende realizar cada 16 de septiembre con el propósito de “transformar al país a través del arte y la cultura”, comenzó con un intenso recital a piano solo con Michael Nyman.
La música tranquila, intros- pectiva y ondulantoria de Nyman, en el templo de San Hipólito, permitió que la gente permaneciera absorta. Cada nota recorría el espacio, mientras en el sencillo escenario brillaba la figura de Michael.
El pianista interpretó una parte de su amplio repertorio, con énfasis en música lenta, hirsuta, de alto grado de dificultad para el escucha. Hubo quienes se con- Imágenes sublimes lograron los dos bailarines: ella hacía gala de fuerza atlética, mientras él recorría su cuerpo con el arco centraron en las pantallitas de sus teléfonos celulares, a chatear, mientras otros dejamos por instantes el cuerpo físico y navegamos de mejor manera.
LA INICIATVA ARTÍSTICA BUSCA TRANSFORMAR AL PAÍS A TRAVÉS DEL ARTE Y LA CULTURA”
Al finalizar el recital de Michael Nyman, Elisa Carrillo, acompañada por el bailarín Mikhail Kaniskin, también integrante del Staatsballett de Berlín, interpretó un fragmento de la obra Multiplicidad: formas de silencio y vacío, del coreógrafo español Nacho Duato, con música de Johann Sebastian Bach.
La pieza, inspirada en la obra de Bach, cautivó al público. Ahí estaba la silueta de Elisa con el aria inicial de la primera suite para violonchelo solo de Bach como fondo. Elisa se convirtió en un violonchelo en la manos de Kaniskin. Imágenes sublimes lograron los dos bailarines: pri-