Ishiguro gana el Nobel literario; ‘‘es absolutamente brillante’’
El escritor británico revela ‘‘el abismo bajo nuestro sentido ilusorio de conexión con el mundo’’
El más sorprendido con el anuncio del ganador del Premio Nobel de Literatura 2017 fue el propio Kazuo Ishiguro, el escritor británico con raíces japonesas que contra todo pronóstico se lleva este año el máximo galardón a las letras.
Para quien no lo ha leído, la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, lo definió simple y exactamente como un suerte de Jane Austen, con una pizca de Franz Kafka y Marcel Proust, es decir, experimental y conservador, en la línea justa entre la modernidad y la tradición.
Ishiguro se lleva el reconocimiento mundial y 9 millones de coronas suecas (845 mil euros o 1.1 millones de dólares) por revelar en sus novelas ‘‘de gran fuerza emocional, el abismo bajo nuestro sentido ilusorio de conexión con el mundo”.
Uno de los primeros colegas que saltó de gusto fue el escritor indo-británico Salman Rushdie, quien saludó a Ish en diálogo con el diario británico The Guardian: ‘‘Muchas felicidades a mi viejo amigo Ish, cuya obra he amado y admirado desde que leí por primera vez Pálida luz en las colinas… ¡y también toca la guitarra y escribe canciones!”
El comentario de Rushdie se debió, obviamente, a la polémica que se vivió el año pasado cuando la Academia Sueca premió al compositor, poeta y cantante Bob Dylan.
■ Para quien no lo ha leído, definió Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca, es una suerte de Jane Austen, con una pizca de Franz Kafka y Marcel Proust ■ Con una broma, Salman Rushdie dice que con su amigo Ish se vuelve a premiar a un cantautor, como Dylan
Trabajará novela gráfica
Kazuo Ishiguro se encontraba en su despacho, en Londres, cuando su agente literario lo llamó para darle la noticia. En un principio pensó que se trataba de una broma, y cuando por fin salió a enfrentarse a las decenas de periodistas que de inmediato llegaron a su barrio les dijo que continuaba atónito y halagado. ‘‘Durante buen rato no me lo creí. Es un honor magnífico, sobre todo porque significa que estoy siguiendo las huellas de los mejores autores”, declaró a la BBC.
El Nobel le llega en la etapa más fructífera de su carrera, con el proyecto en puerta de colaborar en la narración de cómics: ‘‘Estoy en tratos para trabajar en una novela gráfica, lo cual es bastante excitante para mí, porque es algo nuevo y me devuelve a mi infancia japonesa, cuando leí mangas”, dijo a la prensa.
El gran público lo ubica de inmediato por la que es considerada su obra maestra: Lo que queda del día (1989), llevada al cine en 1993 por James Ivory (protagonizada por Anthony Hopkins y Emma Thompson), que lo hizo ganar también el prestigioso Man Booker.
Ishiguro nació en 1954 en Nagasaki, Japón. Cuando tenía cinco años su familia se mudó a Reino Unido y no volvió a visitar su país de origen hasta la edad adulta. Sin embargo, su obra refleja esa doble cultura.
El autor creció junto con sus dos hermanas en Guildford, al sur de Londres. Su padre trabajaba como investigador marino y ni él ni su madre tenían mentalidad de inmigrantes; ‘‘siempre pensaron que algún día regresarían a casa”, contó el escritor.
Ishiguro descubrió su pasión por la literatura en la escuela primaria, cuando se aficionó a las novelas de espías. En la Universidad de Kent estudió filología y filosofía, y en East Anglia se formó en literatura creativa. Mientras, en los pubs londinenses probaba suerte de guitarrista, cantante y pianista.
Viajó por Estados Unidos y Canadá, y después trabajó como empleado social en la capital británica, donde ayudó a personas sin hogar.
Combinando un lado zen con la flema británica, se trata de un autor discreto que soñaba con ser cantante pop. Se le considera uno de los mejores literatos de su generación, pese a haber tenido que aprender el inglés.
Sus dos primeras novelas, Pálida luz en las colinas (1982) y Un artista del mundo flotante (1986) transcurren en Nagasaki, pocos años después de la Segunda Guerra Mundial.
Hegemonía de la lengua inglesa
En una entrevista en 1989 con la publicación Bomb Magazine, el escritor afirmó: ‘‘Me siento atraído por los periodos de la preguerra y de la posguerra, porque me interesa cómo los valores y los ideales son sometidos a prueba”.
Sus obras recientes contienen numerosos elementos de fantasía. Aclamada por la crítica, su obra Nunca me abandones fue considerada la mejor novela de 2005 por la revista Time. Con ésta introdujo ‘‘un frío trasfondo” de ciencia ficción en su obra, según el jurado del Nobel.