Se profundiza “el mal humor social”
Proliferan las protestas por falta de apoyo ante sismos, huracanes y tormentas
Hay lentitud en el censo de afectados y se construyen clientelas con miras al 2018
“La ayuda comenzará a bajar y la inconformidad a subir”, escribe el militante de una organización filozapatista en Oaxaca, luego de reseñar la lentitud del censo de viviendas afectadas por el sismo y la construcción de clientelas sobre los escombros en Huajuapan de León.
La frase resume la profundización del “mal humor social” que vino con la suma de tres sismos, huracanes y tormentas.
Mientras el Presidente de la República le pone números a la reconstrucción (37 mil 500 millones de pesos), se multiplican las protestas; los análisis memoriosos y los manifiestos que exigen una reconstrucción “amplia, solidaria y generosa”, para decirlo en términos del manifiesto que firmaron, entre otros, Cuauhtémoc Cárdenas y David Ibarra; y las denuncias tempranas por el uso político electoral de los padrones de damnificados.
Un veterano funcionario de desarrollo social menea la cabeza cuando recuerda su trabajo en la costa de Chiapas, tras el huracán Mitch. “Las aportaciones federales y estatales bajaban, pero en el plan de reconstrucción de viviendas se requería la participación municipal, sobre todo por el asunto de los predios. Así que fuimos a ver a un alcalde para preguntarle cuándo haría su aportación. Tras cavilar un momento, nos recordó que en unos meses habría elecciones y nos dijo, en tono paternal: ‘Vamos a tener elecciones y ustedes no, pero yo sí conozco el cebo de mi ganado’”.
Se ha hecho lugar común que el sismo dio un vuelco a la carrera por el 2018 e hizo brotar al populista que toda la clase política lleva dentro. Además de la carrera de relevos de los partidos súbitamente sensibles a la demanda ciudadana de disminución de sus gastos de campañas, el desastre hizo admitir a los delegados de la Ciudad de México, aunque echando la bolita a otro nivel de gobierno, lo que siempre negaron: que la jauja inmobiliaria estuvo siempre vestida de corrupción y negligencia que raya en lo criminal (si nos atenemos a las documentadas denuncias sobre la pobre calidad de los materiales en edificios, incluso nuevos). Claro, el mal siempre está en la carreta ajena.
Los trabajos de rescate de las víctimas bajo los escombros no han concluido, se insiste en las redes que divulgan minuto a minuto las denuncias de familiares y las solicitudes de ayuda que cada día se han hecho más precisas: se anotan desde hace días las necesidades de herramientas y equipos, de medicamentos y prendas especiales para los rescatistas. La solicitud de vehículos se acompaña siempre del