EL DESPERTAR
Escombros y primicias
ace 32 años Octavio Paz publicó un ensayo luminoso, Escombros y semillas, sobre la reacción del pueblo de la Ciudad de México, sin distinción de clases, frente al terremoto de 1985, según Paz: “… en las profundidades de la sociedad hay –enterrados, pero vivos– muchos gérmenes democráticos. Estas semillas de solidaridad, fraternidad y asociación no son ideológicas, quiero decir no nacieron con una filosofía moderna… son más antiguas, y han vivido dormidas en el subsuelo histórico de México…”. Valdría la pena reflexionar sobre lo que escribió el poeta y lo que ha sucedido en México.
¿Las semillas de la democracia a las que se refirió Paz han dado su fruto? México no vive una democracia ni siquiera electoral: empieza apenas a tener una conciencia democrática, fácil de comprobar en mil formas, pero indudablemente por la gran movilización de más de un millón de ciudadanos que se auto organizaron y se desplazaron para ayudar a los damnificados de este nuevo desastre.
Creo que no podemos reconocer aún los frutos, pero sí las primicias: el pueblo empieza a demostrar que no requiere de la burocracia para movilizarse, que tiene confianza en sí mismo y en su capacidad para trabajar eficazmente fuera del aparato. En este segundo desastre ha sido patente la respuesta de solidaridad, particularmente de los jóvenes, que ha ido asociada a un repudio hacia los partidos tradicionales y una desconfianza en el gobierno que pretende captar la movilización para sus propios fines. El régimen no puede ni siquiera garantizar elecciones libres y justas. En los años que nos separan del primer sismo se organizaron, desde el gobierno, dos fraudes en elecciones presidenciales (1988 y 2006) amen de una multitud de elecciones irregulares.
Están vigentes las fuerzas negativas que denunció Paz, que mantienen el crecimiento frenético y canceroso de la Ciudad de México: el centralismo político, económico y cultural está vivo, así como la codicia de las constructoras que alimentan la corrupción.
Es evidente que la nueva fuerza social despertada por el sismo ha tomado verdadera inquina contra gobiernos y sus representantes. Resulta escandaloso que se gasten 12 mil millones de pesos en una campaña que nos va a saturar de mensajes y pegotes hasta hacer casi irrespirable la atmósfera: una nación cada vez peor gobernada por una minoría rapaz y una población cada vez más despierta y exigente.
joseaorpin@hotmail.com Twitter: @ortizpinchetti Médicos y enfermeras desalojaron a los pacientes del hospital Durango después de que sonara la alerta sísmica la mañana de ayer Todo indica que los sismos de magnitud 8.2 del 7 de septiembre con epicentro en las cercanías de Chiapas y Oaxaca, y el de 7.1 ocurrido el pasado 19, generado entre Puebla y Morelos, así como sus respectivas réplicas, no están relacionados, de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional (SSN).
La comunidad científica estudia la relación entre ambos temblores y, de acuerdo con Xyoli Pérez Campos, jefa del SSN, de entrada se descarta que tengan relación por la lejanía de los epicentros –casi 600 kilómetros de distancia entre uno y otro– y debido a que sucedieron con 12 días de diferencia.
“La actividad sísmica que se registra en la región de Oaxaca está relacionada con el sismo del 7 de septiembre, que fue un gran temblor y provoca el reacomodo de toda la zona, esto ha producido las réplicas. En cuanto al sismo del 19 de septiembre, se trata de una casualidad en tiempo y espacio. Pudo haber ocurrido en alguna otra parte”, detalló ayer la experta en conferencia de prensa.
La mañana del sábado se registraron varios sismos en Oaxaca, que son réplicas del temblor del 7 de septiembre, de acuerdo con el sismológico. El más fuerte
fue el de magnitud 6.1 a las 7:52 en las cercanías de Unión Hidalgo, que activó las alertas sísmicas en la Ciudad de México. Otros movimientos registrados fueron uno a las 8:24 de 5.2, a las 8:25 otro de 5, a las 9:01 uno 4.8, a las La escala Richter ya no se emplea para definir a los sismos, ni se usan grados para medir su intensidad , explicó Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Lo adecuado es determinar su magnitud. Por ejemplo, el sismo del 19 de septiembre tuvo una magnitud de 7.1. Así, sin más agregados.
La magnitud de un sismo es un número que describe el tamaño de un movimiento y la energía que libera. Se mide en una escala logarítmica, de tal forma que cada unidad de magnitud corresponde a un incremento de raíz cuadrada de mil, o bien, de aproximadamente 32 veces la energía liberada.
Es decir, un temblor de magnitud ocho es 32 veces más grande que uno de siete, mil veces más intenso que uno de seis, 32
9:14 de 4.8, a las 9.27 de 4.9 y otro a las 9:31 de 5.1.
El sismológico ha registrado hasta hoy 4 mil 287 réplicas del sismo de magnitud de 8.2.
Del movimiento telúrico de 7.1 de magnitud del 19 de septiembre, mil veces más fuerte que uno de cinco, y así sucesivamente.
Las mediciones actuales son comparables con las que se hacían con la escala Richter, que fue desarrollada por Charles Francis Richter en 1935 en el Instituto de Tecnología de California.
“Pero –detalló la especialista– para medir los sismos ya no se usan los mismos factores, metodologías ni instrumentos que con la escala Richter. Por ello ya no le llamamos así”.
Si se quiere hablar técnicamente de las mediciones que reporta el SSN se tendría que decir que se usa la magnitud de momento MW. “Hay como 20 formas de medirla. Esta es la que usamos en el sismológico”.
Ya no se habla de grados ni de escala Richter. Sólo de magnitud.
ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ
que tuvo epicentro entre Puebla y Morelos, el sismológico ha registrado 39 réplicas.
Pérez campos explicó que es ordinario que un temblor tenga muchas réplicas y sobre el aparentemente elevado número de éstas del fenómeno del 7 de septiembre se explica por dos razones: primero, el sismo produjo muchas réplicas y, segundo, que se cuenta con una mayor capacidad de detección de movimientos en el país, lo que permite contabilizar temblores pequeños.
Para que un sismo sea considerado réplica de otro se toman en cuenta que suceda en la misma región y su cercanía temporal con el primero.
Cuando la actividad sísmica de una región regresa a los niveles que tenía antes de un gran movimiento telúrico, se deja de considerar que hay réplicas.
Aclaró que no se sabe si habrá réplicas más fuertes o nuevos temblores de gran magnitud.
En conferencia por separado, el director del Centro Nacional de Prevención de Desastres, Carlos Valdés, indicó que la población debe seguir preparada para las réplicas de los sismos de este mes y para nuevos temblores. Agregó que en la Ciudad de México se han reportado más de 3 mil 500, donde se requiere una evaluación de daños por el temblor.