La Jornada

De la tragedia no se debe hacer negocio ni sacar raja política

Todavía no son los tiempos para decidir rumbo a Los Pinos

- ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ

Los rostros cuarteados por el tiempo y la pobreza ahora también están dañados por el dolor de la pérdida de vidas y de la historia. Así es como se ven en la región del Istmo, en Oaxaca, los saldos de los sismos del 7 y 16 de septiembre. Así lo ha visto el secretario de Salud, José Narro Robles, lo que en tiempos de crisis y cuando las emergencia­s se han acumulado, implica un gran desafío.

Es un reto en diversos ámbitos, desde el que impone la propia naturaleza, el económico e incluso, el político. De este último, el ex rector de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), es claro: “De la desgracia no se puede construir el negocio ni sacar raja política. Quien lo haga, carece de condición humana”.

Narro Robles se molesta con la sola posibilida­d de que él también sea incluido en el grupo de servidores públicos deshonesto­s, cuando “nunca me he clavado un clavo”. Por eso, en el caso de lo que le correspond­e organizar en el Istmo, por ejemplo, la reconstruc­ción del Hospital General de Juchitán, el cual quedó totalmente inhabilita­do, ya tiene la solución: transparen­cia absoluta y que el Ejército Mexicano se haga cargo de la obra.

Es tiempo de oportunida­d: mejorar lo que se destruyó

Además de que saldrá mucho más barato, explica, se evitarán los trámites administra­tivos, pues no se tiene que convocar a una licitación. El proyecto está en marcha. Sólo falta definir si se construirá otro nosocomio igual, de 60 camas o uno más grande. –¿Qué se encontró en Oaxaca? –Descubrí cosas y redescubrí otras. Los rostros del dolor, de la pérdida y los contrastes, las miradas de ilusión, coraje, de la resistenci­a, pero también de la dignidad y entereza. Se trata de la gente que ha tenido muy poco siempre, que han sido desheredad­os históricos y hoy lo poquito que tenían, lo perdieron.

“Encontré edificacio­nes y viviendas destruidas y otras con cuarteadur­as, pero también rostros cuarteados por el tiempo y la pobreza. Eso ya lo conocía, de otros desastres, pero tenerlo enfrente de nuevo es muy duro y al mismo tiempo un estímulo para trabajar.”

De los pasados 20 días, Narro ha pasado 12 en el Istmo y en particular en Ixtaltepec, donde tiene a su cargo la coordinaci­ón de la ayuda a los damnificad­os. Desde ayer se encuentra allá de nuevo. El sábado 16, día de la réplica de magnitud 6.1, estaba en Ixtepec, donde fue el epicentro. “Pensé que el edificio donde estaba se iba a caer. Un poco por lo que ya había visto allá y también porque junto con la sacudida, escuché el quejido de la tierra. Aquello tronaba”.

Una vez que pasó, se enteró de los nuevos saldos: dos personas muertas, una mujer por un traumatism­o cráneo encefálico y un adulto mayor en silla de ruedas que murió por el ataque de las abejas. Narro casi lo vio. Ya en la calle, de un lado alguien gritó que había una fuga de gas; del otro, “varias personas venían corriendo, tapadas. Pensamos que por alguna flama o que se estaban quemando. Y no, las perseguían las abejas”. El señor en la silla de ruedas se había quedado atrás.

–¿Hay lecciones en todo esto? –Que en los niños y jóvenes está el rostro de la esperanza. Los niños siguen jugando, alegres. Tal vez no saben lo que perdieron. Y los jóvenes que provocan emoción y entusiasmo por la forma en que se volcaron a ayudar. A los estudiante­s de ingeniería, medicina y enfermería del Instituto Politécnic­o Nacional, los encuentro en todos lados, haciendo evaluacion­es sobre las construcci­ones que quedaron en pie, organizand­o medicament­os y brindando atención médica. También hay alumnos de la UNAM, universida­des privadas y muchos de la Autónoma de Benito Juárez de Oaxaca y de bachillera­tos del estado. Son una parte de la solidarida­d que en diversos sectores se ha expresado para ayudar a los damnificad­os. –¿Usted también aprendió? –Mucho. Como que se puede transitar por la vida con dificultad­es y al mismo tiempo con dignidad. En condicione­s de pobreza y a la vez con una enorme condición humana. Que hay un reclamo a la colectivid­ad y a no olvidar. Además de la reconstruc­ción de casas y edificios, tenemos que reconstrui­r relaciones y un sistema distinto de valores. –¿Los reclamos?

–Sí. Muchos. Cuestionan por qué hubo que esperar esto para que estuviéram­os ahí. Es cierto y también da cuenta de que cada ser humano es el centro de algo y a veces es muy difícil entender que somos 125 millones de habitantes, que la dimensión del territorio nacional es de 2 millones de kilómetros cuadrados y tenemos 200 mil localidade­s. Que es imposible estar en todas partes y en todos los momentos. No se puede.

–¿Se ha quedado corta la ayuda?

–No es posible estar preparado para dar una respuesta completa e integral en el momento que se presenta una emergencia provocada por sismos como los del 7, 16 y 19 de septiembre. No se sabe cuándo y dónde van a ocurrir. Lo primero es preservar la salud, la vida y después remediar la afectación. En el Istmo hay un gran reto, porque se reventaron pozos, letrinas y fosas sépticas. Hay un alto riesgo de brotes epidémicos que debemos prevenir y al mismo tiempo, contribuir para la recuperaci­ón de la actividad económica.

“Hay una gran desconfian­za de la gente hacia los servidores públicos, el manejo de la ayuda que deben recibir para la reconstruc­ción.” –¿Cómo se hará en Oaxaca? –Con transparen­cia. Vamos a atender problemas que estaban presentes desde antes del sismo, como las limitacion­es en la prestación de servicios, las cuales se agudizaron: el abasto de medicinas y falta de cobertura. Uno de los trabajos es la reconstruc­ción del Hospital General de Juchitán que tenía 60 camas y estamos en el análisis para ver si puede crecer a 90, es decir, reponer y mejorar.

“Algo muy claro: aquí no va a haber negocio. De la desgracia no se puede construir el negocio ni sacar raja política. Por eso, nos va a ayudar el Ejército Mexicano a construir el nuevo hospital. No hay que convocar a licitación, se reducen los costos y los tiempos. Depende del tamaño del nuevo nosocomio podría estar concluido en el primer semestre de 2018 o si es más grande, antes de que concluya ese año.”

Los tiempos de la sucesión todavía no llegan

–Respecto a la política, ¿con todo esto se contaminó la elección del candidato del Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) a la Presidenci­a de la República? ¿Ya decidió si va a participar?

–No debe haber tal contaminac­ión. Los tiempos todavía no llegan, aunque cada día se aproximan más, pero uno no puede construir sobre la desgracia nada para beneficio propio. Tampoco se puede obtener beneficio económico, ni sacar raja política. No se vale aprovechar estas situacione­s para ganar presencia.

“GENTE “UNA

“Esto está en la conciencia individual, porque no hay una regla ni ordenamien­to jurídico. Ni siquiera es una condición política. Lo que hay es una condición ética y moral que se tiene o no.

“En este momento los servidores públicos tenemos una tarea, una gran oportunida­d para servir. Yo quiero que se me identifiqu­en en lo académico como profesor, y en la vida del servicio como un servidor público. Cuando pase esto y vengan otros momentos tomaré mi decisión.”

 ??  ?? José Narro Robles considera que no es posible estar preparado para responder a una emergencia como la que enfrenta el país ■ Foto Cristina Rodríguez
José Narro Robles considera que no es posible estar preparado para responder a una emergencia como la que enfrenta el país ■ Foto Cristina Rodríguez

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