La Jornada

EL ESPAÑOLISM­O SE DERROTA A SÍ MISMO EN CATALUÑA

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o que era impensable en Europa ocurrió ayer en Cataluña: las fuerzas policiales del gobierno de Madrid reprimiero­n con violencia extrema a los ciudadanos que decidieron acudir a las urnas para participar en el referendo independen­tista catalán, declarado ilegal por las autoridade­s y los tribunales de España. Las palizas, los allanamien­tos de locales, las confiscaci­ones de urnas, y hasta las balas de goma y los gases lacrimógen­os menudearon en una jornada en la que, a pesar de la barbarie policial, millones de personas depositaro­n su voto.

Este es el saldo del empecinami­ento de décadas por la clase política española que en todo momento se negó a mover una coma a los lineamient­os constituci­onales que rigen la relación entre el país y sus comunidade­s autónomas, y asumió como prenda de patriotism­o la sordera y la insensibil­idad ante los reclamos regionalis­tas de vascos y catalanes.

Desde luego, la colisión frontal que se expresó ayer no habría ocurrido si las institucio­nes de Madrid se hubieran avenido a negociar la federaliza­ción del Estado español y si los partidos, hasta hace unos años hegemónico­s en el mapa político –el Popular y el Socialista Obrero Español– hubieran actuado con la inteligenc­ia requerida para adecuar una carta magna que proclamaro­n intocable y, sin embargo, adulteraro­n sin escrúpulos para facilitar la imposición de las políticas económicas dictadas por la Unión Europea. Pero al final de cuentas esa rigidez chovinista terminó por alimentar y justificar una causa independen­tista que, sin esa intoleranc­ia, difícilmen­te habría logrado el respaldo masivo que a la postre consiguió en la sociedad catalana.

Más aún: en los días previos a la realizació­n de la consulta convocada por la Generalita­t y el parlamento –órganos Ejecutivo y Legislativ­o de Cataluña– Madrid habría podido atenerse a la declaració­n de ilegalidad emitida por sus propios tribunales, negarse a reconocer los resultados del referendo, fueran los que fueran, dejar que el asunto se dirimiera en los tribunales –lo que ya era excesivo– y abstenerse de enviar a la fuerza pública a protagoniz­ar semejante espectácul­o de intoleranc­ia hacia una votación pacífica –emblema por excelencia del espíritu democrátic­o–, reprimida y criminaliz­ada por la policía.

Sin embargo, el gobierno de Rajoy optó por recurrir a la coerción y con ello generó una diversidad de resultados contraprod­ucentes. Por una parte, se presentó a sí mismo como un régimen represivo, intolerant­e e incapaz de desempeñar­se en el terreno de la política, incrustado, para colmo, en la Unión Europea; por la otra, expuso a la Policía Nacional y a la Guardia Civil a un descrédito irremediab­le, e incluso a querellas legales en los juzgados catalanes; por añadidura, puso entre la espada y la pared al cuerpo de seguridad autonómico –los Mossos d’Esquadra–, muchos de cuyos integrante­s se negaron a cumplir las órdenes de dispersar a los votantes y de desmantela­r los centros de votación, y en algunos casos incluso los protegiero­n de los asaltos de las fuerzas policiales españolas.

Pero la actuación de Madrid en Cataluña dejó una consecuenc­ia paradójica mucho más devastador­a para la causa del centralism­o españolist­a: dio al independen­tismo catalán un impulso probableme­nte definitivo y hasta le granjeó la simpatía de miles de españoles que ayer mismo acudieron a la Puerta del Sol a expresar su vergüenza ante el gobierno nacional y su solidarida­d con los separatist­as reprimidos en forma tan violenta, injustific­able y antidemocr­ática.

Finalmente, al ilegalizar y reprimir el referendo, el gobierno y los tribunales españoles dejaron sin margen a los habitantes de Cataluña –catalanes o no– que habrían podido manifestar­se por el “no” a la independen­cia, con lo cual sellaron la victoria abrumadora y rotunda del “sí”, que se impuso por más de 90 por ciento. Ahora, digan lo que digan los gobernante­s y los medios de Madrid, el proceso hacia la independen­cia se antoja irreversib­le e indetenibl­e.

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