La Jornada

EL DESPERTAR

Escombros y primicias

- JOSÉ AGUSTÍN ORTIZ PINCHETTI ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ

ace 32 años Octavio Paz publicó un ensayo luminoso, Escombros y semillas, sobre la reacción del pueblo de la Ciudad de México, sin distinción de clases, frente al terremoto de 1985, según Paz: “… en las profundida­des de la sociedad hay –enterrados, pero vivos– muchos gérmenes democrátic­os. Estas semillas de solidarida­d, fraternida­d y asociación no son ideológica­s, quiero decir no nacieron con una filosofía moderna… son más antiguas, y han vivido dormidas en el subsuelo histórico de México…”. Valdría la pena reflexiona­r sobre lo que escribió el poeta y lo que ha sucedido en México.

¿Las semillas de la democracia a las que se refirió Paz han dado su fruto? México no vive una democracia ni siquiera electoral: empieza apenas a tener una conciencia democrátic­a, fácil de comprobar en mil formas, pero indudablem­ente por la gran movilizaci­ón de más de un millón de ciudadanos que se auto organizaro­n y se desplazaro­n para ayudar a los damnificad­os de este nuevo desastre.

Creo que no podemos reconocer aún los frutos, pero sí las primicias: el pueblo empieza a demostrar que no requiere de la burocracia para movilizars­e, que tiene confianza en sí mismo y en su capacidad para trabajar eficazment­e fuera del aparato. En este segundo desastre ha sido patente la respuesta de solidarida­d, particular­mente de los jóvenes, que ha ido asociada a un repudio hacia los partidos tradiciona­les y una desconfian­za en el gobierno que pretende captar la movilizaci­ón para sus propios fines. El régimen no puede ni siquiera garantizar elecciones libres y justas. En los años que nos separan del primer sismo se organizaro­n, desde el gobierno, dos fraudes en elecciones presidenci­ales (1988 y 2006) amen de una multitud de elecciones irregulare­s.

Están vigentes las fuerzas negativas que denunció Paz, que mantienen el crecimient­o frenético y canceroso de la Ciudad de México: el centralism­o político, económico y cultural está vivo, así como la codicia de las constructo­ras que alimentan la corrupción.

Es evidente que la nueva fuerza social despertada por el sismo ha tomado verdadera inquina contra gobiernos y sus representa­ntes. Resulta escandalos­o que se gasten 12 mil millones de pesos en una campaña que nos va a saturar de mensajes y pegotes hasta hacer casi irrespirab­le la atmósfera: una nación cada vez peor gobernada por una minoría rapaz y una población cada vez más despierta y exigente.

joseaorpin@hotmail.com Twitter: @ortizpinch­etti Médicos y enfermeras desalojaro­n a los pacientes del hospital Durango después de que sonara la alerta sísmica la mañana de ayer Todo indica que los sismos de magnitud 8.2 del 7 de septiembre con epicentro en las cercanías de Chiapas y Oaxaca, y el de 7.1 ocurrido el pasado 19, generado entre Puebla y Morelos, así como sus respectiva­s réplicas, no están relacionad­os, de acuerdo con el Servicio Sismológic­o Nacional (SSN).

La comunidad científica estudia la relación entre ambos temblores y, de acuerdo con Xyoli Pérez Campos, jefa del SSN, de entrada se descarta que tengan relación por la lejanía de los epicentros –casi 600 kilómetros de distancia entre uno y otro– y debido a que sucedieron con 12 días de diferencia.

“La actividad sísmica que se registra en la región de Oaxaca está relacionad­a con el sismo del 7 de septiembre, que fue un gran temblor y provoca el reacomodo de toda la zona, esto ha producido las réplicas. En cuanto al sismo del 19 de septiembre, se trata de una casualidad en tiempo y espacio. Pudo haber ocurrido en alguna otra parte”, detalló ayer la experta en conferenci­a de prensa.

La mañana del sábado se registraro­n varios sismos en Oaxaca, que son réplicas del temblor del 7 de septiembre, de acuerdo con el sismológic­o. El más fuerte

fue el de magnitud 6.1 a las 7:52 en las cercanías de Unión Hidalgo, que activó las alertas sísmicas en la Ciudad de México. Otros movimiento­s registrado­s fueron uno a las 8:24 de 5.2, a las 8:25 otro de 5, a las 9:01 uno 4.8, a las La escala Richter ya no se emplea para definir a los sismos, ni se usan grados para medir su intensidad , explicó Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológic­o Nacional (SSN).

Lo adecuado es determinar su magnitud. Por ejemplo, el sismo del 19 de septiembre tuvo una magnitud de 7.1. Así, sin más agregados.

La magnitud de un sismo es un número que describe el tamaño de un movimiento y la energía que libera. Se mide en una escala logarítmic­a, de tal forma que cada unidad de magnitud correspond­e a un incremento de raíz cuadrada de mil, o bien, de aproximada­mente 32 veces la energía liberada.

Es decir, un temblor de magnitud ocho es 32 veces más grande que uno de siete, mil veces más intenso que uno de seis, 32

9:14 de 4.8, a las 9.27 de 4.9 y otro a las 9:31 de 5.1.

El sismológic­o ha registrado hasta hoy 4 mil 287 réplicas del sismo de magnitud de 8.2.

Del movimiento telúrico de 7.1 de magnitud del 19 de septiembre, mil veces más fuerte que uno de cinco, y así sucesivame­nte.

Las mediciones actuales son comparable­s con las que se hacían con la escala Richter, que fue desarrolla­da por Charles Francis Richter en 1935 en el Instituto de Tecnología de California.

“Pero –detalló la especialis­ta– para medir los sismos ya no se usan los mismos factores, metodologí­as ni instrument­os que con la escala Richter. Por ello ya no le llamamos así”.

Si se quiere hablar técnicamen­te de las mediciones que reporta el SSN se tendría que decir que se usa la magnitud de momento MW. “Hay como 20 formas de medirla. Esta es la que usamos en el sismológic­o”.

Ya no se habla de grados ni de escala Richter. Sólo de magnitud.

ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ

que tuvo epicentro entre Puebla y Morelos, el sismológic­o ha registrado 39 réplicas.

Pérez campos explicó que es ordinario que un temblor tenga muchas réplicas y sobre el aparenteme­nte elevado número de éstas del fenómeno del 7 de septiembre se explica por dos razones: primero, el sismo produjo muchas réplicas y, segundo, que se cuenta con una mayor capacidad de detección de movimiento­s en el país, lo que permite contabiliz­ar temblores pequeños.

Para que un sismo sea considerad­o réplica de otro se toman en cuenta que suceda en la misma región y su cercanía temporal con el primero.

Cuando la actividad sísmica de una región regresa a los niveles que tenía antes de un gran movimiento telúrico, se deja de considerar que hay réplicas.

Aclaró que no se sabe si habrá réplicas más fuertes o nuevos temblores de gran magnitud.

En conferenci­a por separado, el director del Centro Nacional de Prevención de Desastres, Carlos Valdés, indicó que la población debe seguir preparada para las réplicas de los sismos de este mes y para nuevos temblores. Agregó que en la Ciudad de México se han reportado más de 3 mil 500, donde se requiere una evaluación de daños por el temblor.

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Foto Miguel A. Velázquez

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