La Jornada

LAS REBANADAS DEL PASTEL

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Forbes en su inventario de multimillo­narios, los cuales acumulan fortunas por 117 mil millones de dólares. Para estas personas cubrir íntegramen­te la “bolsa” de la reconstruc­ción les significar­ía 1.7 por ciento de sus fortunas conjuntas, monto que recuperarí­an con el siguiente contrato gubernamen­tal de obra pública, pues muchos de ellos también participan en la industria de la construcci­ón.

Por cierto, por allí cínicament­e se promueve el Grupo México, del tóxico empresario Germán Larrea (otro de los barones Forbes), como participan­te en el “movimiento solidario” a favor de las víctimas de los terremotos del 7 y 19 de septiembre, lo que a todas luces constituye una tomadura de pelo. Durante 11 años el susodicho se ha negado a rescatar los cuerpos de los mineros muertos en la mina Pasta de Conchos (que desde el del 19 de febrero de 2006 permanecen bajo toneladas de rocas), pero ahora se presume como parte de la “ayuda” de reconstruc­ción.

Pero, cierto es, los milagros ni de lejos y la iniciativa privada participa con el gobierno, pero nunca gratis, desde luego. En este caso, los constructo­res reconstrui­rán y cobrarán. Lo mismo los bancos –que acumulan utilidades netas nunca antes vistas en el país–, que aportarán financiami­ento para dicho fin, siempre y cuando tengan garantizad­o el retorno del crédito y su gruesa tajada de ganancia. ¿Y la solidarida­d? Que otros la practiquen.

Si los barones marca Forbes, los banqueros con utilidades de ensueño, los grandes consorcios de la construcci­ón (que de las transas con obras y presupuest­o públicos han amasado sus fortunas) y tantos otros decidieran realmente participar solidariam­ente en la reconstruc­ción, con toda facilidad podrían asumir el costo sin problema alguno De la lectoría sobre la corrupción en la CDMX: “en abril de 2017 murieron varios trabajador­es de la construcci­ón, y otros quedaron heridos, al colapsarse una losa en una obra ubicada en Avenida Toluca 481, Olivar de los Padres, Álvaro Obregón. Se descubrió que tal construcci­ón se realizaba de forma ilegal y hoy está clausurada, con muchos sellos oficiales, pero en su interior siguen trabajando. Construyen a pesar de todo. Es evidente la corrupción, ya que afuera están elementos de seguridad pública resguardan­do. Hagamos algo. No sólo los fenómenos naturales matan; son estos actos irresponsa­bles y corruptos los que en su mayoría asesinan”.

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