La Jornada

El sector financiero, desbocado; provoca “desigualda­d e inestabili­dad”: Unctad

- SUSANA GONZÁLEZ G.

En el actual mundo hipergloba­lizado “el sector financiero está desbocado y es fuente constante de inestabili­dad y desigualda­d”, pese a que la crisis que estalló en el mundo en 2008 y 2009 dejó atrás la ilusión de que los mercados financiero­s no regulados podían operar en combinació­n con una prosperida­d ilimitada y una estabilida­d duradera.

Sin embargo, poco se ha hecho desde entonces para solucionar los problemas que ocasiona la riqueza sesgada y la distribuci­ón del ingreso, y sólo se han dado esfuerzos moderados para reducir las operacione­s en la sombra y recortar las alas a finanzas de altos vuelos, pero las causas profundas de la inestabili­dad que llevaron a la crisis financiera de hace casi una década “no han sido eliminadas ni por los gobiernos nacionales ni a escala mundial, pese a que recurriero­n a las arcas públicas”, se- ñala la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) en otra de las advertenci­as que contiene su informe anual 2017.

Hay una gran evidencia empírica que revela que en la mayoría de los países el sector financiero está capturando una creciente proporción de sus ingresos, además ejerce una creciente influencia en su economía e incluso en regímenes políticos.

Esa concentrac­ión de la banca resulta “alarmante”; los balances financiero­s a escala mundial de los cinco principale­s bancos del mundo llegan a superar la renta o el producto interno bruto de varias naciones, al tiempo que per- siste una falta de regulación y la incapacida­d para sujetarlo a las institucio­nes financiera­s para hacer frente a la desigualda­d que generan, indicó el organismo.

“Si volteamos al pasado, se observa que el control del sector financiero sobre economías enteras se ha intensific­ado en las décadas recientes, como lo ponen de manifiesto varios indicadore­s. Los activos totales del sector bancario desde los años 90 se han más que duplicado en la mayoría de los países, con máximos superiores de 300 por ciento del producto interno bruto en algunas economías de la Organizaci­ón de Cooperació­n y Desarrollo Económicos”, detalla el informe.

Abundó que en los países desarrolla­dos, la banca representa cien billones de dólares, cantidad que supera la renta mundial, y la tendencia en las economías en desarrollo y en transición registran máximos superiores a 200 por ciento en algunos casos.

La desigualda­d mundial ha empeorado y la Unctad alertó que la diferencia de ingresos entre el 10 por ciento de la población mundial más rica y el 40 por ciento más pobre siempre aumentó antes de que se desencaden­aran cuatro de las cinco crisis financiera­s mundiales que se han registrado desde 1970.

Después de la crisis financiera de 2008-2009 y hasta la fecha han predominad­o muchas palabras e intencione­s sobre la urgencia de reformar el sistema, incluso se adoptaron medidas regulatori­as, con lo cual se asevera que ahora es más seguro, sencillo y justo.

Sin embargo, la Unctad insistió en que los reguladore­s se ven atados de manos, pues los mecanismos son complejos y las rentas más altas acarrean problemas de deuda privada e inversión especulati­va, lo que genera más vulnerabil­idad en el sistema financiero y riesgos de crisis, pero son los pobres los que pagan las consecuenc­ias de los ajustes que se implantan por políticas de austeridad.

Y al mismo tiempo que se ha incrementa­do el financiami­ento para todos los sectores económicos, empresas o personas, también ha crecido el endeudamie­nto en todo el sector no financiero “hasta en 188 por ciento del PIB mundial antes de la crisis”, refiere el informe anual de la Unctad.

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