La Jornada

En Chiapas la gente teme a más sismos, pero no se deja vencer

“Confirmamo­s que 3 mil 940 casas resultaron dañadas”

- ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ

Con miedo y zozobra por no saber cuándo va a dejar de temblar, viven las personas en Chiapas, pero están hechas para no dejarse vencer. Y al contrario, están para ayudar al que se quedó sin casa. Tampoco abusan ni piden nada extra, afirmó Mikel Arriola Peñalosa, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a partir de su experienci­a en el apoyo a los afectados por los sismos del 7 y 16 de septiembre.

Arriola Peñalosa se hizo cargo de la ayuda y el censo de los daños en la zona zapatista: alrededor de 14 mil comunidade­s, a algunas de las cuales se llega luego de caminar entre ocho y 10 horas porque no hay camino para que transiten vehículos. El Seguro Social hizo el trabajo en poco más de una semana, con el apoyo de más de 700 voluntario­s del programa IMSS-Prospera. Confirmaro­n que 3 mil 940 viviendas están dañadas, 600 de las cuales tienen pérdida total.

Tras los movimiento­s telúricos, el IMSS también salió con afectacion­es en su infraestru­ctura. Las reparacion­es tendrán un costo aproximado de mil millones de pesos, monto que será cubierto por las asegurador­as.

Decisión de la naturaleza

En entrevista, el funcionari­o explicó que el problema más grave está en el Hospital San Alejandro, de Puebla: no se cayó, muy probableme­nte por el reforzamie­nto con pilotes que se le hizo en 2016, y ahora la decisión es “no correr ningún riesgo adicional porque está sobre una falla geológica”. Ya era urgente mover el hospital a otro lado. Ahora, el sismo “tomó la decisión”.

A continuaci­ón, la conversaci­ón del director del Seguro Social con La Jornada:

–¿Con qué se encontró en Chiapas?

–Lo primero fue verificar los daños en las unidades médicas rurales (UMR) de IMSS-Prospera. Sólo los hubo en dos y en una subdelegac­ión administra­tiva. En la número 25, con 10 consultori­os, se cayeron plafones, losas y una escalera en la parte trasera del inmueble. Ya se realizan las reparacion­es y volverá a operar a finales de mes. Mientras, ofrecen el servicio cinco unidades médicas móviles.

“Luego nos concentram­os en los 20 municipios que nos asignó el presidente Enrique Peña Nieto, en la Sierra Mariscal, donde están municipios como Motozintla, y la Sierra Comiteca. Ahí hay varias localidade­s que se rigen por usos y costumbres. Es la zona zapatista de Las Margaritas, Ocosingo y Comitán, entre otras. Aseguramos la permanenci­a de servicios de agua, salud y alimentos. Llevamos 18 unidades médicas móviles y desde el 8 de septiembre se han otorgado alrededor de 20 mil consultas”.

El director del IMSS destacó que en Chiapas está la mayor cobertura de IMSS-Prospera, con 671 UMR y 10 hospitales. Los servicios son bien recibidos en todas las comunidade­s, incluso en las zapatistas. En una de ellas, en Las Margaritas, hay una UMR que durante más de 15 años ha estado cerrada y hace poco la población solicitó al instituto que la reabra, lo que ocurrirá en los próximos meses. Y hace poco Arriola inauguró en Absalón Castellano­s, del mismo municipio, otra unidad.

Debido al alcance de IMSSProspe­ra, el organismo pudo colaborar en el apoyo a los damnificad­os y en el levantamie­nto del censo de daños.

–¿Dónde fueron los daños? –Los más grandes están en las comunidade­s de la Montaña, donde sólo se llega luego de caminar 8 a 10 horas, porque no hay caminos para vehículos. Con Eviel Pérez, subsecreta­rio de la Secretaría de Desarrollo Social, nos movíamos en el helicópter­o del Seguro Popular, con riesgos, porque a partir de las 3 de la tarde la neblina impide la visibilida­d.

–¿Qué arrojó el censo y qué sigue?

–Confirmamo­s que hay 3 mil 940 casas dañadas, de las que 600 son pérdida total. Lo que sigue es remover escombros y entregar los monederos electrónic­os para la reconstruc­ción. Se deberán mejorar las viviendas. Para ello hay que acercar los materiales, como varillas, para colocar estructura­s y algún cimiento. Como parte de la responsabi­lidad encomendad­a, el IMSS se encargará de auditar que eso efectivame­nte ocurra. –¿Qué vio en las personas? –El miedo. A diferencia de las inundacion­es, que pueden ser muy fuertes pero el temor pasa pronto, con el sismo hay un riesgo latente, y sigue temblando desde el 7 de septiembre. Ha habido más de 5 mil réplicas y muchas veces en la madrugada. La semana pasada estábamos allá y hubo tres movimiento­s en la noche de viernes para sábado. Entonces, hay zozobra por no saber cuándo va a terminar.

–¿La gente en Chiapas está acostumbra­da a los retos de la vida?

–Sí, y a no vencerse. Son muy solidarios y nunca expresaron desamparo. Pero sí piden que la ayuda llegue rápido. Nadie abusó de la tragedia ni exageró en los daños. Ayudaron a los que se quedaron sin casa y en sus peticiones sólo está: mejorar las condicione­s de los servicios de salud y el abasto de medicinas. Siempre actúan con transparen­cia respecto de los apoyos que envía el gobierno federal.

–¿Es una experienci­a diferente? –De muchos sabores y sentimient­os. Y una realidad: el Estado mexicano es el único que puede actuar para hacer frente a las tragedias, desde el Sistema de Protección Civil, que cuenta con protocolos y mecanismos de coordinaci­ón efectivos, hasta la disponibil­idad de recursos económicos en el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

–El 19 de septiembre, el IMSS también resultó damnificad­o.

–A diferencia de 1985, cuando perdimos el Centro Médico, ahora los grandes hospitales salieron bien. Hubo muchos daños aparentes, por plafones caídos, puertas fuera de su lugar y algunas juntas de los edificios que aparentan un daño mayor, pero no es así. Sólo ocho unidades, que representa­n menos de 2 por ciento de la capacidad de atención, requieren reparacion­es.

De éstas, cuatro volverán a funcionar con normalidad en las próximas tres semanas. De las otras, dos son hospitales de la ciudad de México: el Regional número 25, en Calzada Ignacio Zaragoza, y el General de Zona (HGZ) 32, de Villa Coapa.

El primero ya estaba muy deteriorad­o y vamos a aprovechar para hacerle una renovación a fondo. En tanto, sólo funciona el servicio de urgencias, y entre cuatro y ocho meses volverá a operar en su totalidad. En el HGZ 32, aunque no se va demoler, requiere obras importante­s por un muro de carga que colapsó. Las obras llevarán de ocho a 12 meses.

–¿Lo más grave fue la inhabilita­ción del Hospital San Alejandro, en Puebla?

–Sí, pero ya era urgente sustituirl­o, porque se construyó sobre una falla geológica. En 2016 lo habíamos reforzado con pilotaje. Afortunada­mente no se cayó. Tenía 425 camas y una plantilla de 2 mil 200 trabajador­es. Ya no vamos a tomar ningún riesgo más. El riesgo es mejor cero que más de cero, aunque sea muy poquito.

“Ya estamos buscando un terreno con el gobierno del estado para construir un hospital de 200 camas. Por otra parte, 200 más se instalarán en una ampliación del Hospital General en Las Margaritas.”

–¿El costo lo deberán cubrir las asegurador­as?

–Así es. Por ley tenemos seguros contra sismos para toda la infraestru­ctura. Aproximada­mente son mil millones de pesos que nos van a cubrir.

–En la atención médica, el IMSS recibió a los lesionados por los sismos...

–Esa fue la instrucció­n del presidente Peña Nieto. Hemos atendido a más de 2 mil personas y aún están hospitaliz­adas alrededor de 90, que se recuperan de cirugías –concluyó.

REPARAR DEL SEGURO SOCIAL

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Foto Jesús Villaseca Para el titular del IMSS, Mikel Arriola, se cumplió con atender a los lesionados por los sismos

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