Piden a Gali Fayad menos protocolo y más acciones de apoyo inmediato
El gobernador de Puebla les pide no perder nunca la fe
Remover lo necesario para abrirse espacios mínimamente seguros para pasar la noche. Otros, comienzan a pensar en el futuro inmediato. Marcelina Castro reniega de la suerte del poblado. “Jojutla es un pueblo que vive del comercio. Y mire cómo quedó. ¿Y ahora qué va a pasar?” Caminar entre las calles de Jojutla permite corroborar que el temblor se ensañó con esta población.
Su tía Lidia Rojas es propietaria del pequeño hotel Uruapan, que le fue heredado de su abuela. Tiene 60 años de existencia y aunque quedó en pie está claro que las autoridades ordenarán demolerlo. “Yo lo veo que puede todavía quedar”, afirma sin mucha convicción ante el ineludible destino del inmueble.
La vida en Jojutla transcurre hoy a un doble ritmo: la intensa remoción de escombros, con la interminable actividad en las centenares de casas afectadas, convertidas ahora en un montón de cascajo y una tímida reactivación de la vida económica entre quienes tuvieron la ventura de que las afectaciones no destuyeran sus comercios.
Mientras brigadistas con picos y palos recorren las calles y camiones repletos de escombros circulan inagotablemente, una parte de la población quiere El gobernador José Antonio Gali Fayad fue recibido ayer con reclamos y pancartas de repudio en la junta auxiliar de San Juan Pilcaya, elegida para iniciar la reconstrucción de inmuebles perjudicados por el sismo del martes pasado.
Apenas el mandatario bajó de su camioneta, a la entrada de la telesecundaria Alberto García Granados, donde se inició oficialmente el programa de reconstrucción, fue abordado por mujeres, niños, quienes le reprocharon que las tareas para apoyar a los afectados han demorado.
“¡No nos han traído nada, sólo se han hecho pendejos, discúlpeme por hablar así, gobernador, pero es la verdad!”, dijo una mujer.
Muchas personas más se arremolinaron en torno al titular del Poder Ejecutivo estatal, mientras sus acompañantes, entre ellos el senador panista Javier Lozano Alarcón, le abrían paso. Cuando inició el acto y hablaban las autoridades sobre el programa de recuperación para las comunidades en la zona de desastre, decenas de asistentes, niños, mujeres y hombres desplegaron mantas con leyendas como: “Menos protocolo y más acciones inmediatas”, “no constructoras, apoyo directo y transparente”, “mi fe está destruida”, “necesito mi casa”, “no nos prometa, el compromiso es hoy”, “llevo cinco días durmiendo en el patio”.
El gobernador respondió a los reclamos en su discurso: “Yo también quiero que las casas estén en pie. Por ahí veía una lona que decía ‘ya perdí la fe’. ¡No pueden poner eso en una lona! Perder la fe es perderlo todo, la fe es la que nos mueve, es la credibilidad, la que nos va a hacer más fuertes. Si no la perdemos, va a ser más rápida la reconstrucción, no podemos perder la fe cuando tantos estamos positivos y unas cuantas están negativas”.
Más adelante, Gali Fayad dijo: “Hoy doy gracias a Dios que ustedes me digan que quieren que reconstruyan su casa, pero ustedes no han estado cerca de la gente que perdió a algún ser querido. Me dicen ‘oiga doctor, ¿cuándo me va a devolver a mis dos niños que perdí en Jolalpan, que se los llevó el río? o ¿cómo devuelvo a mi padre que le dio un infarto? Eso sí duele, eso no podemos devolverlo. Sólo con la ayuda sicológica, ¡con la del corazón, chingao!”
Cuando descendió del escenario, Gali Fayad fue abordado por un grupo de regidores, quienes le aseguraron que Jesús Castro Ramales, alcalde de Chiautla de Tapia, al cual pertenece la junta auxiliar de Pilcaya, los ha amenazado por denunciar anomalías en el censo de damnificados por el terremoto del pasado día 19.