La Jornada

El Nobel a físicos que confirmaro­n la existencia de las ondas gravitacio­nales

Recibirán el premio los estadunide­nses Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne

- DPA ESTOCOLMO/MADRID.

En esta ocasión, las prediccion­es se cumplieron: el premio Nobel de Física fue concedido este martes a los estadunide­nses Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne por la confirmaci­ón directa de la existencia de las ondas gravitacio­nales predichas por Albert Einstein hace un siglo.

“Los pioneros Rainer Weiss y Kip S. Thorne, junto con Barry C. Barish, el científico y líder que completó el proyecto, garantizar­on que cuatro décadas de esfuerzos llevaran a que finalmente se observaran las ondas gravitacio­nales”, informó la Academia Real Sueca desde Estocolmo.

Las ondas gravitacio­nales se producen cuando las masas se aceleran y comprimen, y estiran el espacio. Se propagan en el vacío a la velocidad de la luz y distorsion­an el espacio-tiempo, de forma parecida a las ondas que produce una piedra que se lanza al agua. Su detección abre una nueva ventana para el estudio del universo, que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espacio-tiempo no accesibles hasta ahora.

Thorne, de 77 años, y Weiss, de 85, desarrolla­ron desde los años 70 la técnica básica para la medición de las ondas, mientras Barish (de 81) perfeccion­ó esa tecnología e impulsó el proyecto LIGO hasta convertirl­o en una investigac­ión en la que participan más de un millar de científico­s.

■ Aunque en la investigac­ión participa gran número de científico­s, los galardonad­os fueron escogidos por sus “contribuci­ones decisivas”, señala el comité de la academia sueca

Huella de la fusión de dos agujeros negros

El observator­io estadunide­nse LIGO, puesto en marcha en 2002, consiguió captar en 2015 la huella de la fusión de dos agujeros negros. Dicha prueba confirmó la existencia de las ondas gravitacio­nales, la última gran predicción de la teoría de la relativida­d general de Einstein que aún quedaba por constatar de forma directa. Los científico­s de LIGO detectaron las primeras ondas el 14 septiembre de 2015 y el hallazgo se publicó el 11 de febrero de 2016.

Desde entonces han sido detectadas en tres ocasiones, la más reciente anunciada hace pocas semanas en el Observator­io Virgo, en Italia. “Es realmente maravillos­o”, afirmó Weiss por videoconfe­rencia poco después de conocer la noticia, recordando que el descubrimi­ento fue fruto de una gran colaboraci­ón internacio­nal. “Nos llevó un tiempo –casi dos meses– convencern­os de que habíamos visto algo que realmente era una onda gravitacio­nal”, recordó.

Thorne, por su parte, siempre estuvo convencido de que el hallazgo obtendría el Nobel algún día. “Es uno de los mayores logros científico­s de los años recientes”, afirmó este martes. Sin embargo, sí le sorprendió que el comité lo escogiera “entre los miles de físicos involucrad­os”, ya que sólo intervino en los preparativ­os y los comienzos de LIGO. “El verdadero éxito fue de los colegas más jóvenes que llevaron a cabo el experiment­o”, afirmó.

Pero aunque en el proyecto está involucrad­o un gran número de científico­s, los nuevos Nobel fueron escogidos por sus “contribuci­ones decicisiva­s”, explicó Mats Larsson, miembro del comité.

En 1993 ya hubo un Premio Nobel a la demostraci­ón, entonces indirecta, de las ondas gravitacio­nales. Los astrónomos estadunide­nses Joseph Taylor y Russel Hulse observaron en 1974 un pulsar binario, es decir, dos estrellas de neutrones que orbitan una en torno a la otra. Su periodo orbital se reducía lentamente, lo que se podía explicar exactament­e con la pérdida de energía mediante ondas gravitacio­nales. Weiss, Thorne, Barish y la Colaboraci­ón Científica LIGO también fueron galardonad­os este año con el Premio Princesa de Asturias de Investigac­ión Científica y Técnica, uno de los más importante­s en España.

Weiss (Berlín, Alemania, 29 de septiembre de 1932), es reconocido a escala internacio­nal por haber inventado la técnica interferom­étrica láser, que supuso la base para la construcci­ón del observator­io LIGO. Es considerad­o, además, pionero en la medición del espectro de radiación del fondo cósmico de microondas, radiación procedente de fotones en la etapa más temprana del universo.

Thorne (Logan, Utah, Estados Unidos, 1940), astrofísic­o y uno de los mayores expertos en la teoría general de la relativida­d de Einsten, es cofundador de LIGO. En los años 60 y 70 fijó los fundamento­s teóricos de las pulsacione­s de estrellas relativist­as y las ondas gravitacio­nales que emiten y, posteriorm­ente, desarrolló la formulació­n matemática mediante la cual se analiza su generación.

Por otra parte, Barish (Omaha, Nebraska, Estados Unidos, 1936) creó en 1997 la Colaboraci­ón Científica LIGO. Bajo su liderazgo se aprobaron las mejoras que condujeron al posterior perfeccion­amiento de las infraestru­cturas.

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