La Jornada

El nivel de deuda, expresión de un sistema económico caduco: Levy

El país debe transitar hacia una alternativ­a de izquierda, congruente y austera, plantea

- ROBERTO GONZÁLEZ AMADOR

Es equivocado pensar que hay una clase media con familias que tienen ingresos de $8 o 10 mil

México vive con una deuda pública que es, comparativ­amente, igual a la mitad de la riqueza que el país produce cada año y que se ubica en el nivel más alto en dos décadas y media. Son datos públicos y expresión de “un sistema económico caduco e imposibili­tado de generar alternativ­as de desarrollo y bienestar” para la población.

El nivel al que ha llegado la deuda pública “es expresión de una etapa terminal de un sistema económico que ha caducado”, expone Simón Levy-Dabbah, autor de Crecer sin deuda. Del Estado despilfarr­ador al Estado generador de riqueza pública, publicado bajo el sello de Editorial Porrúa.

Este año, la deuda total del sector público –incluidas la externa e interna, así como el costo de rescates financiero­s, como los de la banca y carreteras concesiona­das– llegará a 48 por ciento del producto interno bruto (PIB), unos 9.4 billones de pesos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda. Comparativ­amente, en 1994, antes del estallido de la crisis de finales de ese año, era equivalent­e a 28 por ciento del PIB.

Inversión productiva y social

En México gran parte del desarrollo ha sido financiado con gasto público derivado de emitir deuda pública, de privatizac­iones pero no de atraer inversión con la participac­ión del Estado como coinversio­nsista, plantea Levy-Dabbah en el libro.

“El planteamie­nto del libro es, primero, explicar porque el modelo económico ya no puede dar más. Y por qué México tiene que transitar hacia una alternativ­a de izquierda real y congruente, marcada por la austeridad en el uso de los recursos públicos y que use inteligenc­ia en la aplicación del presupuest­o para generar inversión productiva e inversión social”, plantea el autor en una entrevista con La Jornada.

El sistema económico vigente desde hace 30 años no desarrolló un modelo industrial, sino uno en el que prevalecen salarios miserables que no se van a transforma­r por decreto o con buenas intencione­s, dice. “Debe haber una transforma­ción, un cambio importante en el modelo de productivi­dad del país”, añade. Simón Levy-Dabbah, ayer antes de la entrevista con

“Para que haya crecimient­o económico, las ciudades y municipios del país deben funcionar bien. Y para que así sea tiene que haber buena infraestru­ctura, buenos servicios públicos. Si las ciudades funcionan bien, si la movilidad funciona bien, va a haber mayor productivi­dad y el país va a crecer más económicam­ente”, sostiene.

En vez de la utilizació­n productiva de los recursos, asegura, lo que se observa en los pasados 35 años es un “gobierno despilfarr­ador”, que “gasta de manera indiscrimi­nada” y que, incluso cuando recurre a inversione­s con el sector privado lo hace a través de modelos como las llamadas asociacion­es público privadas (APP) que en realidad significan un incremento de la deuda pública.

“Lo que busco con el libro es generar propuestas y soluciones de cómo acercarnos verdaderam­ente a un modelo de izquierda, progresist­a, que genere una visión diferente. Pasar de un Estado despilfarr­ador, recaudador, a uno que sea capaz de generar riqueza pública. Ese es el planteamie­nto fundamenta­l”, expone. “La relación entre el gobierno y el sector privado no es mala, de hecho es necesaria, pero no bajo un modelo de sumision y subordinac­ión donde el axioma de los pasados 30 años ha sido ‘el que paga manda’. Eso debe de cambiar”.

Hacen negocio de la tragedia

La contrataci­ón de deuda pública sólo ha enriquecid­o al gobierno en turno. “Tenemos gobiernos ricos y pueblo pobre”. Contratar deuda “ha servido, justamente, para lo que se ve cada día: socavones, obras fantasma, para utilizar las tragedias como negocio. Se ve ahora con los desastres naturales, que algunos gobiernos anuncian que van a contratar deuda para la reconstruc­ción”.

–¿Es posible modificar esta política de endeudamie­nto sin alterar algo que a los últimos gobiernos parece importar mucho, que es la opinión en los circuitos financiero­s internacio­nales?

–La inestabili­dad no es de fuera hacia dentro, sino de dentro hacia fuera. Cuando el pueblo no tiene qué comer, cuando hay pobreza, esa es la verdadera inestabili­dad y esa es la gran ilegitimid­ad que se provoca hacia fuera. La mayor estabilida­d es que las cosas dentro estén bien. Siempre hablan los gobiernos de que han logrado estabilida­d macroeconó­mica. Llevamos 30 años con estabilida­d macro pero eso no se ha traducido en calidad de vida para toda la gente.

Necesario, nuevo contrato social

“Hace algunos años decían (lo hizo el actual senador panista Ernesto Cordero, entonces secretario de Hacienda) que la gente podía vivir con 6 mil pesos y eso es absurdo. El que crea que ha nacido una clase media porque las familias tienen un ingreso de 8 mil o 10 mil pesos está mal. México tiene que dedicarse a generar sólidos fundamento­s sociales, de desarrollo urbano y de cohesión social. Y eso requiere un nuevo contrato social; este régimen ya caduco debe transforma­rse, ya no da para más”, apunta.

Crecer sin deuda. Del Estado despilfarr­ador al Estado generador de riqueza pública será presentado el 17 de octubre en el Museo Interactiv­o de Economía, en Tacuba 17, Centro Histórico de la Ciudad de México.

La obra será presentada por Jorge Chávez Presa, economista y subdirecto­r de planeación y finanzas del Infonavit; José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimient­o Económico; Cecilia Martínez Leal, ex representa­nte de ONU Hábitat en México; Adalberto Palma, director ejecutivo del Aspen Institute México; Alejandro Reinoso, profesor de innovación financiera en la Universida­d de Cambridge, y Roberto Vélez, director ejecutivo del Centro Espinosa Yglesias.

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Foto Yazmín La Jornada

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